La Coruña, 2012. Un vendedor de lotería de la administración situada en el centro comercial Carrefour encuentra un billete de La Primitiva en el mostrador. Cuando lo comprueba, ve que está premiado con cinco millones de euros. Loterías y Apuestas del Estado no le abona el dinero porque detecta incongruencias en su relato y, cuando el caso empieza a ser conocido, 317 personas reclaman el premio. Todas aseguran que son las propietarias del billete, pero ninguna lo es. Esta es la historia real que aborda el periodista de investigación Xaquín López en
¿Por qué decidió hacer un libro sobre este caso en particular?
Por mi trabajo como periodista el tema cayó en mis manos. Yo no lo conocía, a pesar de que soy gallego, porque hace 25 años que vivo en Madrid. Me llegó en 2019, cuando el tema ya estaba a los medios de comunicación desde 2013. Después vi la repercusión del reportaje que hice para un informativo televisivo y la reacción del entorno, de la redacción y de la gente de la calle. Esto es un buen termómetro y me hizo ver que no era como el trabajo habitual. Lo capté enseguida y me puse a buscar contactos desde Madrid. No fue complicado encontrar un contacto clave que no puedo desvelar, pero que me encarriló y me envió material y documentación para estudiarla. Esta fue mi primera incursión en el tema.
¿Cómo se han tomado los 317 reclamantes del billete que haya decidido investigar y sacar a la luz el caso?
He querido evitar el morbo, la crítica fácil y el humor irónico con los reclamantes. Esto es lo que se ha hecho con ellos en general y lo que me parece menos interesante de todo el asunto. Lo importante es mantener cierta distancia y respeto. Creo que he encontrado la clave para explicarlo y es una cosa de la que no se ha hablado nunca en este caso: entre los 317 reclamantes hay un gran componente o porcentaje de ludopatía. En el programa que hicimos para la televisión, en el mes de mayo, entrevisté a un psicólogo clínico de La Coruña que me dio las claves de este fenómeno de la ludopatía en estos perfiles. Él lo denomina pensamiento mágico, es decir, personas aficionadas al juego que por un motivo u otro se enteran de que hay un premio de cinco millones que no se ha cobrado y que está vinculado a una de las administraciones de lotería de las cuales son clientes. Se creen entonces con el derecho de reclamar porque no aparece el dueño del billete y ellos apuestan en esta administración. Es como volver a jugar otra vez. Hay algunos que yo he entrevistado que han llegado a obsesionarse, y eso sí que es una ludopatía extrema. Tengo algunas anécdotas sobre esto.
¿Como qué?
El día siguiente a emitir el documental en la televisión, el 25 de mayo, una pareja de ancianos fue al juzgado de guardia de Valladolid y reclamaron el premio. Decían que era suyo. Este es el efecto llamada: cuando este tema sale en los medios de comunicación salen los durmientes que se obsesionan. También me pasó que, el día siguiente a salir en una entrevista en un medio de comunicación, recibí un correo electrónico que decía que la persona en cuestión era la propietaria del billete. Es un tema recurrente cada vez que sale la noticia a la prensa.

¿A qué cree que se debe esta fiebre por la lotería?
Después de haber hablado con el psicólogo clínico que trabaja en el mundo de la ludopatía, he descubierto que hay unos índices de ludopatía increíbles en este país y que no se conocen y, por lo tanto, no se tratan. El psicólogo es muy crítico con el papel de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) porque es una institución que recauda ingentes cantidades de dinero, pero que no tiene el protagonismo que tendría que tener en las tareas de rehabilitación de los ludópatas. Si eres una institución que vive del juego, que lo potencia, tienes que pensar qué haces el día siguiente. ¿Hagamos alguna inversión en proyectos de rehabilitación de ludópatas o no hacemos nada? Es una crítica muy acertada.
La SELAE es de hecho la institución que queda más señalada a ‘El cambiazo’.
