La relación entre los pasajeros habituales de Rodalies y Renfe es tensa desde hace años. A pesar de los últimos esfuerzos de la operadora ferroviaria por mejorar el funcionamiento de la red, el conflicto entre usuarios y administración parece lejos de resolverse. Uno de los principales motivos de este conflicto es la enorme cantidad de retrasos y la falta de puntualidad del servicio ferroviario. De hecho, las incidencias «destacadas» en el servicio de Rodalies han provocado 90.013 minutos de retrasos en los trenes. Es decir, 1.500 horas, en el primer semestre del año, según una respuesta parlamentaria de Territorio a una pregunta de Esquerra Republicana. A las incidencias se suma la avalancha de obras que Renfe está llevando a cabo sobre la red ferroviaria catalana. Unas obras, por un lado, celebradas, ya que demuestran un ligero cambio de actitud del gobierno español tras años de desinversión, pero también criticadas, debido a las afectaciones significativas sobre la movilidad por los cortes que requieren. El último caso de estas actuaciones es el macro-corte por el desdoblamiento de la R3, que se alargará, como mínimo, según las previsiones actuales, dieciséis meses. Ahora bien, estos no son los únicos motivos de conflicto, ni mucho menos.
Así lo confirma el mal sabor de boca con el que salieron las principales plataformas de pasajeros de la última reunión que han mantenido con los responsables de Renfe, Adif y la consejera Sílvia Paneque, que se produjo este pasado lunes y se alargó cerca de tres horas. Esta es la segunda reunión que se produce entre la administración y las plataformas de pasajeros desde las manifestaciones del pasado mes de marzo, coincidiendo con el pleno parlamentario monográfico sobre Rodalies: «La reunión no fue bien. Nos dan mucha información, pero poco concreta», lamenta la portavoz de Dignidad en las Vías, Anna Gómez, en conversación con El Món. Una opinión bastante compartida por el resto de entidades consultadas, que consideran que estos encuentros no son «muy operativos». «Nos avasallan con datos. Son reuniones saturadas de contenido, pero poco concretas», confirma el portavoz de Porque No Nos Jodan el Tren -la plataforma de usuarios de la R3-, Marc Janeras. Durante el encuentro con las plataformas, Renfe expuso las diferentes asignaturas pendientes que deben resolverse con urgencia para mejorar el funcionamiento del servicio ferroviario catalán.

Mejora a medias de la accesibilidad de las estaciones
Uno de los aspectos que más preocupa a las plataformas de usuarios, tal como han dejado claro desde el primer momento, es mejorar la accesibilidad de las estaciones de Rodalies: «El 26% de las estaciones que ya deberían ser accesibles, porque se han hecho diferentes actuaciones, todavía no lo son. Faltan ascensores o escaleras mecánicas que funcionen», argumenta el vicepresidente de la asociación para la Promoción del Transporte Público (PTP), Carles Garcia. Durante la reunión, según detallan las diferentes entidades, la operadora ferroviaria admitió que han alcanzado un nivel de accesibilidad «por debajo del deseado» y se comprometieron a entregar el listado del estado real de las escaleras mecánicas y ascensores de las estaciones a finales del primer trimestre de 2026. Un compromiso, sin embargo, que corre el riesgo de convertirse en papel mojado si los usuarios no notan «con urgencia» algunas mejoras en esta materia.
Aunque las plataformas alertan de que aún queda mucho trabajo por hacer en esta materia, Renfe sigue trabajando para mejorar la accesibilidad de las estaciones. Esta misma semana Renfe ha adjudicado la rehabilitación y mejora de la accesibilidad de la estación de Cornellà de Llobregat a las empresas Seranco y Serveis Cornellà para, entre otras cosas, construir rampas y escaleras en el acceso principal con la incorporación de pasamanos con el objetivo de cumplir con la normativa actual y renovar todos los ascensores. Ahora bien, aún queda mucho trabajo por hacer. A principios de mes, de hecho, la alcaldesa de Sitges, Aurora Carbonell, mantuvo una reunión con técnicos del ente gestor ferroviario para reclamar celeridad para reparar los ascensores de la estación, que llevan más de un año sin funcionar, algo que condiciona directamente a los pasajeros.

Casi el 70% de los trenes de Rodalies está vandalizado
Durante la reunión de esta semana, el elevado número de trenes grafiteados también ha sido uno de los principales puntos de confrontación entre los pasajeros y los responsables de Rodalies. Según las cifras facilitadas por la operadora ferroviaria durante el encuentro, un 69% de los trenes de la flota catalana está vandalizado. «En este sentido, hay un clamor unánime de las plataformas sobre que se necesita mucha más mano dura contra los grafitis«, exclama Carles Garcia, que considera que Renfe debe actuar contra estos actos por un tema «de imagen»: «No es lo mismo tener los trenes limpios que sucios», apunta. El problema para algunas plataformas, sin embargo, no es solo de imagen, sino que también repercute en el funcionamiento del servicio, ya que depende de la magnitud de la pintada -como por ejemplo si afecta las ventanas de la cabina de conductores- el tren no puede circular: «Hay turismo de grafitis que viene de toda Europa que provoca que haya muchos trenes parados», remata Anna Gómez.
Entre otras cosas, desde Dignidad en las Vías consideran que se debe crear una policía ferroviaria o bloquear el acceso a los cristales de las ventanas de los conductores para que los trenes puedan circular aunque estén pintados. «Ponerles multas elevadas no sirve de nada si no las van a terminar pagando. Es necesario tomar más medidas», argumenta Anna Gómez. De esta manera, pues, los usuarios recelan de los planes de Salvador Illa, que durante el debate de política general anunció que el PSC presentará una propuesta de ley para aumentar hasta 90.000 euros las sanciones contra los grafitis en los trenes, para combatir el vandalismo. Más allá de multas astronómicas, consideran que se necesitan más medidas, y más contundentes.

Diferentes frentes abiertos en Rodalies
Las políticas contra el vandalismo y las escasas mejoras de accesibilidad, añadidas a las incidencias y los constantes problemas de puntualidad, plantean un complejo escenario para Renfe de cara a mejorar el funcionamiento de la red ferroviaria catalana y recuperar la confianza de los usuarios. Una confianza que cada vez va a menos. De hecho, según la segunda oleada de este año de la encuesta Òmnibus del Centro de Estudios de Opinión (CEO), publicada esta misma semana, los catalanes suspenden el servicio de Rodalies y media distancia de Renfe con un 4,4 sobre 10. Una nota inferior a la que recibió el servicio de trenes catalán el año pasado, donde también suspendió con un 4,8.
Mientras tanto, las diferentes plataformas también mantienen sus luchas particulares con la operadora ferroviaria para reclamar soluciones para problemas endémicos en sus líneas. La próxima cita será el martes de la semana que viene, en la que la plataforma Porque no nos jodan el tren abordará el funcionamiento del plan de transporte alternativo por el macro-corte de la R3: «Está funcionando, pero todavía hay unos cuantos desajustes. Hay autobuses que salen antes de tiempo sin saber bien el motivo. Falta un poco de orden y criterio», avanza Marc Janeras, que trasladará estas mismas consideraciones a los responsables de Renfe. En los próximos meses, antes de que se produzca la próxima reunión con las diferentes plataformas de pasajeros del país -que aún no tiene fecha-, la operadora ferroviaria debe ponerse las pilas con los deberes pendientes o se topará de nuevo con las exigencias de los usuarios. De momento no se contemplan nuevas manifestaciones unitarias, pero, tal como confirman, es una posibilidad que nunca ha dejado de estar sobre la mesa.