El gaélico, a menudo llamado irlandés, es la última lengua que ha obtenido el estatus de oficial en la Unión Europea. Fue en el año 2007, aunque entonces solo se produjo el reconocimiento formal y en la práctica tardó 17 años en hacerse realidad, aunque sea a medias. El gaélico es el único precedente reciente que tiene el catalán para intentar hacerse un lugar entre las lenguas oficiales de la UE, a pesar de que es un caso especial y lleno de excepciones.

Irlanda se adhirió a la Unión Europea en 1973, pero hasta 2005 no solicitó formalmente al Consejo de Asuntos Generales que el gaélico fuera reconocido como lengua oficial. Dos años después, en 2007, los estados miembros dieron luz verde a la solicitud, pero la falta de traductores e intérpretes —el gaélico solo tiene 200.000 hablantes habituales— hizo que la oficialidad no pudiera llevarse a la práctica hasta 2022, 17 años después.

Mucho trabajo por hacer en el Parlamento Europeo

En la Eurocámara todavía se aplica una excepción que solo afecta al irlandés y que se extenderá al menos hasta 2029. La razón es que el Parlamento Europeo solo garantiza la traducción del gaélico en los plenos, pero no de todos los documentos oficiales ni de actos como las ruedas de prensa. En el resto de instituciones, la excepción se derogó el 31 de diciembre de 2021 y desde el 1 de enero de 2022 el gaélico ha alcanzado el estatus de plena oficialidad gracias al compromiso del gobierno de Irlanda de aportar un equipo de traductores que garantizan la traducción de los documentos oficiales del Consejo de la UE y de la Comisión Europea, así como la interpretación de sus ruedas de prensa y las conferencias destacadas.

Un intérprete durante una sesión plenaria del Parlamento Europeo / ACN

“Hay mucho trabajo por hacer, porque, actualmente, existe una derogación del servicio de interpretación completo para el irlandés en el Parlamento Europeo, que básicamente significa que yo puedo hablar la lengua en el pleno y hay traducción y un intérprete […], pero esto no se garantiza en otras discusiones a diferentes niveles, como en los comités de la Eurocámara”, denuncia a la Agencia Catalana de Noticias (ACN) la eurodiputada del Fianna Fáil, Cynthia Ní Mhurchú.

En contra de la oficialidad del catalán

Paradojicamente, la eurodiputada irlandesa considera que el caso del gaélico no es equiparable al del catalán a pesar de que se habla 50 veces más. Preguntada por la petición del gobierno español de oficializar el catalán, el vasco y el gallego, Mhurchú asegura entender “absolutamente” la reivindicación “de aquellos que desean hablar con su lengua materna”, pero se aferra a la literalidad de la letra para rechazarla. “Cataluña no es un país separado —de España— o un estado miembro de la UE, Irlanda sí”, dice.

Mhurchú defiende que el gaélico es la lengua de un estado miembro de la UE, mientras que Cataluña, el País Vasco o Galicia no lo son. “Las normas requieren que, para poder ser calificado de lengua oficial de la UE, debes ser un estado miembro”, insiste. El problema de la eurodiputada es que reduce la visión de lenguas como el catalán a una asociación directa con un hipotético estado catalán e ignora la posibilidad de que el mismo estado español pueda tener más de una lengua oficial que aportar a la UE. Además, en el caso del catalán no faltarían traductores ni intérpretes, ya que muchos de los que actualmente trabajan en Bruselas como intérpretes de español son catalanohablantes.

Un pleno de la Eurocámara con dos intérpretes trabajando en directo / ACN

El antiguo grupo de Ciudadanos tiene la clave

Y precisamente el grupo Renew, del cual forma parte la eurodiputada irlandesa, podría tener la clave para oficializar el catalán en el Parlamento Europeo, un hito menos vistoso que la oficialidad total en la UE, pero que, visto el precedente del gaélico, tampoco debe menospreciarse. Para conseguir que se pueda hablar catalán en el Parlamento Europeo se necesita una mayoría entre los 14 vicepresidentes de la Mesa. Los socialdemócratas (5), los Verdes (1) y la Izquierda (1) son favorables, mientras que el Partido Popular Europeo (PPE) y los Conservadores y Reformistas (ECR) están en contra. 

Renew tiene un voto que, de posicionarse a favor del catalán, daría la mayoría necesaria a la Mesa. En la anterior legislatura, el grupo, muy influido por Ciudadanos, bloqueó la medida. Ahora, con la desaparición de la formación naranja, fuentes parlamentarias explican que todo está más abierto y que no descartan darle su apoyo.

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