Intervención interesante (y acelerada, por falta de tiempo) del comisario José Luis Olivera, ex director del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, el CITCO. Olivera ha sido el segundo en intervenir esta mañana en la comisión de investigación en el Congreso sobre los atentados del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils. El primero había sido el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia, Fèlix Sanz Roldán. Olivera ha servido para introducir una ligera autocrítica al asegurar que cuando se produce un atentado es que «algo ha fallado». Y ha añadido la explosión de Alcanar la noche antes del atentado en la Rambla en la ecuación de las dudas por la falta de información o de coordinación entre las policías.
Olivera ha asegurado que desde los atentados de París se realizaban reuniones semanalmente de la Mesa de Evaluación de la Amenaza Terrorista y que, precisamente, al día siguiente de la explosión de Alcanar celebraron una, donde también estaban presentes los Mossos d’Esquadra. Un encuentro en el cual, según el comisario, «nadie relacionó la explosión con el yihadismo». De hecho, este vínculo lo descubrieron más tarde, cuando, gracias a las bases de datos policiales, supieron que la filiación del miembro de la célula que había quedado herido coincidía con la documentación encontrada en la furgoneta de la Rambla. En todo caso no hay ninguna referencia oficial a esta reunión, ni siquiera la habitual nota de prensa del departamento de Seguridad Nacional. De hecho, para esas fechas solo consta una reunión, el 19 de agosto, dos días después de los atentados, con carácter extraordinario y presidida por el ministro del Interior de entonces, Juan Ignacio Zoido.

Bases de datos
El exdirector del CITCO se ha esforzado en detallar que el organismo que dirigía no tenía ningún tipo de capacidad operativa, sino que solo gestiona la información y la cooperación. Ahora bien, el CITCO como tal no tiene acceso directo a las bases de datos, sino que son los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado los que manejan los datos. En concreto, Olivera ha explicado que el gran sistema de información que acoge el CITCO, es el Sistema de Inteligencia y Coordinación de Operaciones (SICOA). Este sistema recibe los datos sobre investigaciones antiterroristas en curso del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, y ahora también de Mossos d’Esquadra y la Ertzaintza, y busca coincidencias entre ellas. Solo el CNI no introduce datos. Cuando las detecta, se inicia un proceso de coordinación entre ambos cuerpos de acuerdo con los protocolos establecidos por el CITCO.
El SICOA proporciona diferentes opciones para la carga de datos de investigaciones, mecanismos de seguridad y auditoría, generación de informes y estadísticas que permiten explotar la información almacenada. Pero Olivera ha advertido que es necesario introducir información para detectar si hay alguna otra policía que esté investigando o que haya investigado un determinado dato, ya sea un nombre, una matrícula, una cuenta corriente o una dirección. «El CITCO no tenía en el radar al imán Es Satty», ha insistido Olivera. Ni siquiera una denuncia al Centro de Coordinación de Información sobre Radicalización (CCIR), donde los ciudadanos pueden aportar información sobre posibles casos de radicalización, alertando de su figura o comportamiento.
Difícil prevención del atentado
Según el comisario, era muy difícil prevenir un atentado con vehículo, que solo se puede detener de manera casi inmediata. Al fin y al cabo, Olivera ha recordado a los diputados que los terroristas «no tenían ni la más mínima intención de ir a la Rambla, sino que pretendían cometer un atentado a gran escala con bombonas de butano, furgonetas y explosivos como la madre de Satanás«. Asimismo, ha remarcado que se les encontró documentación con objetivos como la Sagrada Familia o vídeos donde preparaban cinturones explosivos con amenazas directas a los Mossos d’Esquadra.
Según su relato, cuando Alcanar explotó con sus explosivos, uno de ellos decidió tomar una furgoneta que estaba pensada para transportar explosivos y atropellar gente. Una decisión inmediata que «es muy difícil de detectar». Por otro lado, Olivera ha justificado que no tuvieron conocimiento de la compra de precursores de explosivos porque quien los vendió no lo notificó a la base de datos que existe sobre precursores, porque según el comisario, los compraron en pequeñas cantidades. Para Olivera, que ha tenido que terminar su intervención rápidamente, los atentados del 17-A demuestran que «nunca se puede garantizar la seguridad al 100%».