«Pors Puig [Miedos Puig]». En esta expresión, escrita en catalán aunque el libro es en castellano, concentra el exlíder de Los Sencillos el camino tortuoso que ha sido en muchos momentos su vida. Se desnuda y lo vierte todo sin tapujos en Yo no quería ser Miqui Puig, que acaba de publicar con el sello editorial Magazzini Salani. El libro es una confesión a fondo. O quizás es una máscara más, como apunta en el prólogo Kiko Amat, escritor y amigo del músico desde finales de los 80. Amat no descarta que la persona Miqui Puig haya vuelto a construir una nueva versión del personaje del mismo nombre, que siempre ha sido una coraza. Lo advierte pero le resta importancia: lo que cuenta es un texto que se lee como una novela aunque no lo sea y que aborda de manera descarnada lo que implica la fama y la pérdida de la fama, el final del éxito para alguien que siempre ha sufrido por el fracaso, el rechazo y la soledad. La lucha contra todo ello durante décadas, descubrir que salir del infierno después de haber caído en él desde lo que parecía un Olimpo es el verdadero éxito. Y, de fondo, el retrato de una época, la de la escena musical de los 90, cuando Los Sencillos lo petaban, la Barcelona preolímpica, la olímpica y la postolímpica, cuando las televisiones aún apostaban por los programas de música en directo.

Amigos, compañeros y fans abarrotaron uno de los locales de la librería Finestres para la presentación del libro el viernes al final de la tarde. Miqui Puig, que además de componer canciones y cantarlas y de ser productor musical, mánager y DJ, ha trabajado en la televisión –El Club, Factor X– y en la radio –conduce el programa Pista de fusta en Icat–, sabe muy bien cómo funciona la comunicación. Más es más, nunca es demasiado. Y lleva días recorriendo platós y estudios de radio concediendo entrevistas, preparando el terreno para Sant Jordi.

Los lectores de El Món lo encontrarán pronto en la serie Entrevistes rares a gent rara, de Vicent Sanchis, hábitat ideal para alguien que tiene una canción titulada Raros. Componerla en 2019 fue su manera de «dar la vuelta» al impacto del grito «gordo maricón» que le perforó la piel en un concierto en Málaga, un insulto que no era la primera vez que escuchaba y que se repetiría otras veces. «Solo acertaron en lo de gordo», ironizaba el viernes en la presentación, mientras su mujer, María José, reía y aplaudía con el resto del público. De hecho, el libro, basado en sus diarios íntimos escritos entre 1992 y 2016 –año de la muerte de su padre–, contiene una larga cadena de desengaños amorosos con mujeres que pasaron por su vida –o alrededor de ella: «llamo a chicas para quedar, pero no se encuentran bien»– y lo desesperaron. Hasta que en un bolo en León apareció Mariajo, de quien asegura, literalmente, que lo «salvó».

Presentación del libro ‘Yo no quería ser Miqui Puig’, con el autor, el músico Miqui Puig, y Toni Clapés como presentador del acto. Barcelona 21-03-2025 / Mireia Comas
Presentación del libro ‘Yo no quería ser Miqui Puig’, con el autor, el músico Miqui Puig, y Toni Clapés como presentador del acto. Barcelona 21-03-2025 / Mireia Comas

Con el sentido del espectáculo que lleva allá donde va –si algo sabe hacer es llenar el escenario, en una comida con amigos, en una sesión de DJ, en un concierto, en una entrevista–, Miqui Puig apuntó alto para el acto de la Finestres. Por si no era suficiente con él, el presentador fue Toni Clapés. Ahora que cualquier espabilado se hace llamar creador de contenido, ver a dos veteranos soltándose en la falsa intimidad de una librería llena de gente fue todo un espectáculo. La palanca ideal para el libro: si te ha gustado y quieres más, cómpralo, que «el autor firmará ejemplares». Esta última frase la dijo el mismo autor, lo que el presentador le recriminó: «¡Eso lo tenía que decir yo! Ahora el autor firmará ejemplares».

