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Eva Piquer: «El dolor es una putada, ni te hace mejor ni aprendes nada»
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Donde están los límites de la infelicidad, por qué de las desgracias recordamos los muertos pero olvidamos los supervivientes y, sobre todo, qué hacer con la brutalidad estéril e inevitable del dolor. De esto habla Aterrizaje, un relato de reconstrucción personal después de una catástrofe emocional. Es el libro, publicado por Club Editor, con el que la periodista y escritora Eva Piquer vuelve a la novela después de dos décadas. Y su conclusión es tajante: «El dolor es una putada, ni te hace mejor ni aprendes nada de nada».

Tres itinerarios que se van cruzando a través de la novela

La novela lleva a los lectores por tres itinerarios narrativos que se van cruzando. El primero relata una catástrofe aérea sin víctimas mortales –un aterrizaje de emergencia por una tormenta de hielo– que hubo en Islandia en 1973. Se explica en primera persona a través del piloto, Gregory Fletcher, que en el momento del accidente era un joven aviador de la fuerza aérea de los EE. UU. y que ahora recuerda la experiencia en una relación epistolar con la protagonista de la novela.

El segundo itinerario es el del viaje de la narradora a Islandia el 2019, con un fotógrafo que acaba de conocer y una pareja extravagante que no conoce de nada. Van a visitar la chatarra que queda de la carcasa abandonada del avión, un centro mundial del turismo de catástrofes.

Y el tercer itinerario es, en realidad, un trasfondo presente también en los otros dos: el relato del dolor de la narradora y de su lucha para reconstruirse, trufado de recuerdos parciales –sin explicar la historia entera– que permiten hacerse una idea de lo que le ha pasado a la protagonista. Es una catástrofe emocional, a diferencia de la física del avión. Y es lo que la narradora que denomina «Todo Aquello». Con mayúsculas. Y sin más.

Aterrizaje', el libro con que Eva Piquer vuelve a la novela después de dos décadas, publicado por Club Editor / ACN
‘Aterratge’, el libro con el que Eva Piquer vuelve a la novela después de dos décadas, publicado por Club Editor en catalán (versión original) i por Tránsito en castellano/ ACN

Una catástrofe que no se explica pero que se entiende

La narradora evita explicar la catástrofe –a pesar de que la deja entrever muy dosificadament– porque el tema de la novela no es la desgracia misma, sino como sobrevivir. «Quiere ser una historia de supervivencia: sobre cómo lo hacemos para sobrevivir a las catástrofes. La narradora ha vivido su catástrofe y se acerca a ella como puede», explica Piquer.

Sobre el porqué del libro, Piquer admite: «Tenía la idea de que mi supervivencia pasaba para escribir un libro sobre supervivencia. Me obsesioné con los accidentes en que no muere nadie. Sabemos más cosas de los accidentes con muertes (el Titanic, el Challenger, el Concorde, el avión de Germanwings) que de los accidentes en que todo el mundo sobrevive para explicarlo. Cuando supe que había un avión que había caído en Islandia en 1973 y que todavía se encontraba al lugar donde cayó, la metáfora se me hizo evidente. Ya tenía proyecto literario. Aterrizaje es la historia de un aterrizaje literal y de un aterrizaje emocional. De la construcción después de la destrucción, del renacimiento después de la catástrofe».

Las desgracias no son una oportunidad

Toda la novela está regida por un tono contenido, pero esto no impide fragmentos de gran dureza y, por lo tanto, de dramatismo, siempre sin aditivos. No hay lágrimas, en todo caso rabia o llamar a las cosas por su nombre. «Estoy lejos de ver las desgracias como una oportunidad, odio el discurso Ahora he aprendido a valorar lo que importa y viva la hostia que me ha hecho más fuerte», dice en un momento del libro la narradora. Durante el relato advierte también que «la infelicidad nunca es completa» –del mismo modo que no lo es la felicidad– porque las necesidades vitales básicas obligan a aparcarla y salir adelante.

La frontera entre realidad y ficción: ¿Qué son los recuerdos?

Como en toda obra literaria escrita en primera persona, la pregunta sobre qué hay de real y qué hay de ficción es inevitable. Se la hace el lector y, si puede, la hace llegar al autor o autora. La respuesta de Piquer en este caso es clara: «La ficción y la no-ficción son importantes en Aterrizaje, son temas del libro. Yo creo que los recuerdos son siempre una reconstrucción y, por tanto, una ficción».

El sueño de ver el libro traducido al inglés

La autora tiene muy clara la separación entre el personaje de la narradora y ella misma. Solo atraviesa esta frontera para habla de Gregory Fletcher: certifica que es rigurosamente cierto que le ha respetado los textos que le envió con su narración del aterrizaje forzoso en Islandia. Él le pidió que no los modificara porque ha leído demasiadas versiones que lo pintan como un héroe –cosa que rechaza–, y la autora subraya que «un pacto es un pacto». De hecho, la calidad literaria de la novela no se resiente nada en estos fragmentos importados. «Gregory escribe muy bien», confirma Piquer.

Y también admite que se plantea ir a visitar a Fletcher a Memphis, donde vive, para conocerlo personalmente y llevarle la novela, en catalán (Club Editor) y en castellano (Tránsito). ¿Y en inglés, cuándo? «La idea de que Aterrizaje se publique en inglés es, ahora mismo, el sueño de mi vida, el deseo que pediría si me hicieran pedir uno», reconoce. 

De momento, en Cataluña es una de las novedades literarias más destacadas de este final de invierno que ya mira hacia Sant Jordi. De Eva Piquer habrá otra novela a corto plazo. Ya trabaja en ella y aborda la dificultade de ser mujer i querer escribir.

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