Los personajes de Como si fuera ayer están a mitad de semana y parece que todos están un poco alterados. Quique (Biel Duran) lleva días preocupado por la paternidad de Adrià. Las pruebas del urólogo han dictaminado que es estéril y ahora está buscando fantasmas del pasado que le ayuden a recuperar el ego. El problema de todo esto es que piensa que Cristina (Carlota Olcina) pudo engañarlo con otro hombre, pero no tiene mucho sentido que se ponga así después de 15 años sin tener ninguna duda, ¿verdad?
Por su parte, Sílvia (Montse Germán) todavía arrastra ciertos problemas de salud desde la primera semana de la novena temporada. Entre el discurso humillante de un doctor con pocas ganas de trabajar y la presencia de la expareja de Francesc (Eduarch Buch) que se pasea por su vida como si no lo hubiera dejado plantado en el altar hace 25 años, cada vez está más harta de soportar tonterías. Ambos amigos han perdido los papeles en el capítulo de este miércoles 8 de octubre.
La paranoia de Quique traspasa fronteras
Hace unos días que Quique intenta encontrar sentido a las palabras de su urólogo. Unas pruebas sobre su esperma especifican que puede ser estéril, pero eso tampoco significa que no haya sonado la campana en algún momento y que, por lo tanto, cuando todavía estaba con Cristina, fueran padres de su hijo Adrià. En estos casos siempre hay un porcentaje de probabilidades, pero el profesor del instituto ha decidido que era buena idea enfadarse con todos. Ha cuestionado varias veces la maternidad de Cristina, acusándola de mentir y de haberlo engañado, pero su ataque desatado ha llegado en el capítulo de este miércoles.

Han decidido enviar a Adrià a Inglaterra para estudiar y reforzar el inglés, pero para Quique hay algo que huele a chamusquina. Cuando descubre quién será la persona que se hará cargo de su hijo en Oxford, su cabeza empieza a echar humo. Se trata de Hugh, un amigo de Cristina que pasó mucho tiempo en Barcelona cuando todavía eran un matrimonio. Su paranoia alcanza niveles impensables porque ha recordado que el hombre estuvo presente durante el parto de Adrià cuando él estaba en un viaje de fin de curso. Con toda esta información se planta en la Barnateca en un ataque de ira sin precedentes.

La relación con Cristina pende de un hilo y con esta última escena es evidente que terminará echándolo a la calle. Frente a los clientes del local, Quique se enfrenta a su exesposa acusándola de enviar a Adrià al Reino Unido para que conozca a su verdadero padre. Cristina, muerta de vergüenza y sin tolerar este discurso en el que la acusa de infiel, acaba echándolo de la Barnateca. ¿De verdad Quique cree que ella pudo engañarlo durante 15 años? ¿Está comportándose así porque han rebajado su ego masculino o hay alguna posibilidad de que el niño sea hijo de otro hombre?

Sílvia estalla contra todo y todos
Quien también está muy nerviosa es Sílvia. Hace días que no se encuentra bien, siente que los médicos no le hacen caso y directamente le han recetado ansiolíticos porque acumula estrés y ansiedad y solo son «problemas de mujer menopáusica». Si ya estaba preocupada porque acumula síntomas que no son normales, basta sumar la reaparición de Ona (Carmela Poch), la expareja de Francesc. Ambos tuvieron una relación muy intensa hace un cuarto de siglo, pero ella, que era tenista profesional, lo dejó colgado para perseguir sus sueños. Ahora ha llegado a la serie de TV3 como profesora de Ruth (Carlota Keiko), la sobrina de Francesc y hija de Neus (Mercè Martínez). Desde el primer momento ha demostrado que quería volver a conectar con el hombre y Sílvia, que no tiene tiempo ni ganas de soportar estas estrategias, ha estallado después de ver su último movimiento.

¿Alguien recuerda el robo que sufrieron en casa hace unos días? Los del seguro necesitan fotografías de todo lo que les hayan robado y Francesc le ha pedido la fotografía de una americana a Ona, porque la compraron cuando estaban juntos. La mujer ha estado persiguiendo a Francesc, buscándolo en el trabajo para volver a conectar y usando las historias del pasado para hacerlo caer. Francesc está hecho un lío, ve que su novia sufre y él mismo tiene la cabeza como un bombo después de este bombardeo de recuerdos. En este capítulo se ha puesto en contacto con el hombre porque necesita que le ayude para convencer a Neus. Sílvia ha fruncido el ceño, viendo las intenciones de Ona, pero lo peor ha sido ver las imágenes de la chaqueta que ha elegido: son dos fotografías en las que se ve a Ona y Francesc besándose.

Era evidente que Sílvia perdería los papeles y le ha faltado poco para no salir a la calle y buscarla para tener unas palabras con ella. «Esta tía es una desgraciada, como me volváis a hablar de esta tía os juro que…», ha exclamado totalmente fuera de sí antes de agarrarse el estómago con cara de dolor. Todos estos líos familiares no la ayudan a recuperarse, pero ¿realmente su problema son solo nervios?

Sea como sea, los espectadores han visto a dos personajes muy revolucionados a la espera de saber qué más han preparado los guionistas para ellos.