Hace muchos años, Tony Blair, un político británico y laborista muy audaz se inventó la «tercera vía» para llegar a ser primer ministro del Reino Unido. La fórmula se definió como poner el intermitente a la izquierda y girar a la derecha. Una fórmula que muchos gobiernos socialdemócratas europeos replicaron con más o menos fortuna y abrieron la rendija a desacomplejar el liberalismo. La historia pasa, pero las tendencias se mantienen. La prueba ha sido la comparecencia de la consejera d‘Interior y Seguridad Pública, Nuria Parlon, en el Parlamento de este martes, donde ha expuesto su modelo político por una consellería compleja y donde, cualquier error, puede hundir la carrera política de un consejero o, incluso, de un Gobierno.
Parlon ha venido con los deberes hechos, ahora bien, sin entrar en el detalle. Al final, no será hasta la presentación de su plan presupuestario que no se verá con todos los entresijos como orientará de manera clara su departamento. La nueva consejera ha querido mostrar bagaje de alcaldesa de una ciudad importantísima de Cataluña como es Santa Coloma de Gramenet. Ha centrado su esbozo de programa en la «firmeza» para hacer bajar la curva de delitos. También ha blandido una de las problemáticas donde la derecha saca más zumo, las ocupaciones.
Por Parlon, las ocupaciones delincuenciales está generando «graves problemas de convivencia». «La excusa no puede ser que como que tenemos problemas de vivienda somos permisivos ante las ocupaciones delincuenciales», ha argumentado para justificar mano dura e intervenciones rápidas, así como para reclamar más recursos a los juzgados para salir del «cuello de botella» que no es bastante eficaz para reducir la percepción ciudadana, y mediática, de inseguridad. Eso sí, la consejera se ha invertido en querer diferenciar la «delincuencia» de la «vulnerabilidad» para rescatar unas migajas de mensaje social.

La CUP, la única oposición
La consejera sabía que Junts per Catalunya, PP y Vox incidirían en los datos que alertan sobre la inseguridad. Por otro lado, que ERC y Comunes, por mucho que se desgañitaran al decir que harán oposición, no tenían mucho margen para ser creïbles. De hecho, Parlon, consciente de este panorama ha buscado su oposición particular, la CUP, con quien ha buscado el cuerpo a cuerpo. Aquí es donde más se ha visto la distancia entre la anterior administración y el actual. Si la consellería de Joan Ignasi Elena buscaba más complicidad con los cupaires, Parlon ha dejado muy claras sus diferencias. «No compartiremos su modelo», ha remarcado expresamente dirigiéndose a la portavoz de la formación, Pilar Castillejo, que ha recordado con habilidad que también proviene del mundo local y de un municipio socialmente complejo como Ripollet.
Castillejo ha aceptado el reto de ser oposición y marcar de cerca el giro a la derecha en seguridad que ha esbozado Parlon alertando que combatirán el «populismo punitivo» y «la acción represiva en el espacio público». Así mismo, le ha replicado que el alcalde de Girona, Lluc Salellas, -a quién Parlon se ha referido para defender sus políticas- en seguridad hace «abordajes integrales» y no solo policiales.
La trifulca más enérgica ha sido cuando Castillejo ha acusado de racismo a las policías, especialmente, la de Santa Coloma de Gramenet, de dónde hasta hace dos meses era alcaldesa. «Esto no es cierto!», ha exclamado Parlon y ha justificado las acusaciones porque en operativos como en el barrio del Hondo, donde la mayoría de la población es inmigrada, se identifican ciudadanos que son inmigrantes o segundas generaciones. Así, ha acusado la CUP de utilizar «axiomas» y ser unos «alarmistas» a los cupaires porque «ni yo soy racista, ni los mandos de la policía de Santa Coloma hayan tenido actuaciones que los hagan racistas». «La policía no ha tenido directrices políticas», ha añadido.

«Realismo pero no alarmismo»
En su turno de tuya mía con los diputados portavoces Parlon ha presumido que «no acostumbrarán a escaquear» de los problemas. En todo caso, los abordarán con «realismo» pero sin «alarmismo». Una expresión dirigida a los portavoces de Juntos, del PP y de Vox, Jannine Abella, Alberto Villagrasa y Sergio Macián, que han aprovechado sus intervenciones para dibujar Cataluña como un lugar sin ley. «En el combate de la delincuencia no bajaremos la guardia!», ha avisado insistiendo que este combate es compatible con la defensa de las personas vulnerables y los derechos democráticos.
La música que ha expresado Parlon ha suavizado las posturas de la derecha. Primero, ha picado el ojito a Juntos en su estrategia política contra la reincidencia. Los juntaires presentaban una iniciativa legislativa este martes en el Congreso para intentar reducir la cifra de multirreincidentes que tantos titulares ocupan. La consejera se ha mostrado favorable -y con cierta comodidad- con la iniciativa de los de Carles Puigdemont en el Congreso. El PP se ha mostrado «gratamente sorprendido» por el hecho que la consejera haya mencionado las ocupaciones delincuenciales relacionadas con el cultivo de marihuana. Villagrasa, veterano en Interior, se ha mostrado de acuerdo con las tesis generales de la intervención de la consejera a pesar de que ha arreciado su lema que Cataluña es una madriguera de ladronas y delincuentes. Como Vox, pero algo más moderado en el tono, el contenido y la forma.
La complicidad política entre la derecha y la consejera del PSC ha sido visible y clarificadora por donde irá su gestión. Un posicionamiento que ha despertado las alarmas a la portavoz cupaire. Castillejo ha pedido parar cuenta con el discurso del PP, Vox y de los alcaldes de Juntos en relación con la inmigración y la inseguridad. «La realidad, a pesar de las mentiras, es que vivimos en una sociedad segura en términos delincuenciales», ha dejado caer a la consejera.
Profesionalidad de las policías
Parlon ha presumido de la colaboración de los Mossos d’Esquadra con el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil. Un apoyo mutuo, a parecer suyo, compatible con el respecto a las competencias de policía integral del cuerpo de la Generalitat. También ha defendido la «profesionalidad» de las policías que actúan en Cataluña cuando se le han pedido explicaciones sobre las infiltraciones de agentes en movimientos o agrupaciones políticas. Respuestas sobre todo dirigidas a la CUP, porque con el portavoz de los Comunes en la materia, Andrés García Berrio, le ha bendecido la retirada de los proyectiles de foam más peligrosos. De hecho, los de Jéssica Albiach tienen poco margen opositor porque, entre otras cosas, sostienen la mayoría del Gobierno, aquí y a Madrid.