Una de las primeras medidas de Joan Ignasi Elena como consejero de Interior de la Generalitat fue incluir el Cuerpo de Agentes Rurales (CAR) dentro de la estructura del departamento. Hasta esta legislatura, a pesar de ser policía administrativa, los CAR estaban sometidos a la disciplina del departamento de Acción Rural. La incorporación a Interior supuso, de hecho, el incremento directo de medio millar de agentes con información y especialización en el medio rural y el medio ambiente. Una decisión que, en un principio, ya preocupó a los miembros adscritos en la antigua Área Central de Medio Ambiente, repartidos a las URMA, las Unidades Regionales de Medio Ambiente. Ahora, ven una «priorización de los Agentes Rurales» en oposiciones, promociones internas, creación de escalas y recursos ante el que consideran un «abandono de la Unidad de Medio Ambiente de los Mossos d’Esquadra».
Un fenómeno contrario al que, en principio, establecía el nuevo decreto de estructura de los Mossos d’Esquadra de marzo de este año. La reestructuración que aprobó la jefatura del cuerpo fue la transformación del Área Central de Medio Ambiente en división –una categoría más importante en el organigrama de la policía de la Generalitat– y puso al frente Joan Carles Escobar, un intendente con experiencia en varias ABP, como por ejemplo Terrassa y Manresa. Esta división tenía que ser la encargada de la actividad inspectora en relación con la normativa medioambiental y de asumir la investigación de aquellos ilícitos que se consideraran dentro de esta materia.
Una medida que despertó cierta expectativa en los agentes del área y, sobre todo, en los efectivos repartidos en las unidades regionales, cada vez con menos recursos y con las competencias más recortadas. Pero, curiosamente, el decreto las deja fuera y solo harán «interlocución». Meses después, el desencanto es evidente y ven cómo la intención de fondo de la dirección de la policía es dejar morir las Unidades Regionales de Medio Ambiente y reconvertir a los Agentes Rurales en una especie de

La cenicienta de los Mossos
«Por no tener, no tenemos ni relación de puestos de trabajo», coinciden en reprochar efectivos de diferentes URMA en conversación con El Món. De hecho, no los renuevan ni el parque móvil ni está prevista ninguna incorporación en los planes programáticos de distribución de nuevos efectivos. Un detalle que consideran inquietante porque muchos de sus integrantes actuales ya se acercan a lo que se denomina edad de jubilación o a la de segunda actividad, puesto que tienen de media más de cincuenta años. En cambio, ven como el departamento «mima» a los Agentes Rurales. «Cada vez son más, con más recursos, más proyección mediática y más apoyo político… para continuar haciendo el mismo trabajo que hasta ahora», apuntan los policías. Una tesis que coincide con las cifras de la fiscalía de Medio Ambiente, que no ha notado diferencia entre las investigaciones y denuncias que ha interpuesto los agentes rurales en los últimos años, a pesar del crecimiento de este cuerpo.
Los Mossos de Medio Ambiente se encuentran «dejados de la mano de Dios, de la Jefatura y del mando de la nueva División de Medio Ambiente». «Hemos desaparecido de las infografías, de los planes de despliegue, de las inversiones y del Consejo de Policía, ahora la policía del Medio Ambiente son los Rurales», remarcan.

Coches, barcos y drones vs vehículos con más de 300.000 kilómetros
«Las diferencias de trato son evidentes», detallan veteranos miembros de las URMA que este año quieren celebrar el vigésimo cumpleaños de la creación de su área con una «fiesta de la precarización». El Área Central de Medio Ambiente se creó hace treinta y dos años. «Nuestros vehículos tienen más de 300.000 kilómetros y si estamos en la lista para que nos entreguen nuevos vehículos debemos de estar en la casilla de suplentes, porque no salimos en ninguna parte», critican no sin ironía. En cambio, contraponen el nivel de inversión en el CAR con «vehículos, barcos, o drones… incluso, se los planteó comprar bicicletas eléctricas».
Para demostrarlo, subrayan que antes del verano el mismo consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, entregó 66 nuevos vehículos al Cuerpo de Agentes Rurales, en un acto muy promocionado en Caldes de Montbui. En total, este año, el departamento ha adquirido para los Agentes Rurales en régimen de arrendamiento un total de 131 vehículos Toyota Hilux, que suponen una inversión de 6,4 millones de euros. De estos, 97 son vehículos 4×4 todoterreno
Otro de los ejemplos que, para los agentes de las URMA, clama al cielo es el caso de los drones. La Unidad RPAS (Remotely Piloted Aircraft Systems) del Cuerpo de Agentes Rurales se creó dentro del Grupo de Apoyo Aéreo el verano del año 2018. Ahora cuenta con una veintena de efectivos y también unos veinte drones. Incluso tiene un estand propio al Mobile World Congrios. En cambio, las URMA son las últimas de la cola cuando tienen que pedir apoyo a la unidad de drones de los Mossos. Más o menos, como pasa con las unidades acuáticas. Las URMA ven recortadas sus alas tanto por la tarea de la nueva unidad marítima de los Mossos d’Esquadra como por la inversión en barcos y robots marinos de la Unidad de Apoyo Marino de los Agentes Rurales. Un gasto de recursos que «ni está ni se espera para las URMA».

Más Agentes Rurales, pero menos policías
También el aumento de la plantilla de los Rurales ha sorprendido en las URMA. Un aumento que consideran que no se corresponde con un aumento de trabajo. De hecho, Elena aplicó lo que el antiguo director del Cuerpo de Agentes Rurales, Marc Costa, proyectó para su renovación integral. Así, han puesto en marcha el Plan Estratégico del Cuerpo de Agentes Rurales 2019-2024 (PECAR). Un plan que tiene como objetivo «adaptar el cuerpo a los retos actuales e incrementar la plantilla en 300 agentes para el año próximo». En resumidas cuentas, esta renovación supone incrementar la plantilla de 500 a 800 miembros.
Siguiendo este hilo, ya hay varias convocatorias en los últimos dos años, que oscilan entre los 54 a los 100 agentes de la escala básica. En este plan, hay la promoción de 35 subinspectores. Como muestra, el pasado cinco de diciembre los subinspectores se encontraron al Complejo Egara de los Mossos d’Esquadra. Una imagen que habría estado difícil de imaginar hace pocos años. Lo único que aún diferencia el CAR de los Mossos es que los Rurales todavía no van armados. El miedo del Estado a tener otro cuerpo armado en Cataluña ha hecho que el ministerio del Interior haya impugnado la decisión de armarlos. Un pleito que todavía colea. «No sé por qué quieren ir armados, si no saben ni contar cuántos accidentes de caza hay», reprochan con sarcasmo desde diferentes URMA.
«Hace veinte años que picamos piedra y ahora resulta que la policía del Medio Ambiente son ellos, que nunca les encuentras en ningún servicio ‘porque no tienen gente'», reprochan desde las URMA. «Nos han vendido humo, y han creado una división con un mando que no tiene nada de interés a defender nuestra tarea», opinan. «Tenemos los días contados», concluyen. «Somos los parias de los Mossos», critican desde las URMA.
