La semana continúa para los protagonistas del grupo del Reina Sibil·la. Com si fos ahir, la serie diaria de TV3 encara la recta final de la octava temporada y los guionistas comienzan a cerrar las tramas para sorprender a los fieles espectadores de la ficción catalana, que ya pueden ir preparando las palomitas para un final de temporada explosivo.
Las segundas oportunidades no siempre funcionan
En Comsi, las parejas son uno de los ingredientes que más juego dan. Aunque no siempre acaban bien -y si no que se lo pregunten a Eva (Alícia González Laá)-, el amor y las rupturas ayudan a tejer historias de lo más interesantes. La serie de TV3 busca ser un reflejo de la cotidianidad de la sociedad catalana, con situaciones que ocurren en el día a día de los espectadores, incluso aquellas que no deberían suceder. Bernat representa todo lo que no se debería querer en una pareja: un chico controlador, obstinado y narcisista. No puede soportar no ser el centro de atención y cuando ve que se descontrola, se victimiza para conseguir que lo perdonen.

Patri (Lua Amat) ha sufrido las consecuencias directas, a pesar de que sus amigos la han advertido. En todas estas semanas desde que comenzó la relación, ha sufrido faltas de respeto, control e incluso exigencias de un chico que no entiende un no por respuesta. Cuando parecía que finalmente se había librado de él, las lágrimas de cocodrilo de Bernat provocaron que la camarera de la Barnateca terminara perdonándolo. Ahora, sin embargo, no parece contento con su jugada y aún querrá más.

Bernat cruza una nueva línea roja
Patri sabe que no ha actuado como debería. Gemma (Àurea Márquez) y Andreu (Marc Cartes) han estado muy pendientes de ella, porque saben que es una relación tóxica y quieren evitar que ella sufra como Gemma con Eudald, el hombre que la maltrató. Eso sí, los consejos de ambos ha decidido ignorarlos, porque volver con Bernat es sinónimo de retroceder todo lo que había logrado en los últimos días. En el capítulo de este martes 8 de julio, Itziar (Mar Ulldemolins) y Gemma se sinceran sobre sus impresiones. Ven a Patri más animada, como si se hubiera recuperado de la ruptura, pero es más bien lo contrario. La chef de la Barnateca no se corta y lo critica a diestra y siniestra, pero pronto Patri termina cortando la conversación. Cuando descubran que ha vuelto con él, acabarán muy decepcionadas.

Ella no se atreve a hacer pública la relación, sabe que la molestarán y no se lo tomarán nada bien, pero Bernat se hace el digno, como si no supiera que estar juntos no es una buena idea. El chico le exige aún más, comportándose como un manipulador de manual y Patri busca excusas de debajo de las piedras, no quiere que los vean juntos ni que él la venga a buscar a la Barnateca, porque sabe que juzgarán su decisión. Sorprendentemente, Bernat acepta las condiciones, pero viendo cómo ha actuado los últimos días, es evidente que querrá algo a cambio.

Después de quedar y pasar la tarde paseando, regresan al piso de Andreu porque quiere cambiarse de ropa, pero Bernat tiene otro plan en mente. Cuando estaban a punto de salir de casa, el chico insiste en que quiere tomar una cerveza antes, pero la situación se tuerce porque quiere irse a la cama con ella. ¿Y qué petición hace? Según él, tiene una fantasía en la cabeza, que es hacerlo en la cama de Andreu. Patri se niega, pero el chico sabe cómo jugar y termina consiguiendo lo que quería: vengarse de Andreu porque cree que es su culpa que la chica oculte su relación. ¿Y la situación se puede complicar aún más?

Sin avisar ni pedir permiso, Bernat se quita la protección cuando estaban en la cama, y por la cara que pone la chica, no parece nada contenta. Ha cruzado una línea roja, sabiendo que Patri no está de acuerdo con esta elección.
La traición de Víctor tiene más consecuencias
El capítulo del viernes fue nefasto para Víctor (Pep Ambròs). El trabajador de la consultoría ha terminado sufriendo las consecuencias de su traición. Su juego a dos bandas con Daniel, el propietario del Garden, además de ocultar que había estado trabajando a escondidas de la consultoría ha desencadenado una serie de problemas sin precedentes. Víctor se ha equivocado, es evidente, y el castigo ha sido brutal.

Cèlia (Sara Espígul) lo despidió de la empresa después de hablar con Miquel (Eduard Farelo) y no solo eso, sino que Daniel también lo ha bloqueado y ha roto con él. El problema de haberse quedado fuera de la empresa también afecta a Aloma. Su hija debía irse a Canadá de vacaciones, pero Víctor ya no puede pagar la mitad de los gastos como había acordado con su exesposa, Àngela. Todo se desmorona a su alrededor, su hija se ha rebelado contra él y ahora mismo solo tiene dos alternativas: una segunda oportunidad de Miquel o volver a trabajar en la empresa de Àngela.

El equipo de la consultoría no acepta sus disculpas
Víctor se presenta en la consultoría para recoger sus cosas y firmar la liquidación. El ambiente es incómodo y la tensión se puede cortar con un cuchillo, pero parece que nadie está dispuesto a escuchar sus explicaciones ni perdonarlo. Incluso Cèlia, que ha cometido más de un error, es incapaz de mirarlo a los ojos después de lo que ha pasado. Víctor intenta una última jugada, entrar en el despacho de Miquel para disculparse antes de firmar los documentos y ver si puede recuperar su confianza. A pesar de casi arrodillarse y suplicar por el trabajo, sus esfuerzos no han servido de nada. ¿Qué hará para poder pagar el viaje de Aloma?

Por suerte, aún queda una última oportunidad. Àngela queda con él y acuerdan que ella asumirá los gastos completos del viaje, pero aún tiene una sorpresa más para Víctor. Le ofrece reincorporarse a su empresa, en una posición dentro del departamento de recursos humanos, que él acepta encantado. ¿Volverá en algún momento a la consultoría o entrará un nuevo personaje en el negocio de Miquel y Cèlia? Sea como sea, el grupo de boomers aún tiene algunas tramas más por resolver.