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La presidencia del Parlamento, historia de un cargo accidentado

«No se puede olvidar que presidir el Parlamento no es una plataforma política de lanzamiento». Esta frase es del expresidente de la cámara Joan Rigol, y en cierto modo, la historia contemporánea de la institución catalana le da la razón. Los presidentes del Parlamento desde la restauración después de la dictadura, con la llegada del régimen del 78, no han tenido grandes recorridos posteriores al ejercicio del cargo. Han sido criticados, han estado motivo de polémica, han acabado partiendo peras con sus partidos, algunos han sido procesados, juzgados, condenados y una, encarcelada. A pesar de qué justo es decir que la presidencia del Parlamento permitió mantener la presidencia de la Generalitat durante el exilio, después de la Guerra Civil.

Heribert Barrera, Miquel Coll y Alentorn, Joaquim Xicoy, Joan Reventós, Joan Rigol, Ernest Benach, Nuria de Gispert, Carme Forcadell, Roger Torrent y Laura Borràs son los nombres que han continuado la presidencia de la institución central del entramado político catalán. Cuatro lo han estado por ERC, cuatro por la desaparecida Unión Democrática, uno del PSC y, con Anna Erre, dos de Juntos por Cataluña. La presidencia, sobre todo, en las últimas legislaturas, ha sido accidentada, y la historia muestra que poca vida política hay después del cargo. De hecho, el único que ha continuado en política activa ha estado Torrent, ocupando la consejería de Empresa con el Gobierno de Pere Aragonès.

Artículo 44 del Estatuto Interior de Cataluña de 1933 que avalaba la decisión de dar el relevo de presidentes entre la Generalitat y el Parlamento
Artículo 44 del Estatuto Interior de Cataluña de 1933 que avalaba la decisión de dar el relevo de presidentes entre la Generalitat y el Parlamento

Heribert Barrera, de luchar en el frente contra los fascistas a retirarle la medalla de Barcelona

Heribert Barrera y Costa (Barcelona, 1917), fue el primer presidente del Parlamento en la restauración de las instituciones catalanas. Fue elegido presidente el 1980, año en que cogió el relevo de Francesc Farreras y Duran, que ostentaba el cargo al exilio desde el 1954, y estuvo hasta el 1984. De hecho, las presidencias al exilio estuvieron ejercidas por líderes que posiblemente no han tenido la trascendencia que se merecen por su papel de mantenimiento y supervivencia de las instituciones catalanas. Tal como establecía el artículo 44 del Estatuto Interior de Cataluña de 1933, si el presidente de la Generalitat moría o era incapacitado, tenía que ser sustituido por el presidente del Parlamento, hasta investir uno de nuevo. Al ser fusilado el presidente Lluís Companys, Josep Irla, como presidente de la cámara, asumió la presidencia de la Generalitat, y Antoni Rovira y Virgili, la del Parlamento. Al morir este último, ocupó la presidencia el impulsor de la socialdemocracia catalana, Manuel Serra y Moret, entonces vicepresidente del Parlamento, que pasó el relevo a Farreras.

Con estos antecedentes, Barrera recogía el bastón de la presidencia de la cámara el 1980. No le vendía de nuevo la política a un catedrático de Química reputado como era. Su padre, Martí Barrera, ya había estado diputado y consejero. El año 1935 ingresó en las JERC, las Juventudes de Esquerra Republicana de Cataluña, la facción «separatista» de la formación de Companys y Francesc Macià. Barrera, antes de marchar al exilio, luchó en los frentes de Aragón y del Segre. Al volver, el 1952 reorganizó clandestinamente ERC y el 1977 fue elegido diputado en el Congreso en alianza con el PORE, porque ERC todavía no estaba legalizada. El trabajo a la oposición franquista acabó el 1977, cuando consiguió una acta en el Congreso de Diputados agrupado a Minoría Catalana en una alianza donde también había el Partido del Trabajo, porque ERC no estaba del todo legalizada. Fue también parlamentario europeo (1991-94) y, del 1991 al 1995, presidente de Esquerra Republicana de Cataluña. El año 2000 recibió la Medalla de Oro del Parlamento de Cataluña. Murió en Barcelona el 27 de agosto de 2011, y el velatorio se celebró en el Parlamento, con polémica por la estelada sobre el ataúd. Barrera no tuvo una vida plácida después de su actividad política. Fue calificado de racista y fascista por sus declaraciones sobre la catalanidad. Finalmente, en una decisión suficiente discutida, se le retiró la medalla de oro de la Ciudad de Barcelona, con acusaciones de xenofobia.

