Los polémicos cambios en la organización del currículo de bachillerato impulsados por la consejería de Educación, en manos de Esther Niubó, anunciados el pasado mes de diciembre continúan levantando polémica entre la comunidad educativa. De entrada, la titular de la cartera puso sobre la mesa una serie de modificaciones en la organización de la secundaria obligatoria a raíz de un requerimiento de su homólogo del gobierno español. Unas modificaciones que, desde un primer momento, han generado mucho rechazo entre parte del profesorado del sistema educativo catalán, especialmente entre los profesores del ámbito científico, los más afectados por los cambios propuestos por la consejería. Aunque desde el anuncio el departamento ha mantenido diversas reuniones con los docentes para intentar «consensuar» las modificaciones, la propuesta de la administración continúa generando muchas dudas entre la comunidad educativa.

Este mismo martes, el conjunto de organizaciones sindicales del sistema educativo, USTEC -el sindicato mayoritario del sector-, la organización de profesores de secundaria Aspepc, CCOO, la CGT, la Intersindical y UGT, han firmado un comunicado conjunto y lo han defendido ante la consejera, que ha visitado esta mañana el Instituto Pau Claris de Barcelona con motivo del Día mundial de la mujer y la ciencia, en el que rechazan «totalmente» la propuesta del Departamento de Educación y Formación Profesional de «fusionar las asignaturas científicas en 1º de Bachillerato». Tal como ha defendido la plataforma Ciències en Perill -un grupo de docentes de ciencias creado en respuesta a los cambios impulsados por la consejería- en diversas ocasiones, los principales sindicatos del sector consideran que el planteamiento de la administración «supone un retroceso en la calidad educativa y un ataque a la especialización científica»: «La fusión de las materias de física y química, así como biología, geología y ciencias ambientales, supone una reducción horaria y una compactación de los contenidos que hará inviable una formación científica rigurosa», argumentan.

Protesta de docentes y sindicatos en las puertas del Instituto Pau Claris de Barcelona / Jordi Bataller (ACN)

Los puntos débiles de la propuesta de la consejería

Para los sindicatos, más allá de la reducción horaria que conllevaría la fusión de materias, «la oferta de asignaturas optativas para compensar esta pérdida de horas [tal como estipula la propuesta de la consejería] no garantiza ninguna equidad»: «Dependerá de los recursos de cada centro y de las posibilidades reales del alumnado de acceder a ellas», argumentan los principales sindicatos del sector, que consideran que esta propuesta también contribuye a incrementar la «desigualdad educativa» entre alumnos y centros catalanes, ya que no todos los estudiantes del sistema educativo podrán optar a la misma formación optativa.

En esta misma línea, tal como ya han dejado claro en diversas ocasiones por separado, las organizaciones de trabajadores lamentan que la consejería que encabeza Esther Niubó ha impulsado esta propuesta «sin escuchar las aportaciones del profesorado, de los sindicatos y de las instituciones científicas y académicas»: «Cualquier cambio curricular debe ser fruto del diálogo y el consenso, garantizando que se respeten las necesidades formativas del alumnado y las condiciones laborales del profesorado», exclaman. Es por este motivo que, unitariamente, los sindicatos del sector reclaman a la consejería que rectifique y retire su propuesta de cambios -los cuales se comenzarían a implementar para el curso 2026/27- y «se siente a negociar con la comunidad educativa una solución que preserve la calidad de la enseñanza científica así como un currículo de bachillerato globalmente consensuado»: «No permitiremos que esta reforma salga adelante, defenderemos el derecho a una educación científica de calidad», concluyen. La batalla por preservar las ciencias en bachillerato, pues, continúa lejos de resolverse.

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