Victoriano, Daniel y Òscar. Tenían 29, 31 y 28 años. Son las tres víctimas mortales que las entrañas del Bages se han tragado este jueves. Una tragedia que el pozo de la mina de potasa de Cabanasses, a Súria, hacía diez años que no vivía. Victoriano era de Alicante y hacía tres años que trabajaba; Òscar, de Sant Joan de Vilatorrada, seis meses y Daniel, de origen colombiano, era becario. Dos de las víctimas eran alumnos de la UPC de Manresa. Los tres hacían tareas, como especialistas en geología y mecánica de rocas, de control de seguridad. Es decir, evaluaban las condiciones de seguridad de uno de los frentes de mina por donde la pala tenía que proseguir la extracción que explota ICL Iberpotash. Una tarea rutinaria, pero un desprendimiento en las galerías se ha encargado de recordar que trabajar a la mina es jugarse la vida.

Equipos de emergencia de los Bomberos a punto de entrar al pozo de la mina/Quico Sallés
Equipos de emergencia de los Bomberos a punto de entrar al pozo de la mina/Quico Sallés

«Tío, esto es la mina, no es hacer churros», define Manuel, que tiene un hermano y un primo en el turno de la mañana. Envuelve un pitillo y afirma que la mina de potasa es de las que tiene más riesgo. Manuel trabajó ayer y hoy libraba. Se ha acercado a las puertas del pozo, igual que compañeros suyos, que serraban los dientes mirando fijamente las imponentes torres de extracción que dibujan el cauce del Cardener como una cuenca minera singular. Domingo tenía el hijo, que no ha contestado los mensajes de Whatsapp hasta las 12 del mediodía. Se ha quedado porque es un minero del equipo de rescate.

Ahora, la mina resta parada hasta que se celebren los funerales. Es la costumbre. Ahora es tiempo de pasar el luto, investigar y «aprender». Hace tres semanas la mina superó el control de seguridad de la Generalitat y hoy la furgoneta de la funeraria se llevaba los cuerpos de tres jóvenes después de un rescate delicado de cerca de 9 horas. Las caras de los trabajadores y el equipo técnico lo decían todo.

Un camión de Bomberos abandona este anochecer la mina de Súria/Quico Sallés
Un camión de Bomberos abandona este anochecer la mina de Súria/Quico Sallés

Hora de la tragedia: la ocho y cincuenta

Faltaban diez minutos para las nueve de la mañana cuando la médica de la mina ha telefoneado al 112. Ha habido un desprendimiento y hay trabajadores atrapados. No se sabían los daños, pero, por la zona que era, se sospechaba la tragedia. Los tres geólogos que hacían las tareas de evaluación para continuar la perforación han quedado soterrados por el desprendimiento de una placa del techo. Un accidente en una instalación persistente en las medidas de seguridad. La llamada se ha desviado directamente a los Bomberos de la Generalitat y se ha pulsado el botón rojo para activar un protocolo estudiado, numeroso, complejo y entrenado.

El Sistema de Emergencias Médicas ha activado helicópteros y unidades medicalizadas, pero también el equipo de psicólogos, que ya señalaba el mal agüero de la situación. A pesar de las dos primeras horas de dudas, la tragedia se iba confirmando. De los atrapados, que en un principio eran dos, finalmente se ha sabido que eran tres. Nada permitía esperar que hubieran sobrevivido. La empresa y los servicios de emergencia se aferraban a la seguridad que nadie más se hubiera hecho daño. Los equipos de rescate del Grupo de Actuaciones Especiales de los Bomberos (GRAE), la unidad del subsuelo y canina de los Mossos de Esquadra y las brigadas de la misma mina han empezado las tareas de rescate, con un despliegue terrestre y aéreo de primera magnitud.

Una visión general de la mina donde se ve la entrada del pozo con bomberos y equipos de rescate/Quico Sallés
Una visión general de la mina donde se ve la entrada del pozo con bomberos y equipos de rescate/Quico Sallés

Una larguísima espera ante la mina

Los primeros minutos han servido para planificar el operativo de bajada a la mina y para diseñar un rescate que evitara poner en riesgo los equipos de emergencia. Antes que nada, había que asegurar la zona. Una vez superada este tramo, había que retirar los cuerpos, comprobar los daños y, sobre todo, investigar y recoger pruebas y evidencias que puedan explicar este accidente. Mientras los equipos trabajaban, el consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, y el consejero de Empresa, Roger Torrent, han llegado a la mina y han atendido los medios. El mensaje, claro: «El rescate irá para largo». Y un segundo, que intentaba calmar los ánimos: «Hace tres semanas, la mina pasó los controles de seguridad de la autoridad laboral catalana». Todo, en principio, estaba en orden. La tesis del accidente cogía fuerza.