Heribert Barrera, en una imagen de archivo/Ernest Benach
Heribert Barrera, en una imagen de archivo/Ernest Benach

Coll y Alentorn y Xicoy, las presidencias sin estridencias

Miquel Coll y Alentorn (Barcelona, 1904) y Joaquim Xicoy (Barcelona, 1925) fueron presidentes del Parlamento del 1984 al 1988 y del 1988 al 1995. Fue la época de las mayorías absolutas de CiU. Los dos, respetados tótems de Unión y del catalanismo conservador, marcaron en la cámara catalana un estilo tarradellista, otorgando un modelo de protocolo e institucionalidad que las agobiantes mayorías del pujolismo los permitía. Además, Coll y Alentorn y Xicoy ostentaron el cargo como un último servicio en el país después de proyectos vitales en el movimiento político y cultural del catalanismo clandestino. Los dos habían tenido una dilatadísima vida política y la presidencia era un paso antes de su jubilación técnica, hecho que los permitía ejercer el cargo con la serenidad que no tenían que rendir cuentas posteriormente. Solo Xicoy tuvo que enfrentarse en el Parlamento a las acusaciones de corrupción hacia Unión con el caso Planasdemunt y por parte de CDC, con el caso Javier de la Rosa.

Coll y Alentorn era un erudito de la antigua escuela. En su ficha constaba que era historiador, ingeniero industrial y profesor universitario. De hecho, fue discípulo de Pompeu Fabra, el artífice de la lengua catalana. Fue uno de los motores de secciones claves del Instituto de Estudios Catalanes. Empezó a militar a Unión el 1932. Con la llegada de la democracia fue miembro del Consell de Enseñanza y Cultura de la Generalitat provisional y hasta el 1984 fue consejero adjunto a la presidencia de la Generalitat y, hasta llegar a ser presidente del Parlamento y de Unión. Murió en 1990. El Parlamento le otorgó la medalla de la entidad, a título póstumo, en 2000. Por su parte, Xicoy impulsó la creación del Síndico de Agravios y comisiones de estudio específicas como por ejemplo la del Sida y la de igualdad entre el hombre y la mujer.

Joan Reventós, en una imagen del Congreso de 1977/Fundación Campalans
Joan Reventós, en una imagen del Congreso de 1977/Fundación Campalans

Joan Reventós, el socialista histórico

Joan Reventós (Barcelona, 1927-2004) tenía que ser el presidente de la Generalitat, pero Jordi Pujol, fue más audaz con la ayuda de Heribert Barrera y le pudo tomar el cargo el 1980. Fundador del PSC es uno de los nombres que todavía se mantienen vivos en los cimientos de la formación que hoy en día lidera Salvador Isla. Reventós era hijo y nieto de políticos. De hecho, su abuelo había estado ministro de Hacienda con la República. Reventós provenía del grupo Torres y Bages, antes de que el 1949 entrara a formar parte del Movimiento Socialista de Cataluña. No tuvo nunca suerte electoral y, durante mucho tiempo, fue considerado por los sabios de la formación, como la causa indirecta por la cual el PSC no logró el poder de la Generalitat hasta el 2003.

Su bibliografía es casi tan extensa e intensa como su currículum político. Incluso, fue poeta con el pseudónimo Pere Oliva. Solo hay que recordar que fue el primer secretario general del PSC, después de la fusión entre PSC Congreso -que había fundado- el PSC Reagrupamiento, de Josep Pallach- y la Federación del PSOE en Cataluña que lideraba Josep Maria Triginer. Enseñado por la dureza de la clandestinidad el gran cargo institucional que logró, después de ser diputado y embajador a París, fue la presidencia del Parlamento el 1995. Fueron unas elecciones que ganó Jordi Pujol, pero no con las mayorías habituales. Todo y la victoria, el Parlamento de Cataluña recordó al presidente que no estaba tan fuerte como antes y que las cosas no eran como antes. Reventós fue escogido con los votos del PSC, ICV-EUIA, PP y ERC. Toda la oposición. Reventós ya no continuó en política activa.