Focalizo en ellos porque tuvieron un protagonismo especial en todo este asunto. Ahora bien, se tiene que diferenciar entre la SELAE del2012 y la de 2023. La actual se ha volcado en la investigación, ha sido muy transparente con la policía y gracias a la información que ha dado se ha resuelto el caso. La de 2012 no participó en la investigación. Hubo muchos vacíos y dijeron que ellos no tenían que investigar. De hecho, la misma Fiscalía y los jueces de instrucción del número 7 y 8 de La Coruña los declararon investigados en la causa, a pesar de que la Audiencia Provincial los desimputó después. Ellos tienen mucho protagonismo porque la primera noticia de este caso la recibieron una semana después de los hechos y no hicieron nada. Podrían haber hecho mucho más, no estuvieron a la altura, según dice la policía, la Fiscalía y los jueces.
Si lo hubieran hecho, la persona premiada habría podido cobrarlo antes de morir.
¿Cómo es posible que la SELAE, sabiendo que hay un billete premiado con cinco millones que no tiene dueño y que se ha extraviado, no llamara al administrador de lotería que selló la apuesta? Era tan fácil como llamar a la administración, que pertenece a su institución, y preguntar si recordaban la persona que compró el billete aquel jueves. Y no solo esto, se podrían haber visualizado las cámaras de vigilancia del centro comercial Carrefour dónde es esta administración y se podría haber visto la persona en cuestión entrando y después saliendo en la hora exacta en la que se selló. Parece que no había mucho interés inicialmente por parte de nadie de encontrar esta persona.
Ha dicho que el psicólogo le aseguró que las cifras de ludópatas en el estado español son muy grandes y se desconocen. ¿Por qué no se tiene muy controlado este problema?
Hay una bolsa oculta de gente que no va a los centros de tratamiento y si no vas es difícil que haya una estadística fiable. Es igual que el consumo de alcohol en estas fechas. Mucha gente que está en programas de rehabilitación que tiene que convivir con unas fiestas donde nos bombardean con cava, vino y todo tipo de bebidas alcohólicas. Esto es lo mismo, una barra libre para el juego.
¿Qué precio cree que la gente está dispuesta a pagar para ser millonaria?
El precio es incalculable porque es muy fácil obsesionarse con este tema, he conocido a muchas personas a quienes les ha pasado. Reclaman una cantidad millonaria sabiendo que no es suya y no les corresponde y siguen con esta cantilena incluso cuando ya se sabe quién era el dueño del billete. Esto demuestra una obsesión delirante. Hay personas que todavía hoy en día dicen que no duermen bien, que siguen obsesionados con el tema, incluso cuando se sabe que hay un propietario demostrado del billete. No tienen ninguna opción de conseguir el premio y allá siguen.
Llegan a salir de la realidad incluso.
Sí, sí. Es una manera de volver a jugar. Imagino que lo que le gusta al jugador profesional es el riesgo, la emoción del juego. Si sigues reclamando, sigues metido en el juego, subido al caballo al hipódromo y compitiendo. Es como volver a jugar de nuevo.
¿Ha llenado los vacíos que quedan en el caso con ficción o ha huido de ella al 100%?
Me habría gustado que fuera 100% no-ficción porque soy periodista y escribo reportajes de investigación. Las circunstancias, sin embargo, me hicieron recurrir a la ficción para un capítulo fundamental del libro. Para el periodista, escribir sobre esto es un campo minado que es muy complicado atravesar sin salir amputado. Creo que lo estoy consiguiendo y esto era uno de mis objetivos y el reto más grande para mí. Hay abogados que se juegan con este caso una minuta de 500.000 euros, y no consentirán que haya un periodista investigando a fondo que les perjudique. Esto es exactamente lo que me ha pasado. He recibido un burofax de la abogada de la viuda y la hija del dueño real del billete en el que se me prohíbe todo con relación a esta persona. No puedo desvelar su nombre, su fotografía, describir su vida o sus hábitos… Nada. No puedo citarlo en ninguna parte. Aquí tuve las manos atadas porque si lo hacía me arriesgaba a una querella. Prefería evitarlo y lo hice introduciendo un capítulo donde hago un relato literario con personajes inventados, pero dónde hablo de esta persona. Me gustó la manera que encontré para resolverlo porque tengo información muy interesante periodísticamente sobre las circunstancias de esta persona y no podía dejar de hablar de él. Encontré la manera de hacer un giro literario para esbozar con este capítulo un poco de la persona de la cual no puedo hablar.
