Por primera vez en casi veinte años, una mujer se ha alzado ganadora del prestigioso Premio Sant Jordi. Y esta mujer es una cara conocida de la televisión catalana, la periodista Gemma Ruiz (Sabadell, 1975). Su novela, Les nostres mares (Proa), es un homenaje a todas las mujeres que aparcaron sus sueños para sacar adelante a la familia que el sistema patriarcal de la dictadura franquista les había impuesto tener. “A todas las que cada día vayáis a buscar el mundo que ha resbalado pendiente abajo y nos lo volvéis a colgar”, empieza la novela. 

¿Por qué escoge como protagonistas a mujeres que han crecido durante la dictadura?

Empezó cuando me di cuenta de que con los amigos de mi edad, alrededor de los cuarenta largos, cuando hablábamos de las madres, nos sentíamos reconocidos en algunos gestos o movimientos, pero siempre nos habían dicho que nos asemejábamos a los padres. Tuve ganas de investigar por qué la gente de nuestra generación se identifica mucho más con los padres. Siempre hemos dado las madres por descontadas, siempre han estado allí, pero nuestro referente de salir al mundo, de tener un oficio, una profesión escogida para triunfar, de tener valoración social, han sido siempre los padres. Me reconozco perfectamente, en este patrón. Hablando de eso decidí investigar por qué nos ha pasado, por qué nuestra finalidad no era ser como nuestras madres. Empiezas a estudiar el contexto sociopolítico del franquismo y no es que no lo supieras, pero cuando estudias el Código Penal, la legislación, no te extraña que no nos referenciáramos en ellas. Ellas no pudieron elegir, estaban sometidas a una dictadura fascista que las condenaba a ser sub-ciudadanas sin capacidad de agencia propia. 

En cambio, no las trata nunca como víctimas.

Era uno de los objetivos. No es con intención de romantizarlas, sino que como cuando las conoces ves que tienen una energía bestial, te las imaginas en su juventud y piensas que eran tías muy potentes. Como todavía están y podemos contrastar cómo son, era imposible pensar en víctimas. Las imaginaba subvirtiendo aquel sistema a través de las rendijas posibles según cada contexto. 

Gemma Ruiz, periodista de TV3 y escritora 3/4/2023 / Mireia Comas
Gemma Ruiz, durante la conversación con El Mundo / Mireia Comas

¿Las diez protagonistas son reales?

Todas son ficción al 100%. Es la primera vez que tengo que hacer diez personajes, al principio eran doce, sin tener un vínculo con la realidad. Todas están construidas a partir de cosas que he ido viendo. Hago muchos clubes de lectura por las otras novelas y cuando empecé a pensar en este libro y estas protagonistas me di cuenta de que las tenía delante. Leen mucho y me animó hacer un libro donde ellas se sintieran reflejadas. Con una vida sola me quedaba muy corta, y por eso hice diez. Todas son de ficción con anécdotas de verdad. 

La sociedad ve a las mujeres como cuidadoras. ¿Esta mirada sobre las mujeres y en concreto las madres está cambiando?

Cuando mis amigas han tenido hijos, el rol de cuidadoras ha vuelto a recaer en ellas, cuando estaban tan in albis de cuidar criaturas como sus compañeros. Cuando entra la maternidad en la ecuación, vuelve a recaer en ti el peso de las curas que no habías tenido de joven. Y cuando los padres se hacen mayores, lo mismo. Por más que haya hermanos que tienen la conciencia de repartir la carga de los padres, mayoritariamente se encargan las mujeres. No es que las mujeres se identifiquen con las curas, es que socialmente cuando hay curas se nos mira a nosotras y se nos pide que las gestionemos. 

¿Las mujeres que ya no hemos vivido el franquismo continuamos renunciando a nuestros sueños por la maternidad?

Los datos objetivos lo corroboran. Aunque una empresa por buenas prácticas ponga el mismo sueldo a hombres y mujeres y no discrimine, en los complementos o en la aceptación de cargos las mujeres salen perdiendo. Renunciamos más a cargos para dedicarnos a la familia. Esto continúa pasando e inclina la balanza hacia los hombres.

Gemma Ruiz, periodista de TV3 y escritora 3/4/2023 / Mireia Comas
Gemma Ruiz: «En el coro de nuestra autonomía están nuestros derechos sexuales» / Mireia Comas

Choca que en un libro que se titula ‘Les nostres mares’ haya incluido también la no-maternidad. ¿Qué objetivo persigue?

El mandato social del franquismo era que las mujeres tuvieran hijos, pero muchas si lo hubieran podido escoger no habrían tenido. El mandato social ahora no está, no te obligan a tener hijos ni te reprueban si con 23 años todavía no los tienes. En aquella época sí. Ahora nos juzgan y nos vigilan en muchos aspectos: la presión estética, hacer carrera, tener éxito… Pero el escrutinio sobre la maternidad ha cambiado y quería poner opciones contemporáneas. Me gustaba situar a dos hijas para que actuaran como un espejo de cómo estamos. Evidentemente, estamos mejor, no es lo mismo vivir en una dictadura donde no eres ciudadana de pleno derecho que vivir en democracia, pero cuando miras el espejo te das cuenta de que cuando entran las curas o la maternidad volvemos a dar pasos atrás. 

