Bad Gyal ha experimentado un cambio vital radical desde que ha comenzado a triunfar como cantante. Convertida en una estrella internacional, no olvida sus orígenes y así lo confiesa en el documental sobre su vida que ha estrenado en el Festival Inèdit.

Todo lo que hace Alba Farelo genera una expectación inmensa, tal como ha demostrado el estreno de su proyecto La joia. Si a esto le sumas que, además, en el documental se ha sincerado como nunca lo había hecho… pues, como era de esperar, se ha acabado convirtiendo en todo un éxito.

A los fans les ha gustado verla desde esta ventana más íntima en conversaciones con su madre, ensayando y también sobrepasada: «Las cosas cada vez son más rápidas y hay mucha presión, algo que no llevo muy bien«, ha reconocido frente al micrófono del 3/24. El problema es que la industria sigue presionando, también en lo que se refiere al físico: «He aprendido muchas cosas, entre ellas a permitirme ser humana y tomar distancia. Hay días en que no me apetece mostrarme. ¿Qué pasa? Que en este mundo se te transmite la sensación de que no es suficiente».

¿Cómo vive Bad Gyal verse rodeada de estrellas internacionales?

Bad Gyal se ve rodeada de artistas tan influyentes como Maluma o Madonna, algo a lo que aún no termina de acostumbrarse. Ahora bien, intenta relativizarlo para no perder la cabeza: «Al final, todos somos jugadores del mismo videojuego».

Ella también se ha dejado llevar por la fama y todas las ventajas que conlleva, claro: «Con los años, me he vuelto más pija y más diva. No me avergüenzo porque trabajo muy duro para poder exigir, después, lo que quiero«. Además, insiste en que sigue con los pies en la tierra: «Me gustan los restaurantes caros y que me lleven al trabajo en furgoneta. Ahora bien, también me puede apetecer comer un bocadillo en la playa y lo disfruto igual».

Bad Gyal se sincera sobre el canvi de vida que ha experimentat - Europa Press
Bad Gyal se sincera sobre el canvi de vida que ha experimentat | Europa Press

Bad Gyal aún tiene que terminar de acostumbrarse a esta nueva vida, pero de momento intenta disfrutarla sin perder de vista el norte ni el sentido común. Tener compañeros de trabajo que la ayudan a mantener los pies en la tierra le va muy bien, dice, de la misma manera que su familia también está a su lado en los momentos de más presión que realmente pueden afectarla.

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