«Hoy parece que todo funciona genial, mucho mejor que el tren»; «con el tren aún no habríamos llegado»; o «estos asientos sí que son cómodos». Estas son algunas de las valoraciones que hacen los pasajeros habituales de la línea R3 de Rodalies que, aturdidos, atraviesan la estación de Fabra i Puig para ir a buscar el metro. Algunos usuarios consultados por El Món hablan con recelo, esperando como si algo del complejo engranaje que ha articulado Renfe para garantizar la movilidad entre Vic y Barcelona, pasando por los diversos municipios afectados, durante los dieciséis meses de macrocorte por obras. Otros, sin embargo, hablan más claro: «El tren es una gran mierda, así de claro. Casi siempre llega tarde, están sucios, no puedes sentarte… En cambio, hoy el autobús ha sido muy cómodo», exclama Adrià, que ha tomado el bus de las seis de la mañana de la Garriga para desplazarse hasta la capital catalana, donde estudia enfermería. Algunos pasajeros que escuchan la conversación también le dan la razón, pero cruzan la calle con prisa. La conclusión, pues, es clara: el servicio de autobús alternativo habilitado por Renfe funciona mucho mejor que el tren.

Un análisis elaborado por el portal Puntual.cat, creado por la plataforma Dignitat a les Vies y la plataforma para la Promoció del Transport Públic (PTP), a partir de los datos recogidos durante todo el mes de septiembre en la red de Rodalies indica que la R3 es la línea en la que los trenes circulan con más retraso. En concreto, este septiembre los trenes han circulado con 15 minutos de retraso de media. De hecho, esta misma mañana, una incidencia ha detenido la circulación de trenes de la R3 entre la Garriga y Vic durante 45 minutos coincidiendo con el primer día del macrocorte. Desde Renfe informan que las frecuencias de paso se irán recuperando progresivamente. A pesar del buen funcionamiento del plan de transporte alternativo y los esfuerzos del enorme despliegue de informadores de Renfe -vestidos con chalecos reflectantes-, algunos pasajeros han llegado a Barcelona sin saber a dónde ir: «Cuando me bajé del autobús no sabía a dónde debía ir. Me desubiqué un poco», comenta Ángeles. Este miércoles se ha desplazado en autobús desde Centelles hasta la capital catalana con motivo del primer día del macrocorte por obras en la R3, ya que las «pocas veces» que tiene que hacer este recorrido para ir al médico a Barcelona lo hace con Rodalies. A partir de este martes, sin embargo, y hasta mediados de 2027, tendrá que hacer este desplazamiento en autobús.

El autobús de Ángeles se ha detenido en la parada del parque de Can Dragó, el espacio donde Renfe ha situado la estación de los autobuses del plan de transporte alternativo que entran a Barcelona para evitar el colapso dentro de la estación de Fabra i Puig. «Ahora sabía que tenía que cruzar un semáforo, pero no lo encontraba, porque creo que nos ha dejado un poco más atrás de lo que debería», explica la pasajera. Maria, en cambio, que ha venido de Vic, lo ha encontrado todo ideal: «Me esperaba que algún autobús llegara un poco tarde, que es lo normal, pero ha ido mucho mejor de lo que pensaba», explica mientras espera que el semáforo se ponga verde. En la estación de Fabra i Puig, también, los autobuses circulan sin retrasos. En cambio, en la estación de Centelles -convertida en estación intermodal-, algunos autobuses circulan con 15 minutos de retraso, según denuncian desde la plataforma Perquè no ens fotin el tren. A pesar del buen funcionamiento de la puesta en marcha del plan de transporte alternativo, sin embargo, los usuarios tampoco cantan victoria: «Desde que tomo el tren creo que he llegado a la hora tres o cuatro días, así que por mucho que el bus no sea ninguna maravilla, ya será un poco mejor. Pero tampoco nos debemos confiar, que ya sabemos cómo funciona Renfe», alerta, receloso, Jordi, que viene de la Garriga.

Colas en la estación de Fabra i Puig durante el primer día de corte por obras en la R3 / G.M.

Ríos de gente y algunas colas en Fabra i Puig

A primera hora de la mañana, la estación de autobuses de Fabra i Puig se ha llenado a rebosar, una imagen poco convencional, según aseguran los camareros de los bares de los alrededores de la estación. A pesar de que las avalanchas de pasajeros de esta envergadura no son muy habituales, la estación en ningún momento ha colapsado, ya que los responsables de la red ferroviaria han articulado un gran despliegue de personal para evitar imágenes de colas eternas y desorganizadas. En detalle, desde Renfe han desplegado una noventa de informadores que estarán repartidos por las diversas estaciones afectadas por el macrocorte de obras en la R3 durante los dieciséis meses que dure. De la misma manera que se han producido algunas colas -controladas- en la estación de Fabra i Puig, la imagen en Centelles ha sido de mucha tranquilidad, ya que durante las primeras horas del plan de transporte alternativo ha habido poca afluencia de pasajeros.

