Que el catalán está en una situación de emergencia se resume en un dato: solo es la lengua habitual de un tercio de la población de Cataluña. De hecho, el uso del catalán como lengua habitual sigue en retroceso y ha bajado casi cuatro puntos en términos porcentuales, pasando del 36,1% en 2018 al 32,6% de la población en 2023, a pesar de los datos de hablantes frecuentes y conocedores de la lengua, dos conceptos que no se pueden comparar porque son nuevos en la Encuesta de Usos Lingüísticos de la Población (EULP 2023), presentada hoy por el consejero Francesc Xavier Vila y el director del Idescat, Xavier Cuadras. Expertos consultados por El Món consideran en un análisis en caliente que los resultados son malos, pero no tanto como los pronósticos iniciales, y creen que es necesario actuar ya y aceptar el conflicto para revertir la situación de la lengua en Cataluña

El escritor y divulgador lingüístico Enric Gomà asegura que los pronósticos «eran tan funestos que la fotografía es negativa, pero no tan espantosa» como se podía prever. Una tesis que comparte Gerard Furest, coordinador de lengua del sindicato La Intersindical, que esperaba unos resultados «peores» que los ofrecidos por la encuesta, pero que subraya que «nos acercamos a un dato bastante crítico, que es el 30% de hablantes habituales». Con todo, ambos expertos consideran que hay que pasar a la acción para revertir esta situación y, en este sentido, Gomà apuesta por «perder el miedo al conflicto» para revertir la situación de emergencia que vive el catalán, mientras que Furest cree que la situación «exige» al Gobierno hacer política lingüística si realmente cree que el catalán «debe ser lengua de cohesión y lengua nacional».

De hecho, Gomà se muestra crítico con la introducción de la categoría de los «hablantes secundarios”, los que hablan la lengua entre el 1% y el 50% del tiempo, porque no se puede comparar con ningún otro dato porque antes no existía, a pesar de que el estudio afirma que “han crecido de manera sustancial entre 2018 y 2023: un mínimo de 117.000 personas” porque ahora hay más de 2,2 millones de personas que utilizan el catalán de forma cotidiana. Una crítica que también ha hecho Plataforma per la Llengua en su valoración, donde ha lamentado que estas dos categorías, «más allá de arbitrarias, no se encuentran en ningún otro estudio sociolingüístico o académico similar». «No se puede comparar con nada y está muy poco explicada», critica Gomà, que añade que el dato es un poco engañoso porque Cataluña ha perdido en 5 años más de 100.000 catalanohablantes habituales.

Francesc Xavier Vila, quién era secretario de Política Lingüística, durante la presentación de una campaña de fomento del uso del catalán con la exconsejera Natàlia Garriga / Europa Press

El castellano y el falso argumento de ser educado

Los resultados señalan que hay una «fuerte bilingüización» de los catalanohablantes, porque los que hablan en exclusiva el catalán de manera habitual ya solo son el 32,6%. En este sentido, Furest ve incluso «lógico» que las personas cambien de lengua porque «vivimos en un contexto de bilingüismo subordinador», y considera que «es difícil sobreponerse individualmente» porque existe la norma social no escrita que dice que «debemos cambiar al castellano porque si no somos maleducados». Revertir esta dinámica, advierte, es «muy difícil» y lamenta que el Gobierno durante todos estos años no ha hecho «campañas de concienciación lingüística».

En este sentido, Furest asegura que «mantener el catalán debe estar institucionalizado, si el Gobierno cree que hay que mantener el catalán debe hacer una macrocampaña de cuatro años» para lograrlo. Y Gomà piensa que el Departamento «debería pensar más en términos de poder, y menos en términos de cohesión social y de seducción». Y critica que los partidos políticos eviten «situaciones incómodas» con la lengua con el argumento de que «no quieren ruido». «Provocar una situación incómoda que sea denunciada en los diarios, o en las radios, o en las televisiones, les aterroriza», expone.

El consejero de Política Lingüística, F. Xavier Vila, presenta los resultados de la Encuesta de Usos Lingüísticos de la Población 2023 / Gobierno

Posibles soluciones para revertir la mala salud del catalán

Vila ha abogado por facilitar el uso de la lengua en ámbitos «donde no es fácil», cambiar hábitos estereotipados integrando la diversidad y generar acuerdos sociales, y en este último término ha dicho que del Pacto Nacional por la Lengua ha avanzado en la elaboración de un texto de consenso, pero que está pendiente de cerrarse. Para Furest, hay que actuar «en todos los frentes» y lograr un «pacto nacional y social» para convertir la lengua en «instrumental» en las empresas y, por otro lado, como «los flujos migratorios continuarán», hay que hacer llegar más el catalán a los recién llegados y hacer una acción lingüística real en las escuelas. «Obviar la economía, la vivienda, el peso del Estado español en la sociedad catalana me parece fuera de lugar», añade Enric Gomà, una opinión que también comparte el activista por la lengua de La Intersindical.

Para Gomà, el discurso de Vila es muy insistente en el hecho de que hay que dar más clases para que más gente aprenda el catalán, y considera que es «muy reduccionista porque omite que hay un poder español y unos agentes globalizadores que actúan contra el catalán». En este sentido, el escritor apunta que el máximo incitador para aprender la lengua es que sea «necesaria» para vivir en el país donde es propia. Es decir, que sea necesaria para la nacionalidad, como sucede en Andorra, por ejemplo, y como requisito laboral. «Si en el trabajo exigen el catalán, la persona lo aprenderá», sentencia.

Enric Gomà: «La batalla por el catalán es Barcelona y es el área metropolitana»

Alerta por los datos territoriales que se conocerán en verano

Por otra parte, Furest avisa que los datos territoriales que el Departamento de Política Lingüística dará a conocer en verano pueden ser mucho peores que los de hace cinco años, donde en cinco de los ocho ámbitos territoriales el catalán era mayoritario. Había dos de estos cinco donde esta presencia mayoritaria era por los pelos, y ve probable que ahora nos encontremos que el catalán solo predomine en tres de los ocho ámbitos. “Imagina el impacto de eso”, expone el lingüista que, en este sentido, alerta que la encuesta de 2018 concluía que en el área metropolitana solo había un 27,5% de hablantes habituales en catalán y pronostica que aún bajará más, porque el uso habitual en el conjunto del país ha caído al 32,6.

En este sentido, el coordinador de lengua de La Intersindical advierte que «es prioritario actuar en el área metropolitana porque, si se pierde la capital, acabará haciendo metástasis en todo el alrededor». Y Gomà recuerda que el escritor Quim Monzó ya advertía hace 30 años de la importancia del área de Barcelona. «Es una evidencia, ya le ha pasado al bretón, que ha perdido las ciudades principales. No se puede pretender que el catalán quede recluido en zonas rurales poco pobladas porque sería equiparar el catalán al bretón y el gaélico», añade. Se muestra «totalmente de acuerdo con Gerard Furest, que la batalla es Barcelona y el área metropolitana», pero va un poco más allá y plantea que todos los ayuntamientos con una población superior a los 50.000 habitantes deberían tener una concejalía de lengua con «presupuesto y técnicos». «La lengua no puede compartir concejalía con cultura, deporte y ocio, porque es una cuestión muy compleja», sentencia.

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