Las elecciones a la alcaldía de Nueva York abren una alternativa política para un Partido Demócrata desinflado después de la derrota contra Donald Trump en las últimas presidenciales. El socialista Zohran Mamdani, el joven candidato de origen indio y nacido en Uganda que había escalado posiciones en las últimas semanas, se ha impuesto en las primarias de la formación con contundencia, con más de 10 puntos de ventaja respecto de su perseguidor, el exgobernador del estado y representante del establishment azul, Andrew Cuomo. Mamdani ha ganado con cierto margen en tres de los cinco condados -o boroughs– de la ciudad; y solo ha perdido la mayoría en Staten Island y en el Bronx, donde Cuomo se ha llevado el voto de las franjas de edad más elevadas. Y no solo Mamdani ha golpeado las tesis centristas: el tercer clasificado ha sido Brad Lander, un judío progresista que ha abrazado la retórica resistencialista contra Trump, hasta el punto de haber sido detenido por intentar impedir el arresto ilegal de una persona migrante en manos de la agencia federal ICE. Sobre esta nueva coalición, todo hace pensar que la ciudad más grande del país, con una población más numerosa que 38 de los 50 estados, estará gobernada por un socialista de 33 años de ascendencia india.

El ganador de las primarias del partido Demócrata a la alcaldía de Nueva York suele salir victorioso cuando llegan las urnas. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la metrópoli atlántica solo ha tenido tres alcaldes de alineación republicana; y solo uno de ellos, Rudy Giuliani, fue miembro de pleno derecho del partido conservador durante su estancia en el Ayuntamiento. La carrera que acabará el próximo 4 de noviembre, sin embargo, no será normal. Mamdani tendrá que lidiar con Curtis Sliwa, un presentador de programas de radio conservadores que ya obtuvo la boleta republicana en 2021, cuando fue derrotado cómodamente por el actual alcalde, el centrista Eric Adams. El incumbente, hundido por varios casos de corrupción, ha salido de las listas del Partido Demócrata; pero se presentará a los comicios como independiente, a pesar de que su popularidad se encuentra en mínimos históricos. Además, varios multimillonarios conocidos por su apoyo al GOP, como el empresario financiero Bill Ackman, han planteado la idea de financiar una cuarta campaña alineada con el ala derecha del partido demócrata, que podría incluso abanderar el mismo Cuomo. Así, en la carrera electoral que culminará en cuatro meses no solo se juega el gobierno de la ciudad: también se decidirá el proyecto a largo plazo de la formación, perdida tras la derrota de Kamala Harris en las presidenciales del 2024.

Tras la victoria en las primarias, una multitud de personalidades del partido que habían sido críticas con Mamdani y su entorno tuvieron que dar marcha atrás y reconocerlo como candidato. Muchos demócratas tradicionales han elegido celebrar las formas de su campaña, pero condenar el fondo. Ejemplos de ello son los dos líderes demócratas en las dos cámaras del Congreso: Hakeem Jeffries (Cámara de Representantes) y el histórico Chuck Schumer (Senado), que alabaron en sendos comunicados «la energía» de la estrategia comunicativa del candidato sin llegar a apoyarla en ningún momento. Otros altos cargos de la formación mantienen una distancia incluso beligerante con el joven socialista: dos congresistas neoyorquinos, Laura Gillen y Tom Suozzi, que ganaron asientos a candidatos conservadores en distritos de mayoría roja, lo calificaron de «la absoluta peor opción para Nueva York».

El candidato de la izquierda en las primarias a la alcaldía de Nueva York, Zohran Mamdani / Wikimedia Commons
El candidato de la izquierda en las primarias a la alcaldía de Nueva York, Zohran Mamdani / Wikimedia Commons

