Unas 600 personas llegadas de todo Cataluña y la región Occitania se han reunido este domingo además de 2100 metros de altitud en el marco de la 36.ª Subida al Puerto de Salau con un solo objetivo: exigir blindar el catalán y el occitano ante el aumento de la extrema derecha. «No queremos perder el espacio que se ha conseguido en los ámbitos de la educación y la cultura». Así lo ha sentenciado con firmeza la secretaria general del Círculo de Unión Occitano-catalán (CAOC por sus siglas en catalán), Esther Lucea, recordando la vulneración que ha sufrido la lengua recientemente con el veto en las revistas catalanas de Burriana con el gobierno de PP y Vox.
Este emblemático acontecimiento tiene un carácter reivindicativo, pero también un espíritu festivo, puesto que sirve para celebrar la unión y el hermanamiento de las dos regiones. La edición de este año, pero, el tono se ha endurecido un poco, puesto que la amenaza de la extrema derecha es cada vez más presente después de que los populares y el partido ultra liderado por Santiago Abascal ya han cerrado acuerdos al País Valenciano y en el Aragón. Lucea cree que el occitano y el catalán son lenguas «minorizadas» y «perseguidas» por sus respectivos estados, y es por eso que hay que defenderlos y blindarlos.
La complejidad para manifestarse
Esta concentración que se ha hecho este domingo tiene un punto añadido que otorga más valor al acto: su ubicación. La manifestación se ha celebrado en 2000 metros de altitud en un lugar que une el Pallars Sobirà con el Arieja y que solo se puede acceder a pie. Los puntos de partida del recorrido por la parte catalana son el Refugio del Fornet, a unos 4 kilómetros con un desnivel de 710 metros, y el aparcamiento de Pont de Perosa, a unos 6 kilómetros y medio con un desnivel de 620 metros. Es decir, a pesar de no tratarse de grandes distancias kilométricas, el elevado desnivel complica sustancialmente el acceso a la zona. Y esto no es todo, porque si no se quiere acceder por la banda catalana y se quiere hacer por la occitana, hay que pasar por la vertiente de la Arieja y el pueblo de Salau, una ruta de más de cuatro horas de camino con un desnivel de más de mil metros.