El juicio contra el ex consejero de Interior, Miquel Buch, y el sargento de los Mossos d’Esquadra, Lluís Escolà, ha empezado esta mañana a la sección segunda de la Audiencia de Barcelona. Una vista donde los dos, a raíz de una denuncia fiscalía de Ciutadans, se juegan una acusación del ministerio fiscal de 6 años de prisión para el ex consejero y 4 años y medio para el sargento. El fiscal del caso opina que los dos cometieron un delito de prevaricación administrativa y otro de malversación de fondos públicos. Pero, las primeras testificales han mostrado el verdadero motivo del juicio, acusar Monaguillo de ser un escolta a la sombra del presidente Carles Puigdemont con el permiso de Buch, así como sus posiciones independentistas.
La estrella del estrado de la primera jornada ha sido el jefe de la investigación contra el sargento -no, tanto contra el consejero Buch- el intendente Toni Rodríguez que fue defenestrado de jefe de la poderosa Comisaría de Investigación Criminal a dirigir la comisaría de Rubí. De hecho, lo ha querido remarcar antes de empezar su testifical. Rodríguez se ha mostrado bastante resentido y del primer momento ha querido enfatizar al fiscal y al tribunal que Escolà es «independentista» y tenía mucha confianza con el presidente Puigdemont. A las preguntas de las defensas, el presidente de la sala, el magistrado José Carlos Iglesias, ha tenido que dejar claro que no tendría en cuenta ni las valoraciones ni las opiniones del testigo.
Ballesta, «vehemente»
En su declaración, el intendente Rodríguez, jefe de la Unidad Central Anticorrupción, con un evidente resentimiento, ha cargado con el mochuelo contra las tareas de asesor que llevaba a cabo Escolà como cargo de confianza de Buch. Incluso, ha extrañado al fiscal y en la sala cuando ha empezado a explicar que obtuvo información del jefe de escoltas porque «era amigo suyo» y coincidían al Complejo Egara, la sede de los Mossos. Rodríguez ha resaltado que Escolà tenía «idees independentistas» y así lo expresaba en las redes sociales y «todo el mundo lo sabía» y un alto grado de confianza y «afinidad» con el presidente Puigdemont.
Así ha detallado de pe a pa la macroinvestigación que llevó a cabo contra Escolà, y con órdenes directas de la Jefatura, dando por sentado que había dejado en evidencia el cuerpo de Mossos d’Esquadra por haber estado de los pocos que había cumplido con el trabajo encomendado, proteger el presidente hasta el exilio. Rodríguez ha relatado que el exalcalde de Girona y exdelegat de Interior a Girona Albert Ballesta llegó a llamar con «vehemencia» a la entonces ninguno de los Mossos bajo el 155, el comisario Ferran López, para conceder una excedencia a Escolà, cosa que López denegó. Escolà cogió la baja y nunca fue a trabajar en su nuevo destino a Martorell.

Informes con faltas de ortografía
Mientras tanto, Escolà que ya está apartado del cuerpo, y el consejero Buch, se lo miraban sentados en la silla de los acusados. Pero, al turno de las defensas, ha sido lo más interesante. El presidente de la sala ha tenido que salir varias veces a hacer entender a las letradas Judit Gené e Isabel Elbal, que ya había entendido el sesgo de la declaración del intendente y que era trabajo del tribunal discernir los sentimientos y las opiniones de los hechos. Ha estado en este punto donde ha emergido uno de los puntos más espectaculares del juicio. En concreto, cuando el intendente ha visto como la letrada Gené leía parte de la valoración del intendente de los informes de Escolà que había hecho como cargo de confianza. «Usted dice que los informes de Escolà no son ni de trabajo de bachillerato… pero lo dice con un informe de 16 líneas con 12 faltas de ortografía y gramaticales», le ha reprochado. Otra vez el presidente de la sala ha salido al rescate del intendente que solo recibía muestras de apoyo de la vieja guardia de Mossos que estuvieron muy a gusto con el 155.
El intendente Toni Rodríguez ha afirmado que Lluís Escolà ayudó Puigdemont a marchar en Bélgica y después enlazó bajas, permisos y vacaciones por no volver a hacer de mozo. Precisamente, esta ayuda ha sido una cuestión recurrente durante la vista hasta que el presidente de sala ha cortado las menciones. «Este no es el hecho delictivo que se juzga», ha señalado. Un subjefe de Rodríguez ha seguido el relato de su exjefe y también han atestiguado dos escoltas para decir que, a veces, han hecho de escolta, sin arma. Ha habido momentos surrealistas como por ejemplo que un ex-escolta aseguraba que las imágenes de Escolà con Puigdemont se veía que tenía puesto «de escolta». «Y no podría ser porque hace 20 años que es escolta?», ha preguntado Gené. El presidente del Tribunal ha vuelto a aparecer para serenar los ánimos. Ha cerrado la vista la exdirectora general de Función Pública Pilar Sorribas, que ha avalado el nombramiento de Escolà como cargo de confianza. Mañana, nuevos testigos.