En los últimos años, la formación profesional ha comenzado a perfilarse como una de las enseñanzas postobligatorias con más facilidades de inserción en el mundo laboral. Según el último estudio elaborado por el Consell General de Cambres, más de la mitad de los alumnos titulados en cualquier grado de FP encuentran trabajo una vez finalizados sus estudios. El secreto del éxito de la buena inserción laboral radica en las estancias de prácticas empresariales de los estudiantes de formación profesional, potenciadas a través de la modalidad de FP Dual, la cual combina la formación en el aula con el aprendizaje directo en las empresas del sector de manera remunerada, algo que en las estancias empresariales de otros tipos de enseñanza postobligatoria, como la universitaria, no siempre ocurre. A pesar de la inversión creciente de la consejería de Educación en la FP, el sector de la formación profesional continúa arrastrando problemas para encontrar empresas con las que firmar convenios de prácticas: «El gran problema es que las prácticas se estructuran igual para todos los sectores de FP», apunta el director del Instituto Tecnológico de Barcelona (ITB), Alberto Vila, en conversación con El Món.
La normativa actual sobre la que se rige la formación profesional establece que los estudiantes deben realizar entre 300 y 700 horas de prácticas, organizadas «en un tiempo de 4 horas diarias y 20 semanales si se compaginan las prácticas con la actividad en el centro o bien de 8 horas diarias hasta un máximo de 40 semanales si se hacen de forma intensiva [que es lo que se busca con la FP Dual]». El problema para el director del ITB, por tanto, es que se pide desde la administración catalana las mismas horas de prácticas a todos los estudiantes de formación profesional, independientemente de si cursan estudios relacionados con informática, por ejemplo, o con peluquería. A este agravio se añade la irrupción creciente de la inteligencia artificial dentro de las empresas: «Algunas empresas ya no buscan perfiles juniors o de prácticas porque sus funciones ya las cubren con inteligencia artificial», argumenta Alberto Vila, que augura un curso complicado para establecer convenios con el tejido empresarial de su sector.
En su caso, según explica, ya hace años que arrastran problemas para poder colocar a todos los estudiantes de grado medio en empresas donde realizar las prácticas obligatorias. Ahora, sin embargo, debido al cambio de paradigma con la inteligencia artificial, estas dificultades también se trasladan a los estudiantes de grado superior: «Antes no nos pasaba. Ahora, incluso, las empresas buscan perfiles de grado superior que puedan utilizar directamente la IA», añade Alberto Vila. Una investigación reciente de la Universidad Stanford ya apuntaba que el auge de la IA dentro del mundo empresarial tiene un impacto directo en la contratación de personal, especialmente en el sector de la programación, uno de los más afectados por esta nueva herramienta. El mismo CEO de Meta, Mark Zuckerberg, ya aseguró en una entrevista el pasado mes de enero que su empresa ya cuenta con una IA que «puede desarrollar el papel de un ingeniero de nivel medio dentro de una compañía». Este cambio de tendencia dentro de las empresas, por tanto, también repercute en el sistema educativo.

La paradoja del auge de la IA en las empresas
La apuesta desmedida por la inteligencia artificial puede convertirse, a la larga, en un tiro en el pie para las mismas empresas. «Si no se introducen nuevos trabajadores desde abajo, ¿cómo serán buenos profesionales después?», se pregunta el experto en educación e IA de la facultad de educación de la Universidad de Barcelona Antonio Lovato. Una idea que el jefe de desarrollo corporativo de Mobile World Capital, Jordi Arrufí, define como «paradoja»: «No se pueden tener perfiles séniores sin juniors», añade. Ahora bien, a pesar del cambio de paradigma, los expertos consideran que las empresas aún no han sustituido del todo el trabajo humano por artificial.
