Los lunes siempre son diferentes para los seguidores de Com si fos ahir. Comenzar la semana con una nueva jornada de capítulos de la serie que lidera las tardes en TV3 siempre es un aliciente positivo. Los protagonistas se fueron el fin de semana con una trama preocupante, la jugada maestra del manipulador que consiguió que Patri (Lua Amat) se fuera a vivir con él. Bernat es un chico tóxico y controlador que ha logrado aislar a su pareja sin mucho esfuerzo. Ahora, sin embargo, las tramas se dirigen hacia otro lado.
Pelea de gallos en el apartamento de s’Agaró
La subida de las temperaturas ha alterado a los protagonistas de Com si fos ahir. El verano se acerca y parece que todos se han puesto un poco más nerviosos. El grupo del apartamento de s’Agaró sigue enfadado por la gestión del piso y parece que cada vez se soportan menos entre ellos. Eva (Alícia González Laá), Jordi (Andrés Herrera) y Gina (Meritxell Huertas) compraron una casa en la Costa Brava que comparten como buenos hermanos. Bueno, ya no lo son tanto, porque desde que Eva y Gina alquilaron el piso para ganar algo de dinero, todo ha empeorado. Jordi es un hombre complicado, a menudo fanfarrón y ridículo, y desde que esta pelea comenzó, se ha comportado como un niño pequeño enfadado con sus amigas.

Encuentran problemas por cualquier lugar y siempre que pueden, se tiran de los pelos verbalmente. Eva, en un arrebato por poner fin a todo este mal rollo, decidió vender su parte del apartamento. En el capítulo de este inicio de semana, Jordi ha demostrado que su sufrimiento no termina. Cree que Lídia (Míriam Alamany) y Gina no han dejado el apartamento en condiciones después de su última estancia, pero aún hay una sorpresa más.

¿Alguien recuerda el jamón que estuvo paseando como un trofeo la semana pasada delante de los amigos del grupo? El hombre lo subió a s’Agaró para comérselo y ahora ha descubierto que las primas se han comido la mitad y además Gina se lo ha llevado a su piso de Barcelona.

El robo de un jamón provoca una nueva discusión
Él, hecho una furia y casi enloquecido, se ha presentado en Flora para reclamar su jamón, pero Gina no se lo ha tomado en serio, incluso ha reaccionado con burla, diciendo que todo tenía una explicación y que su intención era comprar uno nuevo. La temperatura ha ido subiendo y los dardos entre ellos no han hecho más que evidenciar que ya no se soportan.

Ahora bien, harto de este tira y afloja continuo, se ha sincerado con Eva en el Gim Rabbit: él también quiere vender su parte del piso. ¿Qué hay detrás de esta estrategia? ¿Realmente quiere vender el apartamento o está esperando que ambas cedan para quedarse con la propiedad entera?
Itziar pierde los nervios por culpa del estrés
La presión desmesurada es una gestión complicada. Itziar (Mar Ulldemolins) está pasando por una etapa exigente y esto se ha visto directamente reflejado en su carácter. Esta chef con sueños grandilocuentes intenta abarcar todo lo que puede, a menudo sin ser consciente de que no puede hacerlo todo. No aprende a decir que no porque su pasión va por delante de la integridad física. Más allá de su trabajo en la Barnateca preparando los menús del catering y el plato de la chef, estos últimos días se ha centrado también en trabajar los fines de semana en el hotel. Para sumar más tareas, Eugeni (Oriol Vila) le ha pedido preparar un menú especial para el verano.

Como parece que no puede decir que no, ha terminado aceptando, pero con ciertos riesgos. Lleva días sin dormir bien y se queda hasta altas horas de la madrugada haciendo encargos. Si ya de por sí su carácter es complicado, aún hay que sumar más caras largas porque tiene sueño. En el capítulo del viernes, decidió optar por una alternativa bastante cuestionable de su nueva novia, Lorena. Parece que ha decidido usar drogas para poder alargar las jornadas, pero esto ha provocado que pierda los nervios delante del proveedor del catering.

La chef de la Barnateca está al límite
En el capítulo de este lunes 16 de junio, Itziar encuentra la Barnateca llena a rebosar. Ha pasado dos días sin parar de trabajar, arreglando los encargos y pensando en su menú para el hotel. Por culpa del estrés y las drogas, y viendo que Cristina (Carlota Olcina) está más centrada en el teléfono y en besarse con el seductor, termina pagando su mal humor con Goyo, uno de los proveedores de frutas del local. Le grita delante de los clientes porque considera que el género que han pagado no es de calidad. Cristina tiene que calmarla un poco, pero empieza a ser consciente de que la chef está al límite, aunque desconoce que está usando drogas.

Una vez más, se queda toda la noche cocinando para lograr el menú degustación perfecto. Usa las drogas otra vez y, después de varios intentos y una especie de Masterchef improvisado, la cocinera consigue todos los platos para su menú especial. Ahora, solo queda saber si Eugeni estará contento con la degustación y sobre todo, si Lorena verá con buenos ojos que su novia se lleve todas las atenciones de su jefe. Un inicio de semana intenso y estresante para el grupo del instituto Reina Sibil·la.