También incluye pasajes de mujeres que tuvieron que marchar en Londres para abortar. ¿Es una manera de reivindicar el derecho a decidir?

Sí, y una manera de ver que los derechos son muy difíciles de adquirir y muy fáciles de perder. Mira qué pasó el año pasado en los Estados Unidos con un derecho que parecía conquistado. Es importante saber que en el corazón de nuestra autonomía están nuestros derechos sexuales como mujeres. Este derecho tan importante como es la autodeterminación de si queremos ser madres o no puede tambalearse y para quererlo practicar, puedes tener riesgo de muerte o tener que hacer otras cosas que no se han considerado épicas, pero que lo son muchísimo.

¿Qué papel tienen los hombres en el libro?

Son coprotagonistas. Intenté que tuvieran un papel muy verosímil y en honor a la verdad. Son la generación de nuestros padres y mayoritariamente viven en la inconsciencia de sus privilegios. Hay un régimen franquista, son hombres que seguramente son antifranquistas y luchan por la democracia, pero los derechos de las mujeres no están entre sus prioridades. La prueba es que en las primeras elecciones democráticas ningún partido de izquierdas llevó el derecho al aborto en su programa electoral. Son luchadores contra una dictadura y en pro de la democracia, pero la igualdad no la contemplan. Su manera de comportarse muestra que como el régimen los privilegia como machos, no se rebotan contra esto. También son partícipes, en parte, de este sistema.

¿Los ha hecho coprotagonistas del libro para mostrar que el cambio tiene que venir de ellos?

Exacto. Este libro lo tienen que leer nuestros padres. He tenido conversaciones con lectores en presentaciones del libro que me han dicho que han revisado sus privilegios leyéndolo. Incluso me han dicho que en algún momento se han sentido violentados, pero constructivamente. Para mí esto es importante porque, si alguien revisa comportamientos y entiende más lo que las mujeres pedimos y cómo queremos vivir, todo irá a mejor. 

Gemma Ruiz, periodista de TV3 y escritora 3/4/2023 / Mireia Comas
Gemma Ruiz, primera mujer al ganar el premio San Jorge en casi veinte años / Mireia Comas

La novela ha ganado el premio Sant Jordi. ¿Se lo esperaba teniendo en cuenta que es un terreno hostil para las mujeres?

Lo viví como un tipo de juego, pensé que no me lo darían ni en broma. Con mi editor hablamos y decidimos echar la piedra a ver si tocábamos la ventana. Estaba convencida de que no sería para mí porque durante diecinueve años nos han estado comunicando que aquí no entremos, que nuestras historias no son dignas de tener este premio tan importante.

Después de recibir el premio ha sentido, como muchas mujeres, el que se denomina síndrome de la impostora?

No. Como que soy periodista y tengo otro oficio me he sentido mucho más outsider que impostora. Esto me ha relajado. Siempre me miro el terreno de los escritores como si fuera de otro mundo. Me siento más cómoda siendo periodista y escritora. Combino los dos oficios. Siempre decía que escribiría cuando me jubilara, pero me he avanzado bastante. Con la escritura encontré el complemento en aquello que no tenía en mi trabajo. Al trabajo trabajaba en equipo, estaba muy expuesta en el público con los directos, las crónicas… Había mucho ruido, muchos inputs. El trabajo de escribir es el contrario, silencio, soledad, reflexión, sin deadlines… Me gustó el contraste entre una y otra. 

Este libro es un homenaje a su madre?

Es un homenaje en general, pero evidentemente que en especial a mi madre. Todas las mujeres de la novela tienen algo de mi madre. Siempre he estado muy observadora y lo he tenido cerca para inspirar mis personajes en ella. 

Es su referente?

Y tanto. Y no lo he visto hasta hace poco. 

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Comentarios

  1. Icono del comentario de: El Macho Empoderado a abril 07, 2023 | 19:19
    El Macho Empoderado abril 07, 2023 | 19:19
    Quin "matomal" teniu en el cap. Les dones des de la transició i des de la constitució, tenen els mateixos drets q els homes. Altre cosa són les oportunitats. Però de drets, tant humans com divins, els mateixos. Ho enténs això Gemma Ruiz i, tu Ivet???
  2. Icono del comentario de: Lector Empoderado a abril 09, 2023 | 15:43
    Lector Empoderado abril 09, 2023 | 15:43
    Yo te propongo, Gemma Ruiz, para el premio Nobel de literatura, eso sí, femenino, y entregado por el Rey, macho, de Suecia.

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