La invasión israelí de Gaza y Cisjordania comienza a enturbiar la unidad entre los principales países de la UE. La decisión del presidente francés, Emmanuel Macron, de reconocer el estado palestino ha tambaleado las posiciones de la mayoría de potencias comunitarias en un momento clave para el devenir del conflicto. Con este movimiento, el Elíseo se suma al grupo que ya forman la República de Irlanda, Noruega y el Estado español; pero también se enfrenta a los principales aliados del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dentro de los 27. La primera en alzar la voz contra la oferta de París ha sido la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. La líder de los ultras de Fratelli d’Italia ha alertado que es «contraproducente» ofrecer a la Autoridad Palestina este reconocimiento en las condiciones actuales. «Podría ser contraproducente reconocer un Estado de Palestina sin que exista un Estado de Palestina», ha razonado.

La oposición de Meloni se suma a la ya expresada -de manera mucho más beligerante- tanto por Trump como por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Desde la Casa Blanca han restado importancia al posicionamiento del presidente francés. «La buena noticia es que lo que él diga no importa. Es una declaración sin ningún tipo de peso», ha declarado el presidente estadounidense en una atención a los periodistas antes de embarcar en el helicóptero presidencial. Antes, su secretario de Estado, Marco Rubio, había declarado que los EE.UU. «rechazan enérgicamente el plan de reconocer un Estado Palestino en la asamblea de la UE» que ha puesto Francia sobre la mesa.

La primera ministra ultra italiana Giorgia Meloni / EP
La primera ministra ultra italiana Giorgia Meloni / EP

Aliados en la UE

Por otro lado, ha encontrado más complicidades en el conocido como E3, el grupo de las grandes economías del entorno europeo, que Francia lidera con Alemania y el Reino Unido. El canciller Friedrich Merz y el primer ministro Keir Starmer se han unido a Macron en un comunicado conjunto para exigir un «alto el fuego negociado», que consideran «la mejor oportunidad para llevar a los rehenes a casa, poner fin al sufrimiento de las familias y aliviar a la población civil de Gaza». El texto insta a Israel a «poner fin a la guerra», que consideran una «catástrofe humanitaria». También han dirigido críticas hacia Hamás, a quien exigen su «desarme inmediato» y que se retire de la vida pública palestina. «No deben tener ningún papel en el futuro de Gaza», aseguran los mandatarios.

Starmer, sin embargo, ha matizado sus palabras, pidiendo una estrategia más amplia para alcanzar una «paz duradera y estable» en una de las regiones más volátiles del mundo. «El reconocimiento del Estado palestino debe ser uno de los pasos, pero debe formar parte de un plan más amplio que, en última instancia, resulte en una solución de dos Estados y la seguridad para palestinos e israelíes», añadió. En un giro históricamente cargado -hay que recordar que el 10 de Downing Street ha sido un aliado furibundo de Tel Aviv, ya antes del 7 de octubre-, Starmer ha calificado de «indefendible» la ofensiva de las Fuerzas de Defensa de Israel sobre la región. Ha atacado al gobierno de Netanyahu por «el hambre y la negación de ayuda sanitaria al pueblo palestino, la creciente violencia de los grupos extremistas de colonos y la desproporcionada escalada militar de Israel».

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante una rueda de prensa desde Bruselas / ACN

Israel estalla

La noticia del apoyo de Macron a Palestina ha caído como una bomba en Israel. No solo el gobierno ha lanzado críticas virulentas para el gobierno de la República; también lo ha hecho la oposición -en su caso, lanzando las culpas hacia Netanyahu-. El ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de extrema derecha de Tel Aviv, Gideon Saar, ha acusado a París de actuar «con objetivos publicitarios», y ha asegurado que el anuncio del reconocimiento «entorpece la liberación de los rehenes». «Las consecuencias serán que se alargue la guerra, así como el continuado maltrato a los rehenes y el sufrimiento de la población de Gaza», ha alertado, reconociendo al mismo tiempo el castigo colectivo que aplican las FDI sobre los civiles en la región. Por su parte, el líder de la oposición, Yair Lapid, ha calificado el anuncio de «error moral y desastre político». Ha sido, de hecho, aún más duro que Saar: «los palestinos no deberían recibir una recompensa por el 7 de octubre ni por apoyar a Hamás», ha vociferado en sus redes sociales. Todo esto en paralelo al anuncio de 120 nuevas muertes por hambre extrema en la Franja, donde la penuria, según las ONGs que actúan sobre el territorio, ya está fuera de control.

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