Sònia Sánchez (Barcelona, 1964) es la directora de
Después de siete temporadas y tantos capítulos, la gente no se cansa. ¿Qué tiene
Si tuviéramos la respuesta a cuál es el secreto de su éxito, haríamos muchas más series. Aquí siempre hemos tenido un tipo de ficciones que han enganchado al público y creo que es porque la ficción nos explica como sociedad. Los
Pero es importante saber qué le gusta a la audiencia para que un producto funcione, ¿no?
Cuando trabajas desde la honestidad, hacer una serie sin pensar en qué quiere el público es un riesgo pero también lo es hacerlo.
TV3 necesitaba una serie para los mediodías y ustedes se inventaron una que reflejaba muy bien la realidad y la vida real. La audiencia puede sentirse identificada con las situaciones que atraviesan los protagonistas.
Exacto, nos podemos sentir representados en muchos personajes. Incluso al equipo nos pasa, que hay tramas en las que ves que a ti te ha pasado lo mismo o que conoces a alguien a quien le ha pasado aquello mismo. También consigue que te plantees qué harías tú en aquella situación y esto es muy interesante.

Por un poco de contexto. ¿Qué tarea tiene usted exactamente como directora? ¿Hay también directores de capítulos?
El equipo de guion está liderado por Nuria Furió y, dentro de este guion, hay una estructura muy compleja con un grupo que se inventa los argumentos y cada uno de estos se tiene que poner en escaleta de los capítulos de cada semana y después todo esto se tiene que dialogar. Por cada bloque de cinco capítulos, hay cinco días de rodaje en plató y dos en exterior. Se trata como si fuera una película con los cuatro equipos de producción y los cuatro de dirección. Coordinar todo esto es muy fuerte, pero el diseño de producción de las series que hacemos es impecable y todo está muy coordinado. ¿Cómo puede ser que podamos hacer esta cantidad de capítulos? Pues funciona. Mi trabajo es la dirección de la serie, poniendo énfasis en la parte visual con los decorados, la creación de los personajes, la elección del casting, los
Usted ha estado en
Lo más mínimo. No sabíamos cuántas temporadas tendría porque empezamos el año del estallido del conflicto del Procés catalán. En aquel momento, nuestra serie aparecía y desaparecía porque estaban pasando cosas muy importantes que se tenían que explicar. Era extraño estar en una parrilla cuando la gente todavía no conocía los personajes ni la serie en general, pero la gente nos veía y muy sobre todo a través de la web. En un principio, no te planteas qué pasaría y menos en una serie diaria porque castigan mucho a nivel de estrés. No creí en ningún momento que haríamos ocho temporadas, en absoluto. Ahora mismo tengo síndrome de Estocolmo porque me gusta mucho la serie y en ningún momento pienso que qué estamos haciendo.
La mayoría de fans de la serie forman parte de la generación alrededor de los 50 años, que se pueden ver reflejados en las vidas del grupo de amigos. ¿Estaba buscado este
No buscábamos un
Esto que dice que también les ve mucha gente joven se puede ver reflejado en la plataforma 3Cat, ya que
La gente más mayor nos mira cada mediodía en televisión, una parte de la audiencia que ha sido un poco desprestigiada pero que nos mira y le debemos mucho respeto. Ahora bien, es cierto que nos empezaron a seguir a través de la web desde el primer momento y esto te explica que hay gente más joven que nos mira. No sé si funcionaría si lo emitieran en el

En TV3 ha habido series muy longevas que se han mantenido en antena muchos años y esta va en camino. ¿Confían que todavía queden muchas más temporadas?
De momento, no nos lo planteamos. Si en un principio nos hubiéramos pensado que tendríamos 10 temporadas, quizás nos habríamos ahogado. Nosotros vamos haciendo y pensamos, cada año, que será el último. Es por eso que nos decimos que tiene que ser
El trabajo de los actores no acostumbra a tener mucha estabilidad y poder contar con una serie larga como esta les debe atraer.
Sí, por un lado. Ahora bien, por otra también nos encontramos con un perfil muy exigente en cuanto al contenido. Y nos parece perfecto, ya que nosotros también tenemos esta voluntad. No quieren hacer nada que no tenga un prestigio y esto hace que te tengas que poner las pilas.
El año pasado se encontraron con el otro ejemplo, cuando Jordi Rico comunicó que quería dejar de interpretar a Quim y que se iba de la serie. ¿Cómo vivieron, desde dentro, el hecho de tener que cambiarlo todo para justificar que uno de los personajes más queridos dejara de participar?
Fue muy fuerte, aunque entendimos su decisión evidentemente. Jordi decía que lo había hecho todo aquí y esto es muy honesto. Ahora bien, lo adorábamos porque ha sido un compañero encantador y talentoso. Lo tenía todo y, cuando nos lo dijo, pensamos que no queríamos que se marchara. Nos costó mucho decidir qué hacer con su personaje porque para mí, matarlo era cómo si lo estuviera haciendo yo misma. No queríamos matarlo, pero decidimos hacerlo así para darle un final en el que el público sintiera lo que estábamos sintiendo nosotros. También para decir que Jordi había marcado una memoria en este país y esto es mucho chulo. Hubo gente a quien no le gustó que tuviera un final absurdo, pero creíamos que generaría debate y haría reflexionar. La vida son casualidades. Quim nos tenía a todos enamorados porque era un personaje poco correcto y nos encantaba.
¿Se plantearon otras finales para él, entonces?
Sí, hablamos muchísimo sobre qué hacer con él. Hay gente que nos dice que fue muy fuerte y que les va encantado porque se habían emocionado muchísimo, mientras que otros nos dicen que no entienden cómo hemos hecho esto. El

