La segunda jornada del corte por obras entre Barcelona y el Camp de Tarragona no ha mejorado el malestar de los usuarios con Rodalies. A primera hora de este martes, la estación de Sant Vicenç de Calders, uno de los puntos calientes de la movilidad ferroviaria de la zona, se ha llenado a tope. Según indican los usuarios, la percepción es que los trenes van más llenos porque hay viajeros procedentes de Tarragona que llegan a San Vicenç en bus y suben al tren de Rodalies en vez de esperar el servicio regional semidirecto en Barcelona -las dos maneras de transporte ferroviario que conecten con la capital catalana. Esta percepción, pues, se convierte en malestar: «Es un desastre total», exclama un usuario en conversación con la Agencia Catalana de Noticias (ACN).
Estas obras al túnel de Roda de Berà enmarcadas dentro de las actuaciones del corredor mediterráneo, las cuales se alargarán hasta principios del mes de marzo del año próximo, han agraviado un problema latente en el Camp de Tarragona: la baja frecuencia de Rodalies en comparación al elevado volumen de pasajeros que usan el servicio. «Podríamos sentar todos si incrementaran la frecuencia, pero al final parece que nos hayamos conformado», lamenta Judit, que cada mañana coge el tren a las ocho menos cuarto y asegura que, sistemáticamente, «la gente va de pie para un recorrido de más de 40 minutos». Según detallan varios usuarios, pero, esta situación no es nueva, sino que ya hace meses que se arrastra.

Las obras envuelven las carencias del Camp de Tarragona
Entre los pasajeros que esta mañana han podido coger el tren se percibe una sensación de malestar por los cambios de movilidad ocasionados por las obras: «Ayer fue un desastre total: el tren llegó pleno en Cubelles [tres paradas después del inicio del recorrido] y casi no podemos subir, y además al Prat se estuvo 20 minutos parados sin explicación», explica Tomàs, que cada día coge el tren a las nueve menos cuarto para llegar al trabajo en Barcelona, a pesar de que asegura que «siempre llega tarde». Una idea que también comparte Iris, que asegura que los trenes van mucho más llenos del habitual: «No te podías mover allá dentro», espeta. Para resolver esta problemática, los usuarios reclaman a la operadora ferroviaria que incremente la frecuencia de los trenes, pero también su capacidad: «No sé quién dirige los horarios, pero es una vergüenza que nadie se atreva a dar una explicación», exclama Susana.
En esta línea, los usuarios consultados por el ACN también piden a la administración catalana que se ponga en marcha una línea de bus exprés que una Cubelles con el centro de Barcelona, puesto que otras poblaciones próximas, como por ejemplo Vilanova, Sant Pere de Ribes o Sitges, sí que disponen de una. A estas alturas, pero, los usuarios del R2 Sur tendrán que continuar afrontando con resignación los próximos meses de obras y, si se tercia, adaptar su rutina a la nueva movilidad.