Felipe y Letizia están acostumbrados a viajar con mucha frecuencia, siempre que se requiere su presencia para representar a España donde sea. Como parece evidente, ellos no son los encargados de hacerse las maletas, sino que deben tener algún trabajador que las hace siempre que lo necesiten. El protocolo es importante y, aunque parezca curioso, también tienen normas estrictas respecto a todo lo que deben llevar encima cuando se van de viaje.
La revista Lecturas acaba de publicar una noticia sobre este tema que ha causado mucha gracia, ya que han podido saber que los reyes siempre deben llevar un conjunto de color negro en caso de que tuvieran que acudir a algún funeral imprevisto. Esta es una regla, ciertamente, bastante extravagante. María José Verdú, experta en protocolo y etiqueta, les explica que el equipaje de los monarcas siempre está pensado «al milímetro«, incluso con algunas «excentricidades» como esta.
«Lo que poca gente sabe es que en sus maletas viaja algo mucho más simbólico que una joya o un vestido de gala», dice. Y se refiere, como adelantábamos, a estar prevenidos antes de una hipotética tragedia. Los miembros de la familia real, también Leonor y Sofía, deben incluir un vestido de color negro adecuado para un posible tanatorio o funeral. Esto también lo hace la familia real británica, que lleva un conjunto de luto en cada equipaje que preparan.

¿De dónde surge esta regla del conjunto de ropa negra?
No debe pasar muchas veces que tengan que acudir a un funeral mientras están fuera de Madrid. Ahora bien, sí podría suceder que deban vestir de luto cuando bajan del avión… una norma un tanto anticuada, teniendo en cuenta que todo el mundo entendería que la noticia en cuestión los ha sorprendido fuera y es comprensible que no lleven nada negro. Sea como sea, quieren evitar los comentarios en este sentido, por lo que se ve.
Siempre llevan un conjunto «negro, sobrio y adecuado» para poder enfrentar una situación de pérdida nacional o familiar, «incluso si ocurre fuera del país». Una regla no escrita que tiene un sentido y un origen concreto que data de unas cuantas décadas atrás: «Cuando la imagen del monarca debía mantenerse en todo momento acorde a la situación del Estado. La apariencia, incluso de luto, forma parte del lenguaje institucional», dice esta experta.
Por ejemplo, recuerda el caso de Isabel II de Inglaterra. La monarca se encontraba en Kenia cuando murió su padre. No llevaba ropa negra en el equipaje, así que tuvo que esperar dentro del avión cuando llegó a Londres: «Tuvieron que hacerle llegar un conjunto negro adecuado antes de bajar y eso marcó un antes y un después en la logística del protocolo real». Desde entonces, en 1952, el luto siempre viaja con la corona.

Queda claro que no dejan nada al azar y que, cuando hacen las maletas para los reyes, siempre llevan ropa de todo tipo por si acaso. Son plenamente conscientes de que tendrán todas las miradas encima y, por eso, el equipo a su alrededor lo prepara todo «cuidadosamente organizado» y «con detalles ocultos«: «No es solo moda, es mensaje. Y no es solo previsión, es un poder simbólico».