Un muerto cada quince minutos. Esta es la fatídica cifra de defunciones que deja el tabaco en el estado español, un total de 50.000 muertes cada año. En todo el mundo, el tabaco mata cada año a más de ocho millones de personas, de las cuales 1,2 millones son fumadores pasivos. Esto hace que sea la primera causa de muerte prevenible en el estado y el principal factor de riesgo en los tumores también evitables. El tabaco, de hecho, es el responsable de uno de cada tres casos de cáncer. El objetivo en el Día Mundial Sin Tabaco que se celebra este miércoles es conseguir una generación libre de humo para el 2030, es decir, que las personas que cumplan la mayoría de edad de aquí a siete años no hayan fumado nunca. En Europa el objetivo se ha establecido para el 2040. La Asociación contra el Cáncer de Barcelona se ha unido a una recogida de firmas de Una Europa sin Tabaco para conseguir la fuerza necesaria para liberar los espacios públicos del humo del tabaco.

El objetivo es proteger especialmente a los menores, que sufren los efectos nocivos del tabaco sin haberlo elegido. Son los conocidos como fumadores pasivos y ahora, además, tienen acceso a nuevos dispositivos como los vapeadores. Esta iniciativa ha conseguido liberar 300 espacios públicos del humo del tabaco, que afecta a 2,5 millones de personas. En Barcelona, la Asociación contra el Cáncer ha conseguido crear las playas sin humo junto con el Ayuntamiento de Barcelona y el Departamento de Salud.

«Evitar que las nuevas generaciones caigan en la adicción del tabaco y conducir a la sociedad hacia nuevos espacios sin humo implica a toda la sociedad y solo será posible con estas iniciativas que convierten la lucha contra el tabaquismo en un movimiento social», explica Olga Muñoz, responsable de Prevención e información de la Asociación Contra el Cáncer en Barcelona.

Una persona ofrece tabaco a otra / Pixabay
Una persona ofrece tabaco a otra / Pixabay

El peligro de los vapejadors

Hay quién cree que los vapejadors son más sanos y, por lo tanto, menos peligrosos, que el tabaco tradicional. Esto no es cierto, puesto que estos dispositivos no generan vapor, sino aerosol que se va ingiriendo despacio. Además, todavía no hay bastante estudios para identificar los efectos de su consumo a largo plazo, a pesar de que sí que se ha demostrado que tienen a corto. De hecho, se han encontrado sustancias clasificadas como cancerígenas, concretamente en los líquidos y aerosoles que contienen.

«Además de demostrar que estos dispositivos no son una alternativa eficaz para dejar de fumar, se ha demostrado que tienen efectos adversos y que su utilización genera emisión de nicotina y sustancias cancerígenas que pueden contaminar los espacios cerrados, con los consiguientes riesgos por exposición pasiva, es decir, sin haber consumido el producto directamente», explica la portavoz de la asociación. La entidad ha puesto a disposición de la ciudadanía programas gratuitos para dejar de fumar y de utilizar vapejadors.

Además de ser peligrosos, estos dispositivos complican poder lograr el objetivo de la primera generación sin humo. En principio aparecieron al mercado como una alternativa para dejar de fumar, pero el cierto es que son la entrada para el consumo del tabaco. Según datos de la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES), el 22,8% de estudiantes de entre 14 y 18 años consume cigarrillos electrónicos y el 44,3% ha consumido alguna vez. También hay una clara relación entre el consumo de tabaco y cigarrillos electrónicos, más del 77% de los estudiantes que han fumado tabaco reconocen también haber consumido dispositivos como los vapejadors.

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