Torito ha reaparecido a TV3 después de muchos años sin pisar un plató de la televisión pública catalana. El reportero de televisión, ligado históricamente a Telecinco, ha sido entrevistado por Ricard Ustrell. El menorquín ha recordado su pasado de estudiante de Bellas artes, un momento en el que le propusieron acudir al programa
El
En esta entrevista con Ricard Ustrell ha demostrado que mantiene la locura que le hizo conocido, hasta el punto de hablar del miembro viril del presentador y de pedir a una persona del público que hiciera la croqueta por el plató. Sin ningún tipo de filtro, también ha sacado a la luz qué prohibiciones le hicieron cuando lo ficharon en Telecinco: «Nos dijeron que allí no podíamos hablar de religión, porque el Vasile era el Papa en condiciones, y tampoco podíamos decir la palabra

La gente lo ve como un tertuliano «incontrolable«, dice, y cree que esto impide que lo fichen en ciertos programas más serios: «¿Por qué hace 23 años que no venía a TV3?«. Y de aquí ha soltado una crítica contundente contra Telecinco y, más concretamente, contra el nuevo programa de Ana Rosa Quintana: «A mí lo que me da vergüenza de televisión son los muchos programas que hay en los que cualquier colaborador puede hablar de todo. Me revienta porque no puedes hablar de Israel y de Isa Pantoja con los mismos colaboradores, quienes sean expertos en todo. Esto no puede ser. Yo he dicho que no muchas veces y doy muy pocas entrevistas porque sé que después todo lo que digo acaba siendo un titular y me perjudica. Continúo diciendo, sin embargo, que no puedes tener Makoke y que le de igual comentar una cosa u otra… Un beso, Makoke».
Torito explica cómo fue el proceso de gestación subrogada para tener sus hijos
Torito es padre y ha aprovechado este escaparate para compartir su historia: «Yo tenía una pareja formal hombre y quería ser padre, así que empecé el procedimiento para adoptar un niño en España. Me dijeron que era el último de la lista y que tendría que esperar muchos años… Puedes adoptar, sí, pero a los transexuales les dan niños que están a punto de morir. En este panorama, pude subrogar. Fui a América porque allá este concepto es muy diferente en otros países. La mujer que nos ayudó a ser las personas más felices del mundo trabajaba y el proceso es tan caro porque le acabas pagando el sueldo cuando tiene que dejar de trabajar por culpa del embarazo».

«Nosotros teníamos buena relación con ella, todo era perfecto y nos invitó a su boda. Aquí no se puede entender, pero el mundo americano es muy diferente. Hay gente a quien le gusta ayudar la gente de una forma que no sé si aquí seríamos capaces de hacer esto. Todas estas mujeres lo hacen como una experiencia de vida, tenía un buen sueldo y quería hacerlo porque esto te aporta una cosa personal», ha añadido.