Después de una semana marcada por el debate sobre la oficialidad del catalán en el Congreso de Diputados y en las instituciones europeas, llegan alertas sobre el estado del catalán en el ámbito social. Este es el caso de la denuncia pública que ha emitido el obispo de Mallorca, el menorquín Sebastià Taltavull, que en un acto de la 55.ª edición de la Universidad Catalana de Verano (UCE), que se celebra en Prada, en el Conflent, en la Catalunya Nord. El prelado ha participado en el acto central de este mediodía al Liceo Charles Renouvier titulado
Taltavull ha denunciado que ha sido increpado para hacer misas en catalán. «Tenemos hoy una oposición muy declarada», ha enfatizado sobre las presiones que recibe para hacer misas en castellano. «El otro día en la Sede de Mallorca, en la hora de comulgar, una persona me despreció para hacer la misa en catalán», ha relatado. «Tengo todo el derecho a celebrar en catalán», ha reflexionado el obispo, que ha reivindicado el uso del catalán en la eucaristía. Además, ha advertido que no quiso hacer ningún número porque era la misa que «se emite en directo por televisión a IB3». Taltavull también ha explicado que en un cónclave sobre el Concilio Vaticano II, que renovaba la forma de expresar los criterios de decir misa y de regenerar la doctrina cristiana, el catalán también apareció. Aquel Concilio establecía que había que utilizar la «lengua vernácula» en las celebraciones. «Dijeron que la lengua vernácula era el castellano», ha confesado.

El papel de la Iglesia
Para el Obispo, la Iglesia tiene que defender los derechos humanos y la identidad y el respecto de las personas y los pueblos. Por eso, ha defendido la nacionalidad catalana y el aprecio cabe esta idea. «Después de años de normalización lingüística, nuestra identidad lingüística pasa por unos momentos no fáciles», ha insistido. «Yo recibo cartas insultantes como obispo para hacer la misa en catalán, porque la hoja dominical es en catalán y tal… los he telefoneado y han venido, tres veces y en tres grupos», ha detallado, pero ha admitido que «no hay manera de entendernos» sobre el compromiso de la Iglesia con la normalización, que topa con «su ignorancia».
«Incluso, les he regalado la Biblia catalana!», ha ironizado, haciendo constar su sorpresa. «Es una acentuada incultura», ha criticado, no aceptar la normalización del catalán a la Iglesia. Así ha reprochado que se haya «relegado» la lengua y más en los últimos años. También ha cargado contra los que reclaman que «escribimos como hablamos». Una exigencia que ha tildado de «ridícula». También ha admitido que hay curas que en dos semanas, a pesar de venir de México o Afganistán, hacen la misa en catalán. «La Iglesia siempre ha cultivado la lengua del pueblo», ha sentenciado.