Más de 44.200 estudiantes de Cataluña se enfrentarán a las pruebas de acceso a la universidad (PAU) la semana que viene, del 11 al 13 de junio. Este año, los exámenes de selectividad llegan con varias novedades. Para empezar, se ofrecerá un único modelo de examen para todos los alumnos en cada asignatura, donde todos los ejercicios serán obligatorios –con alguna excepción en la que sí habrá diversas opciones a elegir. El objetivo de este cambio es unificar el funcionamiento de las pruebas de acceso a la universidad en todo el estado español. Un nuevo planteamiento acordado por el gobierno de Salvador Illa con el resto de comunidades autónomas y el gobierno español, presidido por Pedro Sánchez, tras años de tira y afloja entre la Generalitat y Madrid. Este nuevo modelo unificado, pues, supone la primera diferencia con las últimas ediciones de selectividad, en las que se ofrecían dos modelos en cada examen, con diferencias en el temario, para que los alumnos pudieran elegir qué opción preferían -un funcionamiento que se comenzó a implementar a raíz de la pandemia de la Covid.

Según apuntan desde el Departamento de Investigación y Universidades, encabezado por la consejera Núria Montserrat, el objetivo de unificar el funcionamiento de la selectividad entre todas las autonomías es adaptar las pruebas de acceso a la universidad a «la estructura de bachillerato de la LOMLOE que se imparte desde 2022». Es decir, adaptar el contenido y el funcionamiento de la selectividad a las directrices españolas para, de esta manera, convertir el estado español en un «distrito único»: «Las pruebas de acceso realizadas en cualquiera de las universidades públicas o comunidades autónomas son válidas para poder acceder a cualquier universidad, con independencia del lugar donde el alumnado haya obtenido el título de bachillerato y, en consecuencia, donde haya realizado la PAU», establecen desde el Gobierno en las bases de la nueva selectividad. A la hora de definir el funcionamiento de las pruebas, desde la administración catalana lo categorizan de más «competencial», ya que han adaptado los exámenes anteriores al currículo de bachillerato de la LOMLOE para «incluir las competencias específicas de cada materia».

Varios alumnos durante los exámenes de selectividad en Valencia / Jorge Gil (Europa Press)

El formato de los nuevos exámenes

Según ha detallado la consejería, tras acordarlo con el gobierno español, el nuevo modelo de selectividad está dividido en cuatro partes. En el caso del examen de Lengua y Literatura Catalana, por ejemplo, en la primera parte se evaluará «la comprensión de un texto», en la segunda se plantearán a los estudiantes «cuestiones derivadas del estudio del hecho literario», en la tercera «cuestiones lingüísticas específicas» y en la cuarta se trabajará «la expresión escrita». Estos cuatro bloques deberán responderse completamente. Es decir, los estudiantes no podrán prescindir de ninguno de los elementos, motivo por el cual la administración define el examen como más «competencial», ya que pone en práctica todos los aspectos que se han abordado en el aula durante el bachillerato. Por ejemplo, en el modelo de prueba que ha publicado la consejería de Universidades sobre esta materia, el ejercicio de comprensión lectora se basa en analizar un breve texto sobre inteligencia artificial y, sobre este fragmento, responder un conjunto de preguntas con respuesta cerrada o «semiconstruida», en la que se les pide, entre otras cosas, que localicen en el texto cinco sinónimos para cinco palabras.

Con planteamientos de este tipo, por ejemplo, desde el gobierno de Salvador Illa defienden que quedan más demostradas las competencias adquiridas por los estudiantes, ya que son conceptos estipulados en la normativa curricular estatal. Una de las otras novedades del nuevo modelo de selectividad que se llevará a cabo la próxima semana es que las preguntas con respuesta cerrada -conocidas popularmente como preguntas de tipo test- solo pueden suponer un 30% de la nota del examen. Es decir, que los ejercicios de tipo test solo supondrán tres puntos de la nota final. Por lo tanto, el 70% restante de la prueba consta de preguntas con respuesta «abierta», en las que los estudiantes deben redactar brevemente, o «semiconstruida», es decir, respuestas en las que los alumnos deben completar espacios vacíos, completar definiciones o relacionar diferentes conceptos.

La consejera de Educación, Esther Niubó, durante la presentación del estudio sobre la inserción laboral de la Formación Profesional / Departamento de Educación

Problema con los criterios de corrección

El nuevo modelo de selectividad consensuado en todo el estado también llega con novedades en los criterios de corrección. Para empezar, las faltas de ortografía solo se contarán íntegramente en las materias de Lengua y Literatura Catalana y Lengua y Literatura Castellana. En estas dos materias, se descontarán 0,1 puntos por cada error ortográfico, pero hasta un máximo de 2 puntos de la nota final. Es decir, como máximo se contabilizarán 20 faltas de ortografía, lo que supone la primera diferencia respecto a las ediciones anteriores, en las que no se había establecido un límite de penalizaciones por ortografía. En cambio, en las lenguas extranjeras, por los errores ortográficos en las preguntas de comprensión lectora se descontará solo hasta el 10% del ejercicio.

De entrada, los criterios unificados de corrección para todas las autonomías también establecían que «en todas las materias» se valorará «la coherencia, la cohesión, la corrección gramatical, léxica y ortográfica, de los textos producidos, así como su presentación«. En caso de no cumplir estos criterios, se podría bajar un 10% de la nota global del examen. Es decir, restar, como máximo, un punto. Esta semana, sin embargo, a las puertas de comenzar la selectividad, la consejería de Universidades ha hecho pequeñas modificaciones en los criterios de corrección. De entrada, la consejería apuntó que estos criterios de cohesión, coherencia y ortografía, entre otros, solo se tendrían en cuenta en las asignaturas en las que es necesario redactar textos largos. Es decir, materias como matemáticas o física, quedarían exentas.

Este jueves, sin embargo, pocas horas después de anunciar los criterios de corrección, la titular de la cartera de Universidades concretó y limitó a seis las asignaturas en las que se descontará hasta un punto si no se cumplen los mínimos de cohesión, coherencia, corrección gramatical, léxica y ortográfica. Se trata de Lenguas y culturas griegas, Lenguas y culturas latinas, Geografía, Historia de la filosofía, Historia y Literatura dramática. En el resto de asignaturas, pues, estos criterios no se tendrán en cuenta: «En las otras 21 materias de las PAU, este descuento no se aplica, ya que no incluyen ningún apartado de desarrollo escrito y, por tanto, no tiene sentido valorar estos aspectos textuales», defienden desde Universidades. Así pues, las faltas de ortografía solo tendrán impacto en las materias de lengua, griego, latín, geografía, historia, filosofía y literatura dramática. Este planteamiento también busca unificar los criterios de corrección con el resto de autonomías para crear unas pruebas de selectividad que reflejen, de forma igualitaria en todo el estado, las competencias de los estudiantes. Una selectividad más «competencial» para igualar Cataluña al resto del Estado.

Comparte

Icona de pantalla completa