Cuando fichan un actor o actriz, ¿ya tienen claro desde el principio si será siempre un personaje secundario? ¿O se fijan en el recibimiento que tiene para acabar dándole más o menos protagonismo?
En la novela que tenemos se explica qué pasará en cada trimestre y aparecen los papeles que intervendrán. Por lo tanto, tienes que buscar actores que creas que lo interpretarán bien. A veces, los guionistas se centran en pensar qué le podría pasar a cierto personaje más que fijarnos si tenemos que mantener el actor o no a la serie dependiente de si está gustando más o menos a casa. Nosotros no podemos trabajar con esta previsión inmediata, trabajamos más desde el punto de pensar qué nos gustaría que le pasara a un personaje en concreto o si nos gusta más escribirlo.
¿Han tenido algún personaje que haya ido adquiriendo más protagonismo a medida que ha avanzado la trama?
Sí, unos cuantos. El personaje de Cati, por ejemplo, tenía que entrar solo por la primera temporada. Había tanta química entre los actores y era tan divertido escribir qué les pasaba que decidimos que este personaje tenía que seguir mucho más de lo que tenía que seguir inicialmente.
En esta serie incorporan muchas temáticas sociales en la piel de un personaje en concreto o de una trama.
Esta serie pide tener temas sociales y sale de nuestro deseo de habla de ciertos temas. La ficción propia es muy necesaria porque nos explica como sociedad y nos están pasando ciertas cosas, como el caso del maltrato o los abusos a menores. Son temas que se tienen que tratar a nivel periodístico, pero no se tratan nunca desde el punto de ver cómo lo transita cada persona o su alrededor. Es chulo de explicar y, desde la función pública que tenemos, pienso que es necesario que toquemos según qué temas. Ahora bien, intentamos no tomar partido. Simplemente explicamos qué pasa. En el caso del abuso, lo que hemos buscado es un actor con el que pudiéramos tener empatía. No buscábamos un malo porque, entonces, tiene muy poco interés. Lo que queríamos era trabajar sobre el típico que sale después en los

También han añadido en esta temporada un personaje fascista, ¿quizás para tratar la irrupción de la ultraderecha?
Creo que es interesante que se hable de estos temas también desde la ficción. En las series británicas, por ejemplo, realmente siempre se está hablando del momento que viven y hacia dónde vamos. Pienso que explicarlo está bien, sobre todo para plantearnos qué está pasando para darnos cuenta de que la cosa es que hay gente así. Te cuestionas cosas. Tenemos claro que tenemos una función pública y que esta voz es necesaria. Puedes entretener mientras das calidad a la vez y mientras haces que la gente se plantee las cosas.
Hablé con Quim Llisorgas cuando publicó su libro. El actor me decía que le haría ilusión que le buscaran una pareja sin discapacidad en la serie como gesto de normalización. ¿Se lo plantearían? ¿Ir algo más allá con su personaje?
Quizás se ha planteado esta posibilidad, no lo sé, pero podría ser. No pensamos que no haríamos nunca esta trama y tampoco nos incomodaría. Simplemente que salen tantas tramas, sobre todo alrededor de los ocho protagonistas, que todavía no lo sabemos.
Decía que se plantea cada temporada como si fuera la última y esto se evidencia en los finales de temporada, que siempre son apoteósicos. Hay mucha expectación para ver qué pasa ahora.
Sí, te puedo avanzar que tendremos un final de temporada muy potente y un inicio de la siguiente todavía más. La ilusión de pensar que tendremos otro año hace que nos animemos. Empezaremos con mucha intensidad… y aquí acabaremos de una manera muy sorprendente, hasta el punto que cuando lo leí lo primero que pensé fue un
¿Habrá alguna otra muerte o algún tema potente relacionado con una relación amorosa en este final?
No puedo decir demasiado, pero las dos cosas que acabas de decir están. Has dado en el clavo.

De esta temporada, uno de los grandes momentos han sido los cuernos de Noe a Miquel. Pude entrevistar a Elena Gadel y Eduard Farelo hace un par de años y me decían que la gente por la calle les pedía que no se separaran. ¡Y se han separado! Ha sido todo un drama.
Parece que este sea un juego de cuernos y ya está, pero queríamos que el público hiciera una pequeña reflexión sobre lo que es el mundo de la pareja. ¿Hasta qué punto una persona tiene que dejar sus impulsos de lado por un compromiso? ¿Dónde está la frontera entre respetarte a ti o respetar el pacto? Nosotros no nos posicionamos, hacemos que cada uno se plantee si lo haría o si no. Ha estado interesante.
El ritmo de producción en una serie diaria como este debe ser una locura. ¿Los actores acaban con la necesidad de autodirigirse?
Para entender el ritmo, te lo tienes que imaginar como si entraras dentro de una centrifugadora. Tienes la sensación de que vas tarde constantemente porque el nivel de trabajo es muy alto, pero tenemos un diseño de producción maravilloso que hace que todo sea posible. Sí que rodamos muy rápidamente, pero tenemos toda una estructura que permite tenerlo todo. El juego de luces, el reparto, la disciplina por parte de todo el mundo… Los actores no se tienen que autodirigir porque las escenas son cortas y son personajes que tienen recorrido desde hace mucho tiempo. La lectura que la directora hace de la escena la puedes compartir, ya que damos tiempo y prioridad a lo que es la interpretación que no el movimiento de cámara o complicaciones estéticas.