Ahora sí, comienza la semana más importante de la temporada. Los espectadores de Com si fos ahir pueden poner el cronómetro porque la recta final de la octava temporada de la serie de TV3 ya está aquí. En poco más de seis días, los seguidores verán cómo se resuelven las tramas finales que se han extendido hasta la última semana, a la espera de ver qué sorpresas han preparado los guionistas para el capítulo final de domingo 20 de julio.
La Vane está harta de las paranoias de Isern
Los personajes jóvenes afrontan una semana crucial, teniendo en cuenta que hace semanas que hay una trama enrevesada aún sin explicar. La Vane entró en la ficción de TV3 como un torbellino, convertida en la profesora de moda del gimnasio por sus clases de autodefensa para mujeres. Isern (Arnau Berlanga) desde el primer momento vio que había algo extraño, llenando la cabeza de ideas a Marcel (Nil Cardoner) sobre la implicación de Vane en una desaparición. Este chico, con cara de Excel y a menudo demasiado soñador, ha terminado tejiendo historias y paranoias que relacionan a la chica con este caso hasta tal punto que, tras descubrir una nueva pista, hizo una denuncia anónima a los Mossos.

Una denuncia anónima hace estallar el secreto
En el capítulo del viernes 11 de julio, la policía se presentó en el gimnasio, pero no por el caso de la chica de Horta, que resulta que había desaparecido de manera voluntaria, sino que había algún caso más abierto relacionado con Vane. Los espectadores se han quedado con ganas de saber qué enredo del pasado tiene Vane, pero por ahora, todo son incógnitas. Eva (Alícia González Laá) se ha encontrado en medio de esta pelea entre amigos. Isern fue el responsable de la denuncia, pero además, la han ridiculizado durante días haciéndola sentir extraña y ella ahora, ha decidido hacer un cambio de rumbo. En el capítulo de este inicio de semana, Vane ha vuelto de comisaría porque está decidida: quiere renunciar y dejar el Gim Rabbit.

Eva intenta que lo reconsidere, que todo son historias de un chico que ata cabos sin sentido, pero Vane no está dispuesta a ceder ni explicar por qué los Mossos querían hablar con ella. Para intentar mediar y aliviar la situación, Eva la invita a casa para que pase la noche y al día siguiente, regaño a sus trabajadores para que encuentren la manera de evitar que la chica deje el trabajo. ¿Cómo se las arreglarán estos dos amigos que siempre acaban en líos?

El secreto de Vane rompe una relación
Más tarde, Isern hace un intento de disculpa que termina peor de lo esperado. Provoca una reacción de Vane, que acaba estallando tras sentir la presión de su compañero. ¿Por qué la está buscando la policía? Resulta que ella trabajaba en otro gimnasio y su jefe, que terminó cerrando el local, no le había pagado el dinero que le debía. Vane tomó una decisión poco elegante: llenar el jardín del hombre con excrementos de perro, incluso sus esculturas, manchando una que tenía un valor económico desorbitado.

El problema es que ella decidió no pagar el precio de esta travesura, por eso dejó el barrio de Horta y ahora, por la denuncia de Isern, la han atrapado y tendrá que pagar todo lo que debe, además de una multa. Está enfadada con todos, incluso con Marcel, ahora que estaban juntos y su relación se estaba fortaleciendo, pero Vane lo tiene decidido: su historia está terminada y no quiere saber nada más.
El ataque inesperado de un padre angustiado
El capítulo del viernes despidió la semana de una manera misteriosa y preocupante. Toni (David Vert) ha sido víctima de sus propios demonios, en un intento por ayudar, de manera desesperada, a su hijo. Toni pequeño (Oriol Cervera) no consigue superar la agresión que sufrió después de una noche de fiesta y un encuentro con ese mismo agresor lo ha empeorado aún más. Quiere dejar los estudios cuando solo le quedan unos exámenes para graduarse porque tiene miedo de las amenazas de ese gamberro y su padre, harto de verlo sufrir, parece que ha tomado medidas drásticas.
Después de estar unos días espiando al agresor para saber dónde vivía y sus horarios de trabajo, el pasado viernes decidió actuar. En una escena muy alejada de lo que acostumbra a hacer este personaje, Toni salió corriendo detrás del chico con un gato de coche en la mano. La escena no sugiere que quiera mantener una conversación pacífica y por su reacción, parece que ha cometido una locura.

Los remordimientos tras una mentira
En el capítulo de este lunes 14 de julio, la escena comienza con Toni volviendo al coche, el gato todavía en la mano, pero está visiblemente nervioso, le tiemblan las manos y está angustiado. Gemma (Àurea Márquez) aún lo espera para cenar con Sílvia (Montse Germán) y Francesc (Eduard Buch). Él ha decidido no explicar lo que ha hecho, se inventa que un hombre tenía un problema con el coche, y por eso ha aparecido con las manos manchadas.

Parece que el hombre ha tomado alguna decisión que puede hacer sufrir a las personas que lo quieren. Toni intenta fortalecer el lazo con su hijo e incluso le propone irse unos días de vacaciones a la montaña, alejados de Barcelona y del agresor. ¿Puede ser que esté preocupado por Toni pequeño o realmente son sus remordimientos tras su acto de rebeldía?

Parece dispuesto a pasar página, incluso aceptando la propuesta de mudanza con Gemma, pero ¿podrá dormir tranquilo sabiendo que ha hecho algo malo? Toni se presenta en el trabajo del agresor, visiblemente nervioso y angustiado, a la espera de ver si el chico ha ido a trabajar. Para saber si está, llama fingiendo que le han instalado unas ventanas en casa y quiere ponerse en contacto con Hugo, el chico que atacó a Toni pequeño. Le confirman que hoy no ha ido a trabajar y por la reacción del profesor de autoescuela, que se pone blanco como un papel, parece que lo que ha hecho es mucho más grave de lo que pensaba. En resumen, un inicio de semana cargado de tensión que ya avisa que será una tanda de capítulos muy intensa para los espectadores de TV3.