Duro consigo mismo y con otros

Era el colofón ideal para una ceremonia que no había seguido ningún protocolo, con un presentador con tantos fans como el autor: cerrando el círculo, Clapés tuvo que hacerse un selfie con una amiga de Miqui Puig que aparece en el libro. Todo fue diferente de la mayoría de presentaciones. No hubo una chapa lisonjera del presentador con la subsiguiente tabarra autojustificativa del autor, sino una conversación que bien podría haberse producido en el Versió RAC1 y que de hecho ya se había producido ahí, aunque se hizo el esfuerzo de que fuera diferente para no aburrir a los que ya habían escuchado la entrevista.

Demostrando que había leído la obra, el radiofonista fue pinchando al cantante para arrancar una por una las capas de un texto que tampoco sigue ninguna norma. Es una inmersión caleidoscópica en los diarios escritos por el Miqui Puig de la época, con fragmentos agrupados por temas y comentados por el Miqui Puig de ahora. Reflexiones actuales hechas en algunos casos con dolor –el adiós prolongado de Los Sencillos– y en otros con serenidad o con ironía. Sin ahorrarse críticas, por ejemplo al talent show Factor X –»sufría» por los jóvenes concursantes– o a las fiestas mayores en las que los ayuntamientos gastaban millonadas de dinero público en grupos que no lo valían. Y lanza algunos dardos, por ejemplo a Andreu Buenafuente y El Terrat –a quienes acusa de haberle plagiado una idea que le habían rechazado– y a Pau Donés, que una vez se rio de cómo iba vestido, «precisamente él».

Presentación del libro ‘Yo no quería ser Miqui Puig’, con el autor, el músico Miqui Puig, y Toni Clapés como presentador del acto. Barcelona 21-03-2025 / Mireia Comas
Presentación del libro ‘Yo no quería ser Miqui Puig’, con el autor, el músico Miqui Puig, y Toni Clapés como presentador del acto. Barcelona 21-03-2025 / Mireia Comas

Quizás Miqui Puig es miedoso. Si lo dice él, debe ser así. Pero seguro que no es cobarde. Porque, si no, no escribiría frases como: «No sirvió de nada alargar la muerte [de Los Sencillos], no sirvió de nada hacer conciertos después, precisamente habíamos muerto por falta de público«. O bien: «Los Sencillos, nombre registrado del que pago puntualmente la renovación para su uso artístico, como quien paga un seguro de decesos». O aún: «En aquella época todavía no había un nombre asignado para las embestidas que recibía, aquellas bromas sobre el físico. No se llamaba gordofobia. Puede que hubiera un poco de paranoia por mi parte también, que me serviría y haría servir después en momentos de victimismo«.

El chico de l’Ametlla del Vallès que quería ser piloto de motos o diseñador de moda

Como dice que no quería ser Miqui Puig, hasta el punto de titular así sus memorias, Clapés quiso saber qué quería ser. Y resulta que quería ser piloto de motos de trial –las motos que veía en su pueblo, l’Ametlla del Vallès– o bien diseñador de moda. No es por casualidad que dedica un capítulo del libro a la moda y repasa, pieza por pieza, todos los elementos de los cinco looks preferidos de su carrera. «Yo de joven compraba el Solo Moto, el Popular 1 y el Dunia, porque no nos llegaba el Vogue«, soltó en uno de los momentos hilarantes de la presentación. «Hombre, claro, así no me extraña, ¡sumas todo y salen Los Sencillos!», replicó Clapés levantando la voz para hacerse oír por encima de las risas de los asistentes. Mientras tanto, el cantante se señalaba el jersey que había elegido para el acto, de colores pasteles, con el fondo de color salmón y con grandes aves y plantas tropicales estampadas.

Entre el público, muchos de los que se tendrán que buscar en las páginas del libro, con mención especial a Santi Trullenque, cineasta y amigo del alma y que no ha parado hasta que lo ha visto escribir lo que ha escrito, además de hacer una aportación directa con las fotografías de la cubierta.

El otro pilar –además de «Antònia», su madre– del cual quiso hablar fue Jordi Ramírez, su mánager desde 2007, quien le «dirige la carrera con mano firme». «Un mánager es eso y es quien te prepara para el día que todo desaparece, para el día que cambia el público y deja de ir a verte». El momento de Los Sencillos pasó y Miqui Puig, que era su líder –»un líder tiene que tomar decisiones difíciles, es mejor no ser amigos»–, arrastra los efectos de la situación. Pero por mucho que el público haya cambiado, los menores de 30 años de 2025 siguen reconociendo Bonito es cuando la escuchan.

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