¿Si la familia del dueño del billete lo llevara a juicio, usted no podría argumentar que está explicando una información de interés público y ganar la querella?
Sí, creo que sí. De hecho, estuve tentado de romper el burofax y tirarlo a la papelera. Pero después surgió esta opción literaria y me pareció que era una línea que no perjudicaba a nadie y que podría aportar cosas nuevas al lector. Al final decidí no forzar la máquina, pero consulté a la Asociación de la Prensa de Madrid, el Colegio de Abogados, jueces, fiscales y otras voces autorizadas. Había varias opiniones. Creo que es un abuso de poder, un chantaje al periodista poniéndole una línea roja que si salta comportará una querella. Es una coacción y una censura al trabajo del periodista. Me interesaba denunciar este tema por sentar precedentes de cara a futuros casos similares, pero no tuve el apoyo que esperaba del colectivo de periodistas de la asociación. Esperaba que me dijeran que íbamos a todas con su abogado, pero no fue así y preferí salvarlo de este modo.
Es habitual recibir un burofax cuando a alguien no le gusta el que publicas.
Sí, totalmente, y es un abuso de poder absoluto.
¿Ha conseguido los objetivos que perseguía al empezar la investigación?
He conseguido más de lo que esperaba, porque creía que me encontraría con un muro para acercarme a la figura del propietario del billete. Todavía sigo investigando, porque hay lados oscuros y ángulos que todavía no se conocen de este caso. Espero poder aclararlos y que en la segunda edición esté todo completo. Esto sería una bomba de efecto controlado dentro de toda la historia del billete robado, un caso muy delicado y de juzgado de guardia.
¿Cómo cree que acabará el caso? ¿Se sacará por fin el billete de la caja fuerte donde hace diez años que está?
Hoy en día, con toda la información que hay sobre la mesa, no tengo ninguna duda de que se abonará el billete a la viuda y la hija del propietario. Ellas son las herederas y el billete les pertenece, la policía lo ha demostrado con un trabajo brillante. Empezaron a investigar en 2019, cuando ya habían pasado siete años de los hechos, lo peor que le puede pasar a un policía. La investigación llegó a la conclusión de que el vendedor de la administración era un estafador y encontró a la persona propietaria del billete. Los dos investigadores que llevaron el caso, de hecho, recibieron la medalla de la policía. Ahora bien, no se resolverá rápidamente. Estamos en un ámbito judicial, penal, y actualmente hay una petición de pena de seis años de prisión para el vendedor del billete y su hermano, delegado de loterías de La Coruña. Se sentarán al banquillo de los acusados sí o sí, pero puede haber conformidad de pena, es decir, que lleguen a un acuerdo para evitar la prisión. Esto implica asumir el delito y, por lo tanto, la familia reclamará el pago del billete en una instancia civil. Tardará como mínimo un año, pero creo que se cerrará el asunto ya.
¿Por qué la policía no investigó los hechos hasta siete años después?
Porque todo se hizo por la vía civil, que no investiga. Si alguien hubiera recorrido en algún momento a la vía penal se habrían avanzado antes los plazos. Si al juez de instrucción del número 7 en vez de llegarle la causa en 2019 le hubiera llegado en 2013, automáticamente se habría empezado a investigar y habría sido más fácil. En aquellos momentos todavía vivía la persona propietaria del billete, que murió en enero de 2014, pero nadie actuó cómo habría tenido que actuar y se ha atrasado todo.