Martí Farrero (Barcelona, 1961) ha sido uno de los periodistas políticos más reconocibles de Catalunya Ràdio. Vinculado a la emisora pública desde sus inicios, cuando aún estaba en pruebas, ahora se jubila después de más de 42 años en antena. El Món lo entrevista para saber qué hará ahora y cómo recuerda algunos de los momentos más destacados de su trayectoria.
Usted fue uno de los primeros trabajadores de Catalunya Ràdio, si tenemos en cuenta que empezó a trabajar allí cuando la emisora aún no tenía una emisión regular. ¿Qué recuerda de aquellos primeros días allí?
Lo que recuerdo es el trabajo arduo que hicieron los primeros responsables de los servicios informativos de Catalunya Ràdio, dos personas que lograron una especie de milagro, que fue convertir en periodistas profesionales a un grupo de aficionados muy jóvenes y entusiastas, como yo, que aún estaba estudiando la carrera. Inicialmente, aquello parecía que simplemente iba a ser mi hobby; pero gracias al entrenamiento de aquellos meses tuve claro que debía convertirse en mi oficio.
¿Creían que acabaría convirtiéndose en la radio referente que es ahora?
Yo enseguida me di cuenta de que nos habíamos embarcado en un proyecto de radio en grande. Aquello nacía con vocación de liderazgo, de radio nacional, e hicieron un gran esfuerzo de formación con un grupo de periodistas potenciales que querían convertir en periodistas con mentalidad de profesionales. A mí, me encargaron hacer un resumen informativo diario a las once de la noche. Cuando yo terminaba de hacer la antena, allí entraban los monstruos de la radio del momento como Jordi Vendrell o Ramon Barnils para hacer uno de los programas más icónicos que se han hecho nunca en la radio en catalán como era El lloro, el moro, el mico i el senyor de Puerto Rico. Era imposible no entender que aquello estaba llamado a ser el gran fenómeno de la comunicación en Cataluña.
Empezó en la radio local en un momento de boom de este tipo de medios. Muchos consideran que este debería ser un aprendizaje imprescindible para un estudiante de periodismo. ¿Lo recomendaría?
La eclosión de la radio municipal, a partir de los primeros ayuntamientos democráticos, fue una oportunidad única para los periodistas que nos incorporábamos a la profesión. Para mí fue la gran puerta de entrada y creo que sigue siendo una escuela magnífica de periodistas, una gran cantera porque trabajas con el periodismo de proximidad y tienes que hacer de todo. Pierdes un poco el miedo al micrófono y si te has formado en la radio local, tienes muchas posibilidades de acabar encajando bien en una radio nacional.
Ha estado prácticamente toda su carrera hablando de la actualidad política del país. ¿Cómo es la política catalana?
Sempre me había resultado muy interesante la política, ya que es el reflejo de la sociedad que quiere representar. Cuanta más pluralidad y más contraste de intereses, más intensidad toma el periodismo político y más sentido tiene la función del periodista político. Quien diga que la política no le interesa o no le afecta, se está autoengañando. Desde la recuperación de la democracia hemos tenido etapas muy marcadas y diferentes con sus picos de intensidad. Siempre hay historias políticas interesantes en el mundo del periodismo.

El estallido soberanista ocupó horas y horas y aún más horas de radio. ¿Cómo recuerda los años más álgidos? ¿Cómo era trabajar en Catalunya Ràdio entonces?
La etapa más intensa que he vivido como periodista político ha sido, sin lugar a dudas, la del Procés. Fue especialmente intensa… se produjeron grandes eventos en poco tiempo, muy importantes y todos a la vez. Se generó la tormenta perfecta para el periodista político y nos tuvimos que multiplicar, dedicando todos los esfuerzos porque el Procés era portada en la prensa internacional y todo estaba en todas partes. Yo, que por entonces trabajaba como editor de uno de los informativos de Catalunya Ràdio, recuerdo que casi no pisaba la redacción porque siempre estaba por ahí cubriendo los actos políticos o las manifestaciones.
¿La relación entre los políticos y los periodistas políticos es tan contradictoria como parece?
Sí, siempre lo es. En mi caso, he intentado mantener esta relación a partir de dos condiciones imprescindibles como son una mirada crítica sobre el trabajo del político y respeto mutuo. Nosotros no trabajamos al dictado de nadie y no somos portavoces de ninguna opción política, lo que hacemos es fiscalizar, valorar lo que hacen bien y denunciar lo que hacen mal. El buen periodista no necesita recurrir al sensacionalismo o al populismo porque eso es el antiperiodismo. Me ha funcionado relativamente bien, la verdad, y estoy contento.
«El procés va generar la tempesta perfecta per al periodista polític, ens vam haver de multiplicar»¿Cómo eran los periodistas de hace 40 años y cómo son los de ahora? ¿Han cambiado más los periodistas o el oficio en general?
Creo que los periodistas somos de la misma pasta, con la misma vocación y el mismo sentido de la responsabilidad de siempre. Lo que ha cambiado es el periodismo, ya que estamos inmersos en cadenas de revoluciones tecnológicas constantes y eso nos obliga a procesos de reciclaje permanentes. Ha cambiado el oficio, con nuevos hábitos de consumo de la información y mejores herramientas que nos permiten llegar a todas partes y a todos. Esto genera nuevas oportunidades porque nuestros impactos ejerciendo el periodismo son más grandes, pero también nos genera más retos. Ahora todo esto requiere de un periodismo más responsable y más autoexigente. Oportunidades nuevas, todas, pero debates sobre retos y peligros también.