A diferencia de Centelles, en la Garriga sí se han visto imágenes de algunas colas, también controladas, en la estación de autobuses habilitada frente al aparcamiento del bar la Sínia. Antes de que los primeros rayos de sol comenzaran a salir, a las seis de la mañana, tres vehículos llenos a rebosar han recogido a los pasajeros más madrugadores de la R3 que se han desplazado a Barcelona sin incidencias: «Hoy es el primer día y no sé a qué hora llegaré», explica Eulàlia, que asegura que ajustará sus horarios una vez vea el funcionamiento de los autobuses, que también dependen del tráfico y los posibles incidentes. En Granollers, en cambio, otra de las poblaciones afectadas, el servicio alternativo ha comenzado con algunos desajustes a primera hora, aunque ya se han estabilizado.

Renfe y el Gobierno se defienden

El portavoz de Renfe en Cataluña, Antonio Carmona, ha defendido el buen funcionamiento del primer día del transporte alternativo por el macrocorte de la R3: «Se ha diseñado un plan alternativo muy ambicioso, con sesenta autobuses, que debe prolongarse durante estos dieciséis meses. Y el esfuerzo informativo será día a día para garantizar que todos los usuarios que quieran tomar la R3», ha aseverado Carmona en una breve declaración a los medios de comunicación desde la estación de Centelles. Por su parte, la consejera de Territorio, Sílvia Paneque, también ha defendido el plan de transporte alternativo: «Hemos dicho desde el principio que este plan implica una inversión de 60 millones de euros. Es una inversión importante. Creemos que está bien dimensionado y planificado, lo hemos hablado con los alcaldes», ha defendido la titular de la cartera desde Parets del Vallès, donde se ha desplazado esta mañana con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, para supervisar el inicio de las obras de la R3.

Usuarios subiendo a un bus en dirección a Centelles / Àlex Recolons / ACN

La Garriga reclama más autobuses

A pesar del correcto funcionamiento del primer día de servicio alternativo, desde la Garriga aún consideran que el plan diseñado no cubre las necesidades reales de su municipio. La alcaldesa, Meritxell Budó (Junts), se ha trasladado hasta la parada de autobús habilitada para reclamar autobuses directos cada 30 minutos: «No puede ser que haya cada hora porque mucha gente tiene que alterar la vida familiar». La alcaldesa recuerda que la conciliación a primera hora de la mañana es «complicada». Tampoco comparten las frecuencias establecidas Marc y Ryan, dos jóvenes que van a los institutos de Parets del Vallès y Granollers que han tenido que madrugar más de lo que era habitual para no llegar tarde a clase. «Salimos antes y también llegaremos más tarde cuando terminemos», lamenta Marc. Júlia, otra joven del pueblo, también ha madrugado más este lunes de lo que lo hacía la semana pasada para no llegar tarde. Ha tomado el bus de las siete de la mañana para estar en Barcelona a las ocho y media. «Ya sé que llegaré mucho antes, pero prefiero eso que llegar tarde. Me tendré que acostumbrar por narices», relata.

Esta es una reclamación compartida por las plataformas de usuarios, pero desde Renfe no contemplan, por ahora, modificar el plan de transporte alternativo, aunque no descartan hacerlo en un futuro. En detalle, sobre la petición de la alcaldesa de la Garriga, Carmona asegura que «en función de cómo evolucione el volumen de viajeros, se irá adaptando el plan alternativo a las necesidades de los clientes». En este sentido, la consejera también ha abierto la puerta a incrementar el número de autobuses: «Si es necesario, mejoraremos en el caso de la Garriga. No implica una gran inversión». Actualmente, además del servicio de autobuses directos para suplir la falta de trenes, por la Garriga pasan otros dos servicios de transporte por carretera. Uno procedente de Centelles y con paradas hasta Mollet del Vallès antes de enlazar con Barcelona, que pasa cada 30 minutos. El otro es el servicio de autobús interurbano que conecta el municipio con Granollers. Los usuarios que optan por este servicio para llegar hasta Barcelona deberían hacer transbordo en la capital vallesana y subir a otro autobús para completar su trayecto, ya que no existe un servicio ordinario desde la Garriga.

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