Tamara Falcó ha vivido una Navidad muy intensa. Los días festivos los pasó en Miami con la familia Preysler, no sin polémica porque algunos testigos la vieron enfadada y sin hablarse con Íñigo Onieva en el avión hacia allí. Después, viajaron hasta Suiza para empezar el año en una estación de esquí con su grupo de amigos. Y ahora hemos podido saber, por ella misma, que los últimos días antes de volver a
Lo ha explicado en su reaparición en el programa de Pablo Motos en Antena 3, unas declaraciones que han dejado a todos los compañeros con la boca abierta: «He pasado unos días en una clínica de macrobiótica. He ido para empezar bien el año, ya que me he pasado comiendo pasta,
Lo peor de todo es que esta no sería la primera vez que comete esta locura, en la que un grupo de expertos en nutrición te ayudan a adelgazar rápidamente. ¿Y en qué consiste? Básicamente, les fuerzan a mantener una dieta basada principalmente en el consumo de cereales integrales, legumbres y verduras. En los días que pasan allí adentro, solo pueden comer productos de origen vegetal y, de vez en cuando, algún pez o fruto seco.


Tamara Falcó pasa unos días en la nieve con engaño del marido incluido
En estas primeras declaraciones del año, Tamara Falcó ha soltado un titular impactante. Estaba presumiendo de los viajes que ha hecho esta Navidad cuando, de repente, decía que su marido le había engañado. Teniendo en cuenta el historial de infidelidades de Íñigo Onieva, muchos podían pensarse lo peor. Pero no, se refería a otro tipo de engaño. La cuestión es que la pareja acudió a una de las estaciones de esquí más prestigiosas de toda Suiza. Con ocho amigos más, iniciaron el 2024 con una fiesta y muchas horas de esquí, una práctica que parece que Tamara no domina mucho.
El grupito quería hacer una excursión en raquetas de nieve, una idea que no convenció a Tamara. Su marido, sin embargo, la convenció: «¡Me engañó! Me dijo que era lo mismo que pasear por el pueblo, pero por la nieve. Mentira. Después de la primera subida yo tenía un pulmón fuera y veía que no acababa. Todos estaban compitiendo a ver quién hacía menos tiempo y yo teniendo que pararme porque necesitaba tomar un zumo. ¡Yo no estoy acostumbrada a la nieve! Sé esquiar un poco, pero siempre he ido a lugares de playa porque Miguel Boyer odiaba la nieve».