Finalmente, la Audiencia Nacional no ha estado tan dura como el ministerio fiscal reclamaba. Los magistrados de la sección cuarta han condenado a cinco años y ocho meses de prisión el que fue comisario en jefe del Cuerpo Nacional de Policía en el aeropuerto de Madrid-Barajas, Carlos Salamanca. El tribunal considera que entre el 2010 y el 2015 recibió, de empresarios del petróleo de Guinea, regalos en especie y en metálico, como por ejemplo coches de alta gama, relojes de lujo, de marcas como por ejemplo Hublot o Rolex, o dinero. Eran una recompensa para dar “el mejor trato y consideración” a los clientes y familiares de estos ejecutivos.
Este caso es la pieza separada número 1 de la macrocausa Tándem, el megasumario que investiga las actividades del comisario de inteligencia jubilado José Manuel Villarejo. De hecho, es el caso que abrió la investigación y permitió a la Fiscalía Anticorrupción comenzar las pesquisas sobre la policía patriótica y que ya acumula más de unas cuarenta piezas separadas. Finalmente, el caso llegó sin que Villarejo fuera imputado en esta pieza.
La Fiscalía pedía para Salamanca una pena de 10 años y 9 meses de prisión y, para el empresario Francisco Menéndez, una pena de seis meses de prisión, al aplicarle la atenuante por haber explicado de pe a pa toda la trama y su colaboración con la justicia. En resumidas cuentas, y con una sentencia de 208 folios a la cual ha tenido acceso El Món, el tribunal absuelve ambos acusados del delito continuado agraviado contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, en su modalidad de favorecimiento de la inmigración ilegal, y delito continuado de prevaricación administrativa, y sí que los condena por soborno.

Porsche, flamenco, relojes y dinero
La sentencia, jugosa, considera probado que Salamanca aceptó regalos, pagos en efectivo y viajes, que en el caso del empresario Francisco Menéndez fueron como recompensa para que el comisario dispensara un trato mejor a los clientes responsables de la empresa nacional de petróleos de Guinea Ecuatorial, GEPetrol. Los magistrados no pueden aceptar la tesis de la defensa que se trataba de hechos aislados, porque hay una «pluralidad de donaciones» en un «periodo de tiempo dilatado», incluso, comidas en restaurantes de categoría y fiestas con
En el relato de los hechos, la Audiencia Nacional constata que Salamanca recibió del empresario Fernando Luengo, ya muerto, un Porsche Cayenne. En el caso de Francisco Menéndez se considera probado la entrega de un Porsche Panamera, dos relojes de lujo, un viaje familiar en Londres y diferentes cantidades económicas. «No eran regalos de personas unidas por una relación de amistad», acredita la sala. Para los jueces, el soborno pasivo continuado cometido por Salamanca se ha acreditado porque «no supo dar explicaciones razonables sobre la pertenencia y permanencia en su domicilio de la ingente cantidad de objetos suntuarios y suministros gourmets intervenidos» así como los 25.000 euros que recibió de regalo por la boda de su hijo.