Las horas iban pasando. Mineros y gente de Súria se acercaban. «Me han dicho que Larry es adentro», comentaba una novia visiblemente nerviosa. Otra compañera la tranquilizaba: «Ya son arriba». «Cojones, tío, ¡qué putada!», comentaban dos mineros que hoy libraban y que se han encontrado en el acceso por la carretera que conduce a la puerta de la mina. «Estas cosas, pasan, ¡es la mina! ¡Y mira que, en diez años, no ha cambiado ni nada, esto de la mina!», detalla otro minero que ha marchado detrás «el encargado».

Todos imaginaban cómo habría podido ser el accidente. Los tres geólogos hacían el avance de aseguramiento de la extracción y se ha desprendido una placa que los ha pillado justamente debajo. «Es lo que ha debido pasar», abonaban dos picadores mientras se frotaban las mejillas. «Es lo que decimos caer un liso», exponen. Es decir, una placa de grandes dimensiones.

Brigadas de mineros esperan a la puerta del pozo las instrucciones del rescate a Súria/Quico Sallés
Brigadas de mineros esperan a la puerta del pozo las instrucciones del rescate a Súria/Quico Sallés

Una puerta a la tragedia

Más allá de la puerta principal, la actividad se ha centrado en la doble puerta de madera que conduce al pozo. La vista desde una colina frontal permitía coger la dureza de la situación. En una gran explanada lateral, los vehículos de los Bomberos y la gran carpa móvil de mando. Una decena de bomberos se reunían continuamente y otra decena de mineros especializados en el rescate esperaban sus órdenes. Los Mossos de Esquadra regulaban un tráfico dolido, arrastrado, de mineros cansados y de bomberos que únicamente trabajaban para sacar cadáveres. Ninguna esperanza de vida. La principal preocupación era evitar que en las tareas de desescombro y rescate nadie se hiciera daño. Por eso, el cálculo era que sería un día largo. La complicación por la profundidad y el riesgo de nuevos desprendimientos hacían que cualquier prevención fuera poca.

A medida que ha avanzado la tarde, los equipos de rescate menguaban y el helicóptero de los Bomberos ya hacía tres horas que había abandonado la zona. La comitiva judicial ha entrado y la furgoneta de la funeraria ha llegado. El levantamiento de los cadáveres, su retirada y marcha daba por acabado el día. La empresa, pero, ha querido decir la suya. El equipo técnico ha acompañado el consejero delegado de ICL Iberpotash, Patricio Chacana, que ha tildado los hechos de «tragedia» por un «accidente grave y fatal». «No tenemos todas las causas», ha indicado, «hemos hecho muchas cosas por la seguridad, parte de estas eran los trabajos que hacían las tres víctimas mortales, que evaluaban en cada zona minera antes de iniciar los trabajos».

«Es pronto para hacer teorías, pero revisaremos el que haga falta para hacer la minería más segura», ha añadido. «Tenemos que llorar los que marchan, pero también tenemos que aprender», ha añadido. «Tendremos mucha información», ha remarcado, pero ha descartado un movimiento de tierra. Precisamente, estos técnicos son los que evalúan diez miradores de la mina cada día de manera rutinaria para evaluar la seguridad de la mina.

«Puede pasarle a todo el mundo», remarcaban dos mineros. Ninguna muerte se había registrado en esta mina desde el 2013, pero a las otras minas del Bages todavía cuece la muerte de dos trabajadores en la mina de Vilafruns, en Balsareny, el junio del 2020. Fueron dos accidentes en tres semanas de diferencia. La tragedia ha vuelto y, aunque la mina no avisa y se sabe cómo las gasta, siempre es una tragedia. Cómo decía Chacana, «han perdido la vida mientras se la ganaban».

El equipo técnico y directivo dan explicaciones sobre el accidente a las puertas de la mina/Quico Sallés
El equipo técnico y directivo dan explicaciones sobre el accidente a las puertas de la mina/Quico Sallés

Más noticias

Nuevo comentario

Comparte

Icona de pantalla completa