Cataluña se prepara para una nueva fiesta de Sant Jordi de «proximidad» y «descentralizado» para hacer frente al reto de volver a celebrarse en día laborable, una situación que hacía más de cuatro años que no se producía. El editor y coordinador de la comisión del Día del Libro y la Rosa en representación a la Cambra del Llibre, Jordi Ferrer, ha remarcado durante la presentación de la edición de este año desde el Ateneo Barcelonès de este lunes por la mañana que el próximo martes 23 de abril «todas las poblaciones de Cataluña tendrán, como mínimo, una parada de libros y rosas» porque todo el país «se llena de magia y tradición». Este año, pero, con la complejidad logística de compaginarlo con el trabajo de la población, puesto que después de unos cuantos años vuelve a ser laborable.
Ahora bien, a pesar de que la fiesta se extiende por todo el territorio catalán, Barcelona mantendrá el peso de San Jorge. En la capital catalana, en plena polémica por la obligación de pagar para poder poner la parada, habrá varias novedades. La Rambla volverá a quedar llena de rosas y libros, desde la plaza de Cataluña hasta Santa Mònica. Una imagen que no se veía desde antes de la pandemia con motivo del atentado del 17 de agosto del 2017. «Las paradas estarán muy esponjadas por la Rambla para hacer frente a la complejidad logística de volver a preparar una fiesta en día laborable. La voluntad es que este espacio se quede por los años próximos», apunta el presidente del Gremi de Llibreters de Cataluña, Èric del Arco, que augura «buenos resultados» para la fiesta de este año. Según relatan desde la Cámara, también aseguran que habrá más presencia de paradas en todos los distritos de la ciudad, como por ejemplo a la flamante biblioteca García Márquez, que este año también acogerá el pregón de la fiesta. «El objetivo es hacer un San Jorge de la manera menos densificada posible y repartida por barrios», apunta Ferrer.
Siguiendo esta misma línea, desde el Gremio de Libreros también detallan que se ampliará el número de paradas al distrito de Gracia, puesto que es el sector barcelonés que acumula mayor densidad de librerías en relación con el volumen de población: «Hay tanta densidad que no podíamos ofrecer espacio para todo el mundo», detalla del Arco, que asegura que este año la calle Grande de Gracia quedará lleno de paradas «desde Jardinets de Gracia hasta Travessera». En total, en la capital catalana habrá 336 paradas de libros.

En el ojo del huracán por nuevo modelo de pago
Durante el acto de presentación de la fiesta de este año, interpelados por periodistas, desde la Cambra del Llibre y el Gremi de Llibreters de Cataluña, han defendido el nuevo modelo de pago para Barcelona. Un modelo que ha despertado malestar entre varias entidades del sector, puesto que consideran que el hecho de obligar a pagar una tarifa para poder colocar una parada es mercantilizar la fiesta. En este sentido, Ferrer ha detallado que la tarifa que hay que abonar para inscribirse es de 80 euros por un módulo de 6 m². Hay que tener en cuenta, pero, que los máximos módulos permitidos para un editor son dos (12 metros cuadrados) y 4 en caso de que haya firma. «Es una tarifa simbólica», apunta Ferrer.
En este sentido, la consejera de Cultura de la Generalitat de Cataluña, Natàlia Garriga, ha detallado que el grosor del gasto está cubierta por la administración. De los 240.000 euros que se han invertido este año, 170.000 euros los ha puesto el Gobierno, 30.000 euros han ido a cargo del Ayuntamiento de Barcelona, y 40.000 son de las aportaciones de los paradistas. Tanto Garriga como el regidor de Cultura e industrias Creativas del Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Marsé, como la Cambra del Llibre y el Gremi de Llibreters coinciden que este modelo de «cofinanciación» no implica la «privatización» de la fiesta. «Sigue siendo una fiesta popular, puesto que la población no tiene que pagar para poder acceder a una parada y decidir si compra un libro o no», argumenta Jordi Ferrer, que considera que «popular y gratuito son dos conceptos que no están obligados a ir ligados».