El primer objetivo: movilizar las bases

Las tesis de Mamdani encuentran en Nueva York un campo de pruebas favorable. En la ciudad hay más de tres millones de votantes registrados como demócratas, según los datos de la administración electoral neoyorquina; una base mucho más amplia que en cualquier otra región del país. Ahora bien, en las anteriores elecciones, las que ganó Adams, solo acudieron a las urnas un 26% de los inscritos por la formación azul. En las presidenciales se notó un fenómeno similar: la derrota contra Trump llegó a pesar de que los demócratas son la fuerza con más registrados a su favor, más de 45 millones en todos los Estados Unidos, un 37% de la población censada. Así, el voto potencialmente progresista se ha quedado en casa en los últimos ciclos electorales, marcados por la desafección con el centrismo que domina la dirección del partido del burro. En este sentido, el consenso, incluso entre los críticos, es favorable a Mamdani: con una campaña aterrizada, en constante diálogo con sus votantes potenciales, el candidato se ha alejado del estilo frío de los discursos de Hilary Clinton o la misma Harris, centrados en buscar alianzas con los republicanos moderados y subrayar la capacidad de gestión frente a Trump. De hecho, el mismo Cuomo ha sido derrotado con un eslogan en la misma línea: Experience matters. «Si el 2024 no fue un grito de alerta, esto lo es», declaraba a la CNN una histórica alcaldesa demócrata, Paige Cognetti, que advertía a los suyos que «no se ganarán elecciones en 2026 con métodos de 2006».

El senador Demócrata por Vermont, Bernie Sanders / EP
El senador Demócrata por Vermont, Bernie Sanders / EPEuropa Press/Contacto/Bonnie Cash – Pool via CNP (Foto de ARCHIVO) 03/4/2024

Los analistas y estrategas de Mamdani, así como el entorno de la izquierda demócrata, se han resistido a aceptar los laureles de sus contrapartes conservadoras, y han querido poner el foco en el discurso, no tanto en las formas. En el centro de su plataforma estaba la lucha contra la inabarcable crisis de precios que padece la población trabajadora norteamericana, con una fórmula similar a la que cuestiona el nivel de vida de muchos catalanes: el coste de la vivienda, los suministros o la alimentación se ha disparado desde 2020, pero los salarios reales permanecen congelados. Entre los pilares del programa destaca un crecimiento rápido de la vivienda pública, fundamentado en la nueva construcción financiada por el Ayuntamiento; así como la apertura de una cadena de supermercados pública para competir a la baja con el gran consumo privado. También ha prometido una congelación del precio de los alquileres controlados por el consistorio, una línea de educación infantil universal hasta los seis años y una reforma completa del servicio de autobuses, para hacerlos «gratuitos y rápidos».

¿El ‘Tea Party’ de los demócratas?

La campaña de Mamdani ha contado con el apoyo explícito de las grandes figuras de las ramas progresistas del partido. Los dos más destacados, el senador de Vermont y tres veces candidato a las primarias presidenciales, Bernie Sanders, y la congresista del Bronx Alexandria Ocasio-Cortez, caras visibles de la oposición izquierdista al consenso liberal que ha dominado las tesis demócratas en las últimas décadas. Varios analistas locales plantean que la victoria de Mamdani abre la puerta a, como mínimo, la construcción de una estructura independiente dentro de la formación que pueda dar su propia plataforma a los candidatos de las izquierdas; una suerte de Tea Party demócrata, que emule el movimiento que hizo el ultraliberal Rand Paul en 2007 para establecer un caucus propio dentro del GOP. El momento político lo garantiza: a las bajas cifras de participación se suman voces cada vez más críticas dentro del partido, que se explican por la baja popularidad de los actuales líderes, como Jeffries (54%) y Schumer (44%). De los resultados de las elecciones municipales de noviembre partirá la próxima tesis electoral de la formación, el motor con el cual accederán a las mid-terms del 2026 para arrebatar a Trump las mayorías en Congreso y Senado. Una victoria de Mamdani podría impulsar el rol del triunvirato con Bernie y AOC para empujar a los suyos hacia la izquierda. Una nueva derrota progresista amenazaría con quemar el movimiento a medio plazo, en beneficio de perfiles como el gobernador de California, Gavin Newsom, que defiende campañas centristas con un lenguaje agresivo, casi bélico contra la Casa Blanca. El tiempo -y la aún numerosa base de votantes demócratas- hablará.

Comparte

Icona de pantalla completa