La guerra abierta entre Israel y Hamás, que ya hace casi dos meses que empezó, ha dejado miles de muertes y centenares de miles de personas desplazadas de casa suya a raíz de los bombardeos. Más allá de las ruinas de la ciudad de Gaza, asediada con dureza por parte del ejército israelí, que han provocado la consternación de la comunidad internacional, aparece otro de los puntos clave en todo este conflicto bélico: los prisioneros de guerra que la organización terrorista palestina hizo durante los ataques del pasado 7 de octubre, la chispa que ha encendido la llama de la guerra.
Desde hace días, varios presidentes y autoridades internacionales, como el jefe del ejecutivo norteamericano, Joe Biden, han ejercido de mediadores para conseguir un alto el fuego entre los dos bandos durante cuatro días para que se produzca el intercambio de los más de 50 prisioneros de Hamás, y los 150 que retiene Israel. Este mismo martes, Biden ha asegurado que el acuerdo que permitiría liberar un grupo de rehenes en manos del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) está ya «muy cerca», a pesar de que ha evitado entrar en «detalles», alegando que «nada está hecho hasta que está hecho«. Por su parte, el líder del brazo político de la organización palestina, Ismail Haniye, también ha garantizado que el acuerdo de tregua con Israel «es cerca», pero no ha dado más información al respeto. Dos versiones que se corresponden con la catarí, que participan como mediadores en las negociaciones.
Más de 14.000 muertos
Más allá del inminente intercambio de presos, el balance de víctimas mortales que se acumulan en Gaza a raíz de los bombardeos continúa creciendo. Las autoridades de la ciudad cifran en más de 14.100 los muertos por los bombardeos israelíes. En un comunicado emitido este mismo martes apuntan que hay un total de 14.128 personas que han perdido la vida, de los cuales 5.840 son niños y niñas. Las autoridades también cifran en más de 6.600 el número de personas que ha quedado enterrada bajo los escombros de Gaza.
