ERC no acaba de ser una olla a presión, pero sí que hay cocción a fuego medio después del último batacazo en las elecciones al Parlamento catalán del 12-M. Aun así, la dirección interina que permanece después del paso a un lado de Oriol Junqueras, con Marta Rovira, Pere Aragonès, Marta Vilalta y Josep Maria Jové, intenta que si hay alguna explosión sea controlada. La muestra ha sido el Consejo Nacional que se ha celebrado este fin de semana en la sede nacional del partido, en la calle Calabria de Barcelona, donde Rovira ha intervenido tanto en la parte abierta a la prensa como en el resto de la sesión, a puerta cerrada. El objetivo era esbozar las líneas tácticas de la formación de cara al doble reto que tendrá en los próximos meses: la negociación de una eventual investidura a la presidencia de la Generalitat y la renovación interna de la formación.

El Consejo Nacional, el órgano más importante entre congresos, llegaba con dos precedentes inquietantes: unos malos resultados en las elecciones europeas del pasado domingo y el fiasco del viernes de la federación de Barcelona del partido, con el aplazamiento del congreso que tenía que decidir por la vía rápida si los de Eva Baró y Elisenda Alamany entraban a formar parte del gobierno municipal de Jaume Collboni, una vez derribada la barrera de Ernest Maragall. La avalancha de militantes que se presentaron al congreso de la federación barcelonesa, que desbordó las previsiones de la organización y la capacidad de la sala, evidenció que la dirección no tiene del todo controlado este proceso y que es difícil de prever el resultado de la consulta.

En este contexto, la idea que tiene más apoyos ahora mismo es la de presentar una «candidatura unitaria» para renovar el liderazgo del partido y, por el otro lado, dirigir la negociación con Madrid por una financiación singular como paso previo de un referéndum, cosa de la cual dependerán las negociaciones de cara a la investidura en Cataluña. Ahora bien, las dos carpetas por separado y centrar el partido en el marco de «la izquierda nacional».

Una imagen del consejo nacional de ERC celebrado esta mañana/Marc Puig
Una imagen del Consejo Nacional de ERC celebrado esta sábaddo /Marc Puig

41 intervenciones y malestar del sector de Junqueras

En el Consejo Nacional de ayer había ganas de hablar, la prueba es que hubo 39 palabras pedidas, -una de Oriol Junqueras-, hecho que, después de las intervenciones de Aragonés y Rovira, obligó a limitar los tiempos para los consejeros nacionales a dos minutos y medio para cada uno. Además, hubo cierta indignación porque como el aparato obliga a dejar los móviles fuera de la sala donde se celebran los consejos nacionales, sus miembros no se enteraron hasta acabar que el aún eurodiputado Jordi Solé había dimitido de la ejecutiva. «Nadie nos lo ha hecho saber, y esto que antes del Consejo Nacional ha habido reunión de la ejecutiva, no costaba nada haberlo comunicado y dar alguna explicación», detallaba a El Món, uno de los asistentes.

Además, el cónclave empezó con malestar del sector más junquerista, que ve que parte del aparato del partido quiere oscurecer su imagen hasta tal punto de que en las intervenciones de Rovira y Aragonés no hubo ninguna mención al presidente saliente, ni a su gestión o su decisión de dar un paso atrás para constatar si puede coger impulso para volver a dirigir o liderar la formación. «Parece que algunos no recuerdan que salió de la prisión durante un mes para hacer campaña y consiguió 33 diputados y ahora él tendrá que remontar los 20 diputados que le han dejado», comentaban fuentes de su entorno en conversación con El Món. «Hay más gente de la que se piensan que apoya a Oriol», sostienen. «Es increíble, estuvo cuatro años en la prisión, todavía está inhabilitado y los fiscales dudan en rehabilitarlo, y todavía hay dentro de la dirección quien lo quiere apartar», añaden.

