A medida que avanzan las pesquisas del sumario Tándem, la macrocausa sobre las operaciones del comisario de inteligencia del Cuerpo Nacional de Policía José Manuel Villarejo, ahora jubilado, los investigadores van atando cabos. Lo demuestra el último informe policial librado al instructor de la causa, el titular del juzgado central de instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón. Un denso atestado, al que ha tenido acceso El Món, con fecha del pasado 6 de febrero y entregado al juez seis días más tarde. En el informe, el hiperactivo mando responsable de la investigación, el inspector jefe de la Unidad de Asuntos Internos del CNP con TIP 111.470, esboza los trabajos de la policía patriótica antes de la operación Cataluña y como trabajaban juntos varios implicados en las maniobras sucias contra el Procés.
. Son 75 páginas, con el número 471/24, que recogen la primera parte de los audios y documentos obtenidos de 72 DVD y CD confiscados en uno de los cacheos de los domicilios de Villarejo, almacenados en tres torres. Unos archivos a los cuales se añaden 82 páginas de transcripciones que, según fuentes de la investigación, irán explicando al juez en varios atestados atendido el volumen y contenido variado del material descubierto. Incluso, alertan que van más allá de las investigaciones iniciadas y recogidas en casi unas cuarenta piezas separadas. De hecho, algunos de los archivos serán propuestos para ser clasificados como secretos y que resten bajo custodia del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). En este sentido, resaltan que muchos de estos archivos detallan operaciones de los servicios de inteligencia del Estado en colaboración con la BOA, la Brigada Operativa Adjunta que enlazaba el CNI con el ministerio del Interior en operaciones de estado.
Este atestado es especialmente interesante para las partes afectadas por las operaciones de la brigada patriótica porque recogen operativos especiales desde el año 2005. Además, muestran la base de cómo eran las conexiones entre la policía patriótica y sus operaciones encubiertas o de guerra sucia con los conductos oficiales de la policía y las unidades especializadas, como por ejemplo la poderosa Comisaría General de la Policía Judicial. Por otro lado, los agentes alertan al juez de los nombres que han configurado el equipo de operaciones especiales y encubiertas y como iniciaron sus trabajos. Tanto es así que destacan los nombres que después serían protagonistas en l’operación Cataluña. Y un detalle importantísimo de las conversaciones es la autoridad que tenía Villarejo para actuar en nombre del Estado, convirtiéndose, incluso, en un interlocutor privilegiado con, por ejemplo, la DEA norteamericana, la macroárea del departamento de Justicia de los EE. UU. dedicada a la lucha contra el tráfico de drogas. Los investigadores se frotan las manos por la cantidad de información que han podido extraer del funcionamiento de las cloacas del Estado y sus protagonistas, y dejan una rendija abierta a las defensas de las víctimas de la operación Cataluña en sus procesos, entorpecidos en el frente judicial.

Un puñado de conversaciones y de casos
Este primer atestado se convierte en una prueba concluyente de la relación especial y autorizada de Villarejo con la cúpula policial. Es decir, que Villarejo, a pesar de tener su agenda de trabajo propia, cumplía órdenes de comisarios generales, les proporcionaba investigaciones especiales a demanda y les aportaba información y análisis de inteligencia relacionados con cuestiones de seguridad nacional, como por ejemplo crimen organizado, yihadismo, narcotráfico y blanqueo de capitales. Un hecho que acredita que, en operaciones de estado, Villarejo no actuaba por cuenta propia, ni mucho menos.
En el informe, aparecen conversaciones y documentos que alcanzan operaciones financieras e inmobiliarias internacionales, entramados financieros del Vaticano y los intereses españoles, relaciones especiales del expresidente español Felipe González, tráfico de droga internacional, blanqueo de capitales multinacional, e incluso, negocios del entramado empresarial del comisario. Tanto es así que los investigadores se excusan ante el juez afirmando que han tenido que hacer una “investigación selectiva” del material. Una selección realizada según la importancia que entienden que ostentan los interlocutores de Villarejo.

Olivo, el jefe de la UDEF y futuro director del CITCO
En esta línea, los policías ponen de relieve la relación especial que mantiene Villarejo con José Luis Clemente Marcet, uno de los nombres claves en la operación Pujol, posteriormente llamada operación Cataluña. De hecho, Clemente Marcet, alias
Pero en aquel momento los intereses de Villarejo son otros, a pesar de que todavía es inspector y no ha logrado la categoría de comisario, que no obtuvo hasta la llegada de Alfredo Pérez Rubalcaba al ministerio del Interior, en 2010. En concreto, extrae información sobre las operaciones financieras de blanqueo de Clemente Marcet, sobre cómo, cuando, cuánto y para quién trabaja. Información que Villarejo da a otro viejo conocido del Procés, el comisario José Luis Olivera, alias Oli, que entonces era comisario jefe de la Brigada de la Comisaría General de la Policía Judicial, con responsabilidades de mando a la incipiente Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal, la temida UDEF.
Esta unidad fue la responsable de los informes apócrifos sobre Xavier Trias, el escándalo del

Olivera y Clemente, los dos catalanes
Las conversaciones de Villarejo tanto con Olivera como con Clemente son, para la policía, concluyentes en el sentido de que desgranan los operativos clandestinos para obtener información comprometida que creían que se podría judicializar para neutralizar personas u organizaciones que pusieran en riesgo el Estado. Curiosamente, en las conversaciones, tanto Clemente como Olivera presumen de ser catalanes. El jefe de la UDEF se muestra interesado en la información que proporciona Clemente para los operativos clandestinos, pero no se acaba de fiar de él. Por eso, destaca el atestado, Olivera le ofrece a Villarejo pincharle el teléfono y asegurar que la fuente sea fiable.
De la investigación se desprende que Clemente Marcet fue un extraordinario colaborador de la policía patriótica, a pesar de que comportó algún problema con policías otros estados por sus antecedentes. En todo caso, Clemente trabajó en el entramado hasta el punto de que fue un activo informador de la operación Cataluña. Incluso fue el encargado de un plan para ofrecer a ERC y a sus dirigentes operaciones financieras golosas por después utilizarlo en su contra. El atestado deja claro que es una primera entrega y que todavía continúan desgranando las conversaciones, pero ahora están prácticamente convencidos de que han encontrado el manual de instrucciones y el elenco de la policía patriótica.