Jordi Sánchez recuerda el pasado de enfermero y el ingreso hospitalario

Jordi Sánchez disfruta de una trayectoria televisiva muy buena gracias a los papeles de Plats Bruts y de La que se avecina, principalmente, aunque ha hecho muchísimas otras cosas. El año pasado debutó como director de cine, de hecho, y ahora mismo se encuentra escribiendo el guion de su segunda película. Para promocionar esta nueva faceta de su carrera, ha acudido al plató de Planta Baixa de TV3 y se ha sincerado sobre diferentes aspectos de su vida. Entre ellos, el episodio terrible que vivió durante la pandemia cuando estuvo 23 días en coma por culpa del coronavirus.

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Afortunadamente, no le ha quedado ninguna secuela, pero no olvida las alucinaciones y la mala sensación que experimentó en aquel momento: «Fui acojonado al primer trabajo que me dieron después de aquello porque no sabía si respiraría bien y cómo estaría haciendo el monólogo. Yo quería descansar tres meses, pero al cabo de quince días me salió un proyecto y fui muy asustado. He tenido suerte. Tuve muchas alucinaciones y me daba miedo dormirme y entrar en el mundo oscuro de familiares muertos«.

«En mi caso me durmieron durante 23 días y la droga que te dan es tan fuerte que te despiertes con una confusión muy impactante. En los dos o tres primeros días después de despertarme tuve que ir hablando con todo el mundo para preguntarles si lo que había soñado era cierto o no, porque estaba convencido de que me encontraba en Colombia y que había muerto gente a mi alrededor. Recuerdo escuchar la voz de Andreu Buenafuente a través de la televisión y decir que no estaba bien para recibir visitas, que se fuera. Fatal, fatal», explica el intérprete.

Jordi Sánchez continúa viviendo en Barcelona aunque tenga más trabajo en Madrid

En cuanto a su trabajo, ha explicado que él tiene un pasado bastante desconocido como enfermero de Traumatología en el Valle de Hebrón. Su padre quería que tuviera un trabajo serio, puesto que no concebía que pudieras encontrar una profesión en la que ser feliz: «Él tenía la filosofía que el trabajo servía exclusivamente para hacer dinero, que nunca serías feliz. Estudié Enfermería, pero quería ser actor y recuerdo que aprovechaba las guardias por la noche en que estaba solo para colocar una manta en el suelo y prepararme los monólogos para el Instituto del Teatro. Después continuaba trabajando y me dormía en las clases».

Ahora todo el mundo lo conoce, pero en un principio le costó hacerse un lugar en el mundo de la interpretación: «He tenido que presentar muchos currículums, está claro». Ahora que ha probado cómo es esto de dirigir, confiesa que le gusta. Ahora bien, que nunca renunciar a actuar para dedicarse al 100% en esta nueva faceta: «Me gusta dirigir, pero actuar me gusta cada vez más. Al principio actúas con el culo apretado porque te da miedo. Las primeras veces estás pidiendo perdón todo el rato, pero ahora ya no lo hago. Si me equivoco, pues lo vuelvo a hacer».

Plats Bruts lo convirtió en un actor de éxito en Cataluña y también le ayudó para que viniera una productora de Madrid a buscarlo. Justo cancelaron la serie de TV3 L’un per l’altre cuando empezó a trabajar fuera de aquí: «Poco a poco fui haciendo. La gente cree que te vienen a buscar como un actor catalán que funciona y no… entras ahí por la puerta pequeña. Fui a Madrid porque los actores van arriba y abajo. Yo siempre he vivido aquí, pero. Nunca he dejado Cataluña y me he marchado a Madrid sin saber cuándo volvería a casa. De hecho, siempre he tenido el acuerdo que trabajaría solo cuatro días porque yo tengo la familia aquí y los jueves quería cenar en Barcelona».

Reconoce que continúa habiendo más trabajo de actor en Madrid que en Barcelona, pero lo relaciona con las productoras que hay en una ciudad y a otra: «Aquí tenemos menos pasta y menos cadenas de televisión que en Madrid, pero están saliendo muchas plataformas y esto va muy bien. De hecho, gracias a ellas se pueden volver a emitir productos como Plats Bruts y otros de media horita que estaban defenestrados».