Arrufí alerta que la inteligencia artificial tiene un impacto directo en las empresas del sector tecnológico: «De momento, nadie nos dice que ya están automatizando puestos de trabajo con la IA, pero sí que es la intención a largo plazo», relata. En el estudio que la entidad publicó el pasado mes de junio, Digital Talent Overview 2024, ya apuntaba que la demanda de perfiles tecnológicos -es decir, el número de ofertas de trabajo publicadas- se ha «estabilizado»: «Se piden más del doble de perfiles que hace unos años, pero ahora se ha comenzado a estabilizar», añade. Esta estabilización, por tanto, ya deja entrever un cambio de tendencia dentro del sector. En este sentido, Lovato enfría el alarmismo y mantiene que, a pesar del auge de la IA dentro de las funciones del día a día de algunas compañías, estas herramientas nunca sustituirán del todo el trabajo humano: «La inteligencia artificial no puede sustituir a los trabajadores porque, por mucho que le llamemos inteligencia, no es inteligente, sino que se basa en estadísticas y aprendizajes dados por los humanos», argumenta el profesor de la Universidad de Barcelona.
Aunque los expertos mantienen que las empresas aún no han efectuado completamente la incorporación de la IA y descartan que esta herramienta sustituya el trabajo humano, ambos coinciden en que es necesario repensar parte del sistema educativo: «Las empresas tienen un interés comercial en conquistar la inteligencia artificial, y esto también afecta a los estudiantes. Es más barato usar una IA que formar a un alumno en prácticas«, reflexiona Lovato. En esta línea, Jordi Arrufí también apunta que es necesario un cambio de rumbo formativo para adaptarlo a las nuevas necesidades del mercado laboral: «Por ejemplo, vemos que hay algunas formaciones en un lenguaje concreto de programación que ya no sirven, no son efectivas. Las empresas buscan un nivel de expertise que pueda controlar la inteligencia artificial», argumenta Arrufí, que define la IA como un «copiloto» y al trabajador como el «piloto» que la guía.

Algunos sectores de FP resisten la irrupción de la IA
La irrupción de la IA dentro de las empresas ya comienza a tener un gran impacto dentro del sector informático y, por consiguiente, en su rama de formación profesional. Otros sectores, sin embargo, aún resisten: «De momento no hemos recibido ningún comentario por parte de las empresas que indique que dejen de acoger alumnado en prácticas por esta razón», apunta el subdirector del Instituto Escuela del Trabajo de Barcelona (ETB), Sergio Gómez, que defiende que, a pesar de que la inteligencia artificial es una «herramienta muy valiosa y con un amplio potencial de aplicación» que puede tener un impacto sobre su sector formativo, aún no han detectado que suponga un «impedimento» para sus estudiantes a la hora de establecer vínculos de prácticas con las empresas.
Ahora bien, en el ETB también tienen otras complicaciones para encontrar empresas de prácticas, que afectan sobre todo a los alumnos de ciclos medios: «El principal reto continúa siendo encontrar empresas dispuestas a aceptar menores de edad. Esto afecta especialmente a ciclos como los de construcción, mecanización, sistemas microinformáticos u operaciones de laboratorio, entre otros», detalla el subdirector del centro educativo. En el caso de los estudiantes que cursan la modalidad intensiva, es decir, la FP Dual, las principales complicaciones que han encontrado en el ETB radican a la hora de encontrar «empresas colaboradoras» para los estudios de carpintería, «parte de las telecomunicaciones» y «preimpresión digital», que es un grado medio intensivo: «En este último caso, es cierto que determinadas tareas podrían ser parcialmente asumidas por la IA, pero tampoco hemos recibido ningún comentario por parte de las empresas que colaboran con nosotros», añade Sergio Gómez.
Aunque no se trata de una problemática que afecta al conjunto del tejido de formación profesional del país, la irrupción de la inteligencia artificial augura un cambio de rumbo interno dentro del tejido empresarial. Un viraje repercute en la contratación de personal junior de los sectores tecnológicos y, de rebote, en su rama formativa. Ante esta nueva complejidad, por tanto, los expertos apuntan que la administración debe readaptarse para mantener el buen funcionamiento de las estancias de prácticas como pasos fundamentales en la formación de los estudiantes y su posterior entrada al mundo laboral. «Sin juniors no puede haber seniors», insisten.