La ley de amnistía ha superado las enmiendas a la totalidad de la derecha y la ultraderecha españolas. Los textos alternativos introducidos por el Partido Popular y Vox, profundamente agresivos contra los partidos independentistas, han caído en la cámara baja entre reproches por parte del Partido Socialista y el conjunto de los socios de investidura de Pedro Sánchez. Mientras que el redactado de los de Alberto Núñez Feijóo, polémico en las últimas jornadas para abrir la puerta a la ilegalización de partidos, ha conseguido los votos tanto de Vox como de la Unión del Pueblo Navarro; los de Santiago Abascal se han quedado solos, con una presentación mucho más dura. En lo sucesivo, el próximo día 16 finaliza el plazo para la presentación de enmiendas parciales. Posteriormente, el texto rebotará de nuevo al plenario, que después lo enviará en el Senado para su ratificación -un proceso que el PP ya ha anunciado que obstaculizará tanto como pueda-.
Los diputados de la mayoría de investidura se han mostrado especialmente duros contra el Partido Popular por su enmienda a la totalidad. El portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, Gabriel Rufián, ha tildado de «lamentable» el «viraje» del PP hacia las tesis de la extrema derecha. El diputado de Sumar y secretario general del Partido Comunista de España Enrique Santiago ha situado los de Feijóo en misma línea que Vox: «Nunca han condenado el franquismo, la mitad de su grupo no votó la Constitución, y tienen la desvergüenza de presentarnos un delito de deslealtad institucional», ha espetado Santiago. Similares han sido los reproches del socialista Artemi Rallo, que ha vuelto a recordar el bloqueo impulsado por los conservadores del Consejo General del Poder Judicial, afeando la propuesta de ambas derechas de «ilegalizar millones de catalanes».

Igualmente duro contra la derecha española ha sido el diputado de Junts Josep Maria Cervera, que los ha acusado de «dinamitar el pluralismo político» con propuestas que promuevan la ilegalización de partidos. Cervera ha recordado también la recogida de firmas contra la reforma del Estatuto promovida por el Partido Popular en 2006, un hecho que, en sus ojos, entraría dentro de la deslealtad institucional que los de Feijóo pretenden perseguir. Por su parte, el diputado de EH Bildu Jon Iñarritu ha acusado los conservadores de querer «echar barro y más barro» sobre el debate político con su texto alternativo a la ley de amnistía.
La derecha se revuelve
Pese a la derrota al hemiciclo, el Partido Popular y Vox han reivindicado sus duras alternativas al redactado de la amnistía. La secretaria general del PP Cuca Gamarra ha rechazado la ley por «amparar no solo el golpismo político, sino también actos terroristas y de corrupción». La número dos del partido de Feijóo ha reiterado las acusaciones hacia el gobierno de Pedro Sánchez de «menoscabar la independencia judicial» con las alusiones al lawfare, exigiendo una «oposición firme» al independentismo. En defensa de su redactado, la popular ha reivindicado la «oportunidad política y solidez jurídica» que plantea el delito de deslealtad institucional contra los partidos independentistas. «No parece extraordinario, si se atenta contra la orden constitucional, que se pueda suspender o disolver a instancia de los jueces», ha argumentado. Gamarra ha afeado también a los socialistas que la defensa de la amnistía lo haya hecho Rufián, a quien ha tildado de «cobrador del frac». «Le acepto sobres», ha respondido el republicano con sorna.