La divulgadora y sexóloga Anna Flotats busca con su último libro,
¿Por qué se mantiene el tabú hacia la sexualidad ahora que tenemos una sociedad más abierta?
Es una cuestión cultural. Realmente la sexualidad siempre ha sido un tema tabú. Antiguamente, en la época de los griegos y los romanos era otro tema, pero desde entonces hablar de sexualidad a los hogares y en las escuelas todavía costa mucho. Parece imposible en un momento en el cual a través de las redes sociales hay una hipersexualización constante y un exceso de erotismo, pero en la hora de hablar de igual a igual todavía costa. Las nuevas tecnologías han sido una plataforma muy interesante por los contenidos pornográficos, que han contribuido al hecho que ahora haya una desinformación en las redes y que nuestros menores, que no tienen conocimientos sobre sexualidad, consideren que el que ven es el normal. Las familias y los docentes tenemos que romper esta barrera de vergüenza que tenemos y hablar de sexualidad porque es intrínseca al ser humano y no tiene que ser un tema tabú.
El Gobierno introducirá a los currículums de infantil la educación afectivo-sexual. ¿Si se promueve esta educación desde la niñez podremos ahorrarnos problemas en el futuro?
Haya educación afectivosexual temprana, desde infantil 3. Es importante introducirla en los currículums teniendo en cuenta que internet entra en contacto desde muy pequeños con los niños. El contenido de internet no está regulado, no hay una legislación que proteja los menores de edad y desgraciadamente entran en contacto con la pornografía alrededor de los ocho años. No estamos hablando de explicar qué es la pornografía desde pequeños, pero sí de como hacer un buen uso de las nuevas tecnologías. Se tiene que hablar en la escuela de estos temas en función de la edad.
En esto además de la escuela tienen que colaborar las familias.
Por supuesto. Son los primeros referentes. Yo hago los talleres en las aulas en diferentes cursos y paralelamente imparto una charla sobre la temática con los docentes y las familias para que vean la importancia de tratar estos temas.
¿La violencia machista y los casos de violaciones como, por ejemplo, el de la Mandada, tienen que ver con este acceso tan temprano a la pornografía?
Se hizo un estudio europeo donde se mostraba que los adolescentes que tenían un consumo regular de pornografía tenían una mayor probabilidad de ser acosadores. El imaginario de estos adolescentes se crea a través del contenido que visualizan. Otro estudio analizó los 300 videos pornográficos más vistos en internet y el 95% contenían violencia explícita contra las mujeres. Las mujeres que salían a los videos, además, tenían una actitud de neutralidad o de placer. Esto es un peligro por la población joven y los tenemos que proteger. Cada vez hay más casos de violencia de género y de maltrato en edades tempranas. La pornografía y las corrientes neomachistas que hay en las redes también tienen un gran papel en esto.
¿Un ejemplo de esto que comenta podría ser el éxito de plataformas como Onlyfans?
El problema no son las nuevas tecnologías que habilitan plataformas como estas, sino la sociedad en sí y el uso que hace. Hay una crisis de valores y una pérdida del valor de la intimidad y el amor que propicia que se creen estas plataformas. Mucha gente joven entra pensando que acabarán teniendo más placer y disfrutando más de la sexualidad. Se dan cuenta de que realmente es al contrario. La pornografía abandera la sexualidad libre y el placer individual, pero realmente los que nos dedicamos a la sexología vemos claramente que cada vez hay más problemas en gente joven. Problemas como disfunciones eréctiles, masturbación compulsiva, falta de deseo… que se asocian con el hecho que su imaginario y su circuito de recompensa se estructuran a través de estos contenidos. Estas plataformas no ayudan nada y las familias tienen que ser conscientes que está pasando y enseñar sus hijos a moverse por este mundo.
¿Este cambio de valores es lo que hace que guste tanto el sexo violento?
Muchas veces nos dicen que siempre ha habido pornografía, pero esto es una verdad a medias. La pornografía que había anteriormente no tiene nada que ver con el actual. La nueva pornografía tiene un grado de violencia muy elevado, violencia real en la gran mayoría de casos. La forma en el que lo filman y la combinación de sexo y violencia hacen que la descarga de dopamina sea mucho más exagerada. Esto hace que a copia de ver estos videos se acaben confundiendo las emociones y una cosa violenta acabe provocando excitación y una pulsión sexual. Estamos jugando con fuego. La legislación tiene que ir vetando estos contenidos.
¿Por qué decidió abordar todos estos temas en una novela de ficción?
Porque veo que desde la sexología tenemos que explorar otros recursos para llegar a la gente más joven. La sociedad está cambiando y necesitamos productos diferentes e ir innovando. Hasta ahora las clases que se hacían estaban muy centradas en vigilar. Vigila no te quedes embarazada, vigila las enfermedades de transmisión sexual… son temáticas muy importantes, pero tenemos que dar una visión de la sexualidad más amplia. La pornografía ya nos ha ganado terreno, pero tenemos que hacer algo porque no nos sobrepase. La gran industria que es es muy difícil de combatir. Hay quien dice que hay pornografía feminista, pero los términos pornografía y feminismo no se pueden juntar en ningún caso. Porno viene de porné, prostituta… Este año participo en el Sex Education Film Festival, un festival de cortometraje por adolescentes y adultos donde se tratan estas temáticas. Este tipo de recursos e iniciativas es hacia donde tenemos que avanzar. Por eso, pensé que un texto novel·lat divertido y ameno podría ayudar los más jóvenes.
¿Ha elegido personajes de edades diferentes para que la novela pueda ser compartida por varios miembros de la familia?
Primero escribí la novela solo con el personaje adulto. Lo pasé a varios adultos porque lo leyeran y los gustaba, pero entonces pensé que para atraer los jóvenes necesitaba un personaje de su edad con sus inquietudes. Creí interesante poner dos voces narrativas que se fueran alternante y que el libro fuera también una herramienta para romper el hielo adentro de los núcleos familiares. Compartir la lectura con algún familiar podía ser una herramienta por habla de pornografía. El título ya es bastante penetrante. Hoy en día las familias no nos podemos permitir el lujo de no hablar de pornografía y sexualidad. A la mínima que les damos un dispositivo con conexión a internet entrarán en contacto con un sexo que no tiene nada que ver con la sexualidad real, placentera, saludable y respetuosa.
El libro muestra la evolución de la sexualidad desde la adolescencia hasta la vejez. ¿Es una reivindicación de la sexualidad en todos los momentos de la vida?
Esto me interesó mucho porque la sexualidad adulta cuando se entra en la vejez es otro tabú. Hay un personaje de 70 años que interviene a veces. Nuestros abuelos también pueden tener una sexualidad placentera y esto se tiene que hablar. Es una cosa que llevamos a lo largo de nuestra vida con nosotros y que tenemos que descubrir. También quería situar una pareja adulta con una relación muy bonita que tiene una sexualidad muy placentera para romper con el estereotipo que las relaciones consolidadas tienen muy mal sexo.