Joan Reventós de pie, en un momento del Congreso de la Unidad del PSC/Quico Sallés
Joan Reventós de pie, en un momento del Congreso de la Unidad del PSC/Quico Sallés

Joan Rigol, el retorno

Joan Rigol nació en Torrelles del Llobregat, el 1943. Un hombre apacible y humanista y que tiene una especial devoción por el presidente Jordi Pujol. Rigol todavía mantiene la flema de expresidente y fue lo prescriptor de la gran frase que «el primer trabajo de un presidente del Parlamento es no hacer caso de los tuyos». Una manera de expresar que la neutralidad y la fortaleza del cargo tienen incluso una dimensión moral. Si fuera por él, los presidentes del Parlamento, al ser escogidos librarían el carné de su partido. Rigol además de máster ESADE es Doctor en teología y doctor en filosofía. Solo hay que visitarlo en casa suya para admirar la generosa colección de libros que guarda.

Fue elegido presidente el 1999 y ejerció el cargo hasta el 2003 cuando la mayoría del tripartito hubo un giro. Durante su etapa aseó el departamento de Prensa, fue vicepresidente del Senado desde donde impulsó su reforma e impulsó el debate sobre la política de inmigración. El año 1976 se afilió a Unión y fue consejero de Trabajo y de Cultura en diferentes Gobiernos Pujol. Una vez dejó el cargo, pero, su vida política se desglosó. En primer término, se dedicó en cuerpo y alma a diferentes fundaciones, como ejemplo, fue el presidente delegado de la Sagrada Familia. El presidente Artur Mas lo escogió como coordinador del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir y fue un enviado camuflado a Madrid antes de la consulta del 9-N para mirar que «nadie tomara mal». No se salió porque las querellas se presentaron. El 2015 desgarró el carné de Unión en un movido consejo nacional de la formación a la Hospitalet del Llobregat y se apuntó a la aventura de Demócratas de Toni Castellà. Pero también lo dejó estar. Fue un firme defensor de Artur Mas.

Carme Forcadell, Artur Mas i Joan Rigol, este viernes en el Parlamento/Mireia Comas
Carme Forcadell, Artur Mas i Joan Rigol, este viernes en el Parlamento/Mireia Comas

Ernest Benach, el republicano

Ernest Benach (Reus, 1959), fue el presidente de la cámara del septenio del Tripartit.de 2003 al 2007 ocupó la segunda sindicatura de Cataluña. Se culminaba así una historia política que había empezado en la militancia a Nacionalistas de Esquerra, un invento electoral interesante de cuando el independentismo quería asaltar las instituciones. El 1987 se dio de alta a ERC, respondiendo al gran llamamiento de Josep Lluís Carod Rovira y empezó su singladura política al consistorio de Reus, hasta conseguir el acta de diputado el 1992, con Àngel Colom al frente y con una rompedora campaña con el eslogan «Hacia la independencia». Antes había ganado el concurso «Usted Juzga» de Joaquim Maria Puyal defendiendo un caso sobre el catalán.

Su presidencia estuvo marcada por la puesta al día digital de la cámara, la apertura al país de la institución y por el proyecto de cambio de ubicación. Pero también por la entrada de Ciutadans y porque el grupo mayoritario del Parlamento, CiU, estaba a la oposición. Lo tuneig de su coche oficial levantó una agria polémica así como las críticas por su asistencia en la Llotja del Barça. Benach, una vez dejó el cargo, se presentó como número dos de Joan Puigcercós a las elecciones de noviembre de 2010. Los desastrosos resultados, ERC pasó de 21 a 10 diputados, hizo a Benach, en una decisión muy honorada y recordada por la tropa republicana, de no coger el escaño. Benach se dedica a la actividad privada después de graduarse por la UOC. Todo y su retirada de la primera línea política continúa al caso de la actualidad política.

