Carles Puigdemont hace más de seis años y medio que está en el exilio y desde el primer momento él y su entorno más próximo ya pensaron en su retorno. El año 2018, como él mismo reveló antes de la campaña, tenía diseñados cinco planes de retorno, pero solo uno era válido, por no ser detectado y presentarse en el Parlamento si podía ser investido presidente. Esto, finalmente, no fue posible por los impedimentos de ser investido telemáticamente. Pero esto es historia y, ahora, con la amnistía ya aprobada, su retorno es cuestión de días y se tendría que producir como máximo el 25 de junio, fecha tope para celebrar el primer debate de investidura después de que el día 10 se constituya el Parlamento de la XV legislatura. El deseo del candidato de Junts a la presidencia de la Generalitat es que este retorno no sea un acto de partido con la idea de «devolver» en la cámara catalana la presidencia que fue destituida por la aplicación del artículo 155 a raíz de la declaración unilateral de independencia del 2017.
Con esta intención, Puigdemont, según fuentes consultadas por El Món, ha mostrado su voluntad de volver a Cataluña acompañado del resto de exiliados. Es decir, de los ex consejeros Toni Comín y Lluís Puig, pero también de la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira, y otros investigados por Tsunami Democrático a la Audiencia Nacional como el exdiputado Ruben Wagensberg, o el vicepresidente de Òmnium, Oleguer Serra, exiliados en Suiza. Un retorno conjunto que, a estas alturas, parece improbable porque, más allá de las desavenencias entre las dos formaciones independentistas, la dirigente republicana siempre ha situado su retorno una vez se clarifique la causa dónde, conjuntamente con Puigdemont, se lo acusa de terrorismo. Es decir, para el retorno de los exiliados también se tiene que tener en cuenta el riesgo personal que quiera asumir cada uno de los implicados. Puigdemont, como ya dejó claro su abogado Gonzalo Boye, está dispuesto a asumir el riesgo de ser detenido en el caso de Puigdemont, pero, según apuntan algunas fuentes consultadas, cada exiliado tendrá que plantearse las cosas según su decisión personal.
En cualquier caso, el que sí que es seguro es que Puigdemont, cuando vuelva para el pleno de investidura, como él mismo se ha comprometido, lo hará de la mano de los ex consejeros Toni Comín y Lluís Puig porque, como subraya el mismo Comín en una entrevista en El Món, «hemos estado juntos al exilio todos estos años» y «hemos contemplado cómo queremos hacerlo». «El retorno lo queremos hacer juntos con el presidente Puigdemont y el consejero Puig», ha dejado claro el ex consejero, que ha remarcado que se tendría que producir entre «el 25 de junio y el 25 de agosto», a pesar de que Puigdemont se comprometió a volver por el primer debate de investidura. En cambio, el ex consejero no se ha querido mojar sobre las posibilidades de hacerlo con otros exiliados porque «se los tienes que preguntar con ellos». «Por qué no, digamos, pero no es una cosa que tengamos que proponer nosotros», ha insistido sobre la posibilidad de un retorno conjunto. Todo y las declaraciones de Comín, fuentes de Junts destacan que el retorno todavía no está definido y dudan que se hayan producido contactos con los republicanos para plantear un retorno conjunto.

¿Recibimiento del presidente en el exilio en Palau?
El presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, siempre se había mostrado dispuesto a recibir el presidente Carles Puigdemont en el Palau de la Generalitat en caso de que volviera del exilio. «Los próximos meses podré recibir en el Palau de la Generalitat el presidente Puigdemont, la Marta Rovira y el resto de exiliados y exiliadas como hice con los presos y las presas políticos», aseguró a finales de septiembre del año pasado. Pero todo esto cambió antes de las elecciones cuando la portavoz del Gobierno catalán, Patrícia Plaja, ahora también en funciones, dijo que los comicios alteraban los planes previstos y que no podría garantizar que hubiera una recepción oficial en el Palau de la Generalitat porque el «contexto ha cambiado».
«Ahora ya no hablamos solo del presidente Puigdemont como el presidente que tuvo que marchar de Cataluña fruto de la represión, sino del candidato Puigdemont», dijo entonces sobre un eventual recibimiento en la Plaça San Jaume del presidente en el exilio. Aun así, la portavoz se ha vuelto a referir a esta cuestión y ha asegurado que «el contexto solo ha cambiado porque el Gobierno es en funciones, pero se mantiene absolutamente la intención y el objetivo» de recibir Puigdemont como han hecho en anteriores ocasiones con otras víctimas de la represión como los presos políticos, pero el presidente al exilio también tendrá que decidir si quiere o no ser recibido en palacio. En este sentido, fuentes de Juntos, por su parte, han apuntado que esta cuestión está «muy verde» y que todavía no se está «hablando nada sobro esto».