El confinamiento trajo con él un repunte en la lectura. Las ventas de libros aumentaron y la gente recuperó la costumbre de sumergirse entre las páginas de una novela en vez de navegar de una red social a la otra. ¿Pero ha sido solo un espejismo durante la pandemia? Los libreros celebran que no haya sido así y que se haya recuperado la cultura de leer, cuando menos, algo más que antes del confinamiento. Entre los libreros que continúan viendo sus librerías llenas tres años después está Carlota Freixenet. La Carbonera continúa teniendo un flujo de clientes más alto del que había antes de la pandemia, a pesar de que Freixenet admite que “ya no hay tanta gente como en el momento posterior al confinamiento”. 

Por su parte, la propietaria de la Librería Litoral, Patrícia Camiño, asegura que durante la pandemia el incremento de las ventas por internet fue “brutal” y que esta tendencia “no solo se ha mantenido, sino que este año incluso ha aumentado”. Este auge en la lectura, asegura, les puede hacer “morir de éxito” este Sant Jordi

Otras librerías apuntan que la demanda de libros se ha “resituado” después de la pandemia: “Ahora encontramos gente que antes no leía y desde el confinamiento sí y otros que han dejado de hacerlo”. Aun así, el responsable de la librería Foster & Wallace de Vic señala que en general sí que se ha mantenido el nivel de lectura. Por su parte, Marc Caparrós, de la librería Cinta, destaca que a pesar de haber podido trabajar durante el confinamiento las ventas fueron inferiores a las que habrían tenido en una situación de normalidad. 

Un gasto menor por el incremento de precios

Lo que sí que ha cambiado una vez superadas las restricciones en el ocio de la pandemia es el gasto de los clientes, que ahora invierten mucho menos. “Las librerías éramos las reinas del mambo, porque no se podía ir a otros lugares”, explica Carlota Freixenet. Actualmente, además, la crisis del papel ha provocado un incremento importante del precio del libro, por lo cual quien antes compraba dos ahora se lleva solo uno. “Se nota mucho este aumento. De hecho, hemos mantenido la facturación vendiendo un 12% menos de ejemplares”, concluye la responsable de La Carbonera. 

Una de las librerías de la 'booktown' de Calonge / Mireia Comas
Una de las librerías de la ‘booktown’ de Calonge / Mireia Comas

Los libreros miran al cielo esperando un Sant Jordi “buenísimo”

Si en algo coinciden todos los libreros es en el hecho que será un Sant Jordi “buenísimo” si el tiempo lo permite. “Será mejor que el año pasado porque estamos más preparados para las inclemencias del tiempo y se están tomando medidas”, explica la responsable de La Carbonera, que insiste que han aprendido la lección. “Tenemos grandes perspectivas, en especial porque poder alargar el Sant Jordi durante dos días será positivo para todos, para las librerías de Barcelona y para las de fuera”, explica. 

Camiño añade que las perspectivas son “buenísimas” porque incluso con las granizadas del año 2022 la fiesta “fue un éxito”. “En las horas que pudimos vender no paramos y este año, además, el Ayuntamiento de Barcelona vuelve a darnos todo el paseo de Gracia”, explica. Añade que el espacio es “el mejor de toda Cataluña”. Así pues, prevén que será “el primer Sant Jordi de verdad” después de la pandemia y celebran que pueden “morir de éxito”. 

El propietario de la librería Cinta coincide en estas buenas previsiones, en especial porque la fiesta cae en domingo y “la última experiencia que tenemos de un Sant Jordi de 48 horas es muy buena”. La librería de Vic coincide que el hecho de que caiga en domingo será “un impulso”, a pesar de que la lluvia les preocupa. “Esperamos un Sant Jordi bueno, aunque el tiempo no acompañe. La gente ya empieza a comprar ahora”, explica Marc Caparrós. 

Una librería escéptica con Sant Jordi

La librería La Fatal no está tan entusiasmada con Sant Jordi. Su responsable, Jordi Souto, asegura que no son «especiales defensores” de esta fiesta porque los gusta “allanar el consumo lector”, a lo largo del año, en vez de fomentarlo un día. “Nos centramos en la fidelización para diferenciar el comprador ocasional de Sant Jordi de los clientes habituales, que son los de calidad”, explica. Sant Jordi, añade, es un “fenómeno comercial”. Aun así, la librería hace recomendaciones para el 23 de abril, pero siempre son libros que no son novedades: “Huimos de la prisa de la última novedad”. 

Ahora bien, Souto admite que el día de Sant Jordi y la semana anterior las ventas se disparan y esto ayuda a mantener la librería abierta. “Se vende muchísimo más que el resto del año. Es indiscutible que el que se vende por Sant Jordi supera el resto de días del año y en un solo día vienes mucho más que en meses”, explica. 

El perfil de comprador de Sant Jordi, explica, es más variado y hay tanto hombres como mujeres, pero el lector fiel, el que los interesa de verdad, es muy diferente. “Hay muchísimas más mujeres que hombres, una proporción de 80-20, y normalmente son adultos”. 

Una mujer lee un libro al lado del mar / Pixabay
Una mujer lee un libro al lado del mar / Pixabay
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