Las fake news y la desinformación son el problema más grande que tenemos ahora los periodistas? ¿O cree que hay algún hándicap aún mayor?
De desinformación y estrategias manipuladoras las ha habido siempre, pero ahora es más difícil de combatir porque ha escalado y el impacto es global. Las mentiras circulan por la red a la velocidad de un clic, se viralizan, se comparten desde el anonimato y la impunidad… la receta para esto es más y mejor periodismo. Este periodismo de verificación de datos, de hecho, está haciendo un papel muy importante a la hora de desenmascarar todas estas perversidades que degradan y desacreditan el periodismo.
No es de aquellos que cree que el ChatGPT puede acabar haciendo de periodista y dejándonos a todos sin trabajo?
No, en absoluto. Yo creo en el esfuerzo, la constancia y la terquedad del periodista. No desaparecerá el periodismo hecho por humanos, no me da ningún miedo.
Hace muchos años que se dice que la radio dejará de tener oyentes, pero la realidad es que no hay nada que la mate. ¿Qué cree que es el futuro de este medio usted que ha trabajado tantos años?
La radio ha podido con todo, ha soportado todos los retos que le habían planteado y la imagen no ha podido con la radio. Cada vez es un medio más visual y ha demostrado una adaptación a los cambios como ningún otro medio de comunicación. La radio no morirá nunca mientras detrás haya profesionales enamorados de la radio.

Últimamente, usted hacía un periodismo más de análisis y profundidad. En un momento de tanta prisa generalizada y de ganas de consumirlo todo rápidamente, ¿aún hay un hueco para este tipo de programas?
Te diría, radicalmente, que los programas más de análisis y profundidad tienen su espacio y ahora más que nunca. La globalización ha hecho que parezca que se nos requiera mucha inmediatez y superficialidad, hasta el punto de que ahora se valoran más las informaciones en términos cuantitativos y no cualitativos. Esto nos ha arrastrado hasta el aburrimiento de las audiencias por saturación. Hemos llegado a un cierto punto de inflexión, nos hemos dado cuenta de la necesidad de corregirlo y celebro mucho que haya un retorno a los programas de análisis y al periodismo más calmado. El periodismo de análisis e interpretación es importante porque debemos poner en contexto lo que pasa, ahora es más imprescindible que nunca. Detecto el retorno a un periodismo más de análisis, más pausado y con más reflexión que proporcione claves para poder interpretar lo que te rodea.
La creación del 3CatInfo será buena y positiva para la radio? Ha habido mucho revuelo con la creación de los nuevos informativos y, sobre todo, por lo que afecta a Catalunya Informació. ¿Es una buena decisión crear un paraguas que lo englobe todo? ¿La radio pública catalana saldrá fortalecida o se resentirá?
Debemos dar tiempo para poder valorar el sentido de estos cambios, pero lo que sí diría es que es bueno asegurar que los cambios se harán en las condiciones y las máximas garantías de éxito. Es bueno que los servicios informativos de Catalunya Ràdio y de TV3 sumen sinergias porque puede tener un efecto multiplicador sobre la capacidad de generar buen periodismo. Ahora, de la misma manera te digo que la Corporación ha acumulado 40 años de una potencia comunicativa extraordinaria y tienen un suelo muy consolidado. Para continuar creciendo, estos cambios deben hacerse a partir de la premisa de que es necesario preservar estas fortalezas y, por tanto, que hay que proteger las marcas que nos han hecho grandes como son Catalunya Ràdio y TV3.

¿Qué debería cambiar Catalunya Ràdio para seguir creciendo? ¿Le falta algo?
La base del éxito de Catalunya Ràdio y de otros proyectos colectivos es que esta es una labor de equipo muy vocacional, así que lo que se debe hacer es mantener el temple constante de la motivación. Pueden generar nuevas motivaciones, estos cambios, así que todo lo que se haga debe hacerse convencidos de que el motor del buen trabajo será el estímulo permanente y que te sientas valorado. Hay muchas potencialidades de la emisora que aún se pueden explotar para seguir creciendo y marcándose metas más ambiciosas.
¿Por qué sigue ganando RAC1 si nos fijamos en los matinales?
No sabría decírtelo… debe ser mérito de RAC1. En todo caso, sé que detrás de los grandes comunicadores como estos dos casos hay equipos extraordinarios de grandes profesionales que trabajan muy bien en todos los registros. A partir de aquí, la batalla por las audiencias nos inquieta… Pero creo que Catalunya Ràdio tiene la satisfacción de trabajar a pleno rendimiento porque todos los profesionales ponen sus mejores energías. Esta es la base del éxito y creo que, tarde o temprano, llegará. Catalunya Ràdio es la radio nacional y su ambición no debe tener límites. Durante décadas hemos sido líderes, así que es un objetivo legítimo revertir la situación y recuperar el liderazgo.
Y la pregunta es obligada: ¿qué hará ahora que ha dejado los micrófonos? ¿Echará de menos la rutina o ya tiene ganas de descansar? ¿Qué cree que es lo que más echará de menos?
Lo que echaré de menos es tener un micrófono de Catalunya Ràdio en las manos, sé que este será un proceso lento y gradual. Solo hace una semana que me he jubilado, por eso, pero las primeras impresiones son muy positivas. El primer impacto que he recibido ha sido la satisfacción de poder dedicar todo el tiempo que sea necesario a la familia, a la gente que más quiero y a mi entorno. Ahora estoy en un proceso de sustitución, que me costará, de la crónica política diaria por el placer de escribir para mí que me proporciona una gran serenidad porque escribo sin ningún tipo de condicionantes. Esta escritura es una pasión que, ahora que la practico desde otra perspectiva, me resulta muy gratificante. Escribo ficciones, las que voy acumulando pero sin la intención de publicarlas nunca.