Nuria de Gispert, la polémica por la «hada»

Nuria de Gispert (Barcelona, 1949) Una jurista que encarriló su final de la carrera política institucional como presidenta del Parlamento. Ocupó varios cargos en el Gobierno y, incluso, fue la primera a experimentar la fusión de las consejerías de Interior y Justicia en una de suela. Funcionaria de la Diputación y después de la Generalitat entró a militar a Unión el 1976. Será la última mohicana de los democristianos a la segunda sindicatura de Cataluña. Le tocó ser la presidenta con la irrupción de formaciones como Solidaridad Catalana por la Independencia (SI) y después la CUP. De hecho, fueron famosas sus agrias polémicas con Alfons López Tena, portavoz de SI, que le costó al notario valenciano una reprobación de la cámara por haberla tildado de «cosa».

De Gispert intentó hacer discurrir una presidencia tranquila e hizo valer que fue la primera mujer al llegar al cargo. Presidió la Comisión por el Derecho a Decidir de la legislatura del 2012 al 2015. Pero a De Gispert siempre la perseguirá una fotografía disfrazada de Hada por uan entrevista blanca en el diario El País. Un retrato que levantó una densa polvareda. De Gispert también, como Rigol, desgarró el carné de Unión y criticó de manera franca, abierta y expansiva Josep Antoni Duran y Lleida. Se dio de alta a Demócratas dónde ha servido a varias polémicas como recomendar a la exlíder de Ciutadans, Inés Arrimadas, que se volviera a Andalucía si no estaba a gusto en Cataluña. Desde entonces, el equipo de Comunicación de Demócratas le controla las redes.

Ernest Benach, Roger Torrent, Joan Rigol y Nuria de Gispert/Archivo
Ernest Benach, Roger Torrent, Joan Rigol y Nuria de Gispert/Archivo

Carme Forcadell, Roger Torrent i Laura Borràs, al banquillo de los acusados

Después de Nuria de Gispert llegó la legislatura del referéndum. La número dos de Juntos por el Sí y expresidenta de la Asamblea, Carme Forcadell (Xerta, 1955) fue elegida presidenta del Parlamento. Su primer discurso lo acabó con uno «Viva la República Catalana!». Forcadell no vivió ni mucho menos, una legislatura tranquila. Ella, licenciada en Filosofía, Comunicación y Filología, acuñó la mítica frase «Señor Carrizosa, por qué me pide la palabra?», por la cantidad a veces que el portavoz de Ciutadans trababa los debates parlamentarios. Fue vilipendiada por las fuerzas unionistas y lideró cierto feminismo en la cámara así como aseó los horarios. Forcadell fue juzgada y condenada por sedición por los hechos del Primero de Octubre a 11 años de prisión. Después de casi cuatro años a la prisión fue indultada, y se alejó de la primera línea política a pesar de que mantiene su militancia a ERC.

Roger Torrent (Sarrià de Ter, 1959) Este politólogo y exalcalde de Sarrià de Ter, le tocó presidir la legislatura que provenía de la aplicación del 155. Todo y su prudencia, que provocó una durísima batalla con Juntos por Cataluña después de no permitir el debate de investidura de Carles Puigdemont, no evitó la acción represiva del aparato judicial español y fue procesado por desobediencia (y absuelto) por haber permitido el debate de dos propuestas de resolución. El caso está en manos del Tribunal Supremo porque la fiscalía recorrió. Es el único expresidente del Parlamento que ha continuado en la primera línea política como consejero de Empresa.

Laura Borràs (Barcelona, 1970) ha pasado el relevo a Anna Erra, pero de manera forzada. También ha pasado por el banquillo de los acusados y ha sido condenada a 4 años de prisión de inhabilitación con petición de indulto por un delito de prevaricación y falsedad documental. A pesar de que la sentencia no es firme la Junta Electoral le ha aplicado la doctrina de la inelegibilidad sobrevenida y el Parlamento el artículo 25.4 del Reglamento que retira temporalmente los derechos como diputado a un electo procesado. Sea como sea, Borràs a pesar de que presidenta de Juntos, tendrá muy difícil volver de manera inmediata a la política institucional. Habrá que ver el futuro que depara a Anna Erra.

Laura Borràs, escoltada por Albert Batet, en el último día como diputada en el Parlamento/Mireia Comas
Laura Borràs, escoltada por Albert Batet, en el último día como diputada en el Parlamento/Mireia Comas

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