Una imagen del Consejo Nacional de ERC celebrado este fin de senana /Marc Puig

«El precio de la negociación no tiene que ser barato»

Rovira, en su intervención, volvió a insistir en que ERC tiene que ser «la vanguardia» del país, a pesar de que, en las últimas elecciones, la gente no les «ha entendido». Una opinión que hace años que el veteranísimo Joan Tardà propugnaba: por eso denominaba ERC el partido «camàlic [mozo de cuerda]», que lleva el peso de provocar cambios y ganar batallas ideológicas. Pero este sábado, uno de los consejeros nacionales que ha cogido peso dentro del partido en los últimos años de impulso independentista, cambió la metáfora en su intervención. En concreto, definió la formación como «un barco rompehielos». «Rompemos el hielo y abrimos los caminos, pero después no lo sabemos explicar bien», lamentó. En la misma línea, la dirección pidió andar «despacio» y hacer uso del «sistema oriental», es decir, utilizar «la fuerza» que se tiene en cada momento.

Unas herramientas que tienen que servir para las negociaciones a «dos bandas» que empezarán esta semana. El consenso al cual más o menos se llegó ayer implica fijar la «financiación singular» como «paso previo al referéndum». «Algunos somos conscientes de que el referéndum ahora no lo podemos poner sobre la mesa como un hecho inmediato», justifiquen dos consejeros nacionales en El Món. «Lo que está claro es que no podemos vender nuestros votos baratos», indican. En cualquier caso, la negociación de ERC tiene que ser con Madrid, no con el PSC de Salvador Illa. Por eso, la idea es negociar al máximo y, si no se presenta un buen botín a la militancia, ir a elecciones«. En esta línea, algún consejero pidió pedido «ir al grano y no decir financiación singular, sino concierto económico», para que no nos encontremos con la «financiación que la dirección de Joan Puigcercós compró a Antoni Castells durante el segundo tripartito» que supuso una bofetada electoral.

Una imagen del consejo nacional de ERC celebrado esta mañana/Marc Puig
Una imagen del consejo nacional de ERC celebrado este sábado /Marc Puig

«No decidir entre el padre y la madre»

El otro punto caliente fue la renovación del partido después del paso al lado de Junqueras. Si una cosa quedó más o menos aclarada y consiguió una «unanimidad verbal» es que «se tienen que separar la carpeta de las negociaciones de una eventual investidura de la carpeta de la renovación de la formación». «No se tienen que mezclar estas carpetas», aduce otro consejero nacional. Una renovación que «tiene que ser tranquila» y no imitar las «renovaciones entre Joan Hortalà y Àngel Colom, sino como, por ejemplo, pasó entre Joan Puigcercós i Oriol Junqueras».

La «unanimidad verbal» también se dio para impulsar lo que se denomina una «candidatura unitaria» que presentaría la dirección. Esta opción tiene dos posibles matices: puede ser simplemente unitaria o unitaria pero con Junqueras. Esta segunda vía, sin embargo, despertó recelos entre los roviristas, que ven la incorporación por la vía de los hechos de Junqueras como un «gesto unilateral». En cambio, los defensores del presidente del partido hasta el pasado lunes insisten en la capacidad que ha tenido Junqueras de colocar la formación, con un precio personal altísimo, al frente del movimiento independentista y de la izquierda nacional. «Nadie quiere decidir entre el padre y la madre», insisten varios consejeros nacionales.

Sobre el congreso previsto en noviembre, algún consejero nacional planteó dudas sobre si se puede celebrar en la fecha prevista en caso de que se repitan las elecciones en el Parlamento en octubre. «El Congreso no se podrá hacer en noviembre», consideran. «¿Un partido en funciones tendrá que decidir quién va a las listas?», destacan otras fuentes.

Pero, sobre todo, una de las preocupaciones de un buen número de consejeros nacionales es el «poco nivel de autocrítica» que hubo en el cónclave de ayer. «Nadie ha dicho nada de Barcelona, o del fracaso electoral que ha supuesto el mantra de ampliar la base, hemos perdido las elecciones, por lo tanto, tenemos un problema», decían horas después. «Aragonés ha hecho una intervención defendiendo todavía que han hecho buen trabajo y que han hecho un buen gobierno», subrayaban otros consejeros nacionales sorprendidos con el poco nivel de exigencia de responsabilidades. Ahora ERC tiene que celebrar otro Consejo Nacional, el próximo 29 de junio, para aprobar el reglamento para el congreso y para marcar el fin de etapa de presidencia de Junqueras, que tiene que presentar el informe como presidente saliente.

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