Ser policía en Cataluña es complicado. Así se puede entender si se presta atención a las declaraciones y reflexiones que el comisario jefe del cuerpo de los Mossos d’Esquadra, Miquel Esquius, hizo en la comisión de Interior del Parlament el pasado 20 de noviembre. Esquius admitió ante preguntas del portavoz de los populares, el veterano Alberto Villagrasa, problemas o enfrentamientos entre agentes operativos por cuestiones de competencias. Una situación que fuentes de los Mossos como del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil admiten que «incomodan». Sobre todo, en la policía de la Generalitat que, a menudo, es quien sale perdiendo o formando parte de «equipos conjuntos» donde muchos mossos tienen la sensación de ser la Cenicienta de estas unidades mixtas.
Uno de los casos más recientes ha sido el choque que ha producido la policía marítima de los Mossos d’Esquadra, un objetivo insistente del anterior comisario jefe del cuerpo, Eduard Sallent. La razón de fondo de Sallent no era tener una policía con barcos, sino que la idea iba mucho más allá, porque quería aprovechar los vacíos legales sobre competencias para conseguir también la seguridad integral de los puertos de Cataluña, como el de Barcelona, o el aeropuerto. De ahí la resistencia descarada de la Guardia Civil a la consolidación de la policía marítima y más cuando el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, reformó el cuerpo legal para permitir que otras policías se hicieran cargo de la seguridad de estas infraestructuras, como fue el caso del Puerto de Valencia, con el Cuerpo Nacional de Policía.
De todas maneras, y más después de la ruptura de relaciones entre las policías a raíz del Primero de Octubre de 2017, ha habido intentos de acercamiento para limar asperezas entre cuerpos. Sobre todo, por cuestiones de competencia. «Nos hemos encontrado agentes de los Mossos d’Esquadra y los de la Guardia Civil, con un cadáver en el mar, discutiendo con el cuerpo presente sobre de quién era la competencia para investigarlo», comentan fuentes de Interior. Una situación de conflicto que se ha registrado a veces. Por eso, se estableció un sistema arbitral para afrontar estos problemas.

Normativa poco aclaratoria
Según explicó Esquius, hace tres años se constituyó una «comisión de coordinación de la policía de Cataluña, donde participan Mossos d’Esquadra, Guardia Civil y Cuerpo Nacional de Policía». Una especie de terapia de grupo porque, según el jefe de los Mossos, la «normativa no acaba de ser aclaratoria». Una comisión que otras fuentes aseguran que funciona «arrastrando los pies». De todas formas, según Esquius, en esta comisión «se van revisando todas aquellas actuaciones que deberían tener una relectura».
También apuesta por utilizar esta comisión para hacer un procedimiento que nos sea más aclaratorio para no acabar enfrentando a la gente que está trabajando en un ámbito específico, cosa que nos ha pasado«, argumentó. En esta línea detalló que estas comisiones se celebran cada tres meses. «Revisamos todos los incidentes que hayan podido haber, todas estas funciones de interpretación de lo que son competencias y, por tanto, para determinar si es necesario reforzar algún procedimiento, algún protocolo, de manera que no se vayan produciendo».
De hecho, ahora este sistema también lo quieren aplicar en la relación con los Agentes Rurales, que el consejero Joan Ignasi Elena captó hacia Interior cuando estaban en el departamento de Acción Rural. En este marco, rurales y mossos hacen mesas directivas cada dos meses y territorialmente cada mes. De hecho, para Esquius se han «sistematizado» las mesas de colaboración que ya existían entre ambos cuerpos. Un trabajo que va sirviendo, según el jefe de los Mossos, para «poderse complementar».