Viure bé
“La persona que vivirá 1.000 años ya ha nacido”: así lo afirma José Luis Cordeiro

Sus ideas despiertan tanto esperanza como escepticismo. A través de conferencias y libros, Cordeiro ha puesto sobre la mesa una posibilidad provocadora: vencer el envejecimiento como si fuera una enfermedad.

Aunque algunos lo celebran como visionario, otros lo señalan como pseudocientífico. El debate crece mientras la biotecnología avanza.

La promesa de la longevidad extrema

José Luis Cordeiro no es un nombre ajeno al mundo del futurismo. Con formación en el MIT y una trayectoria que combina ingeniería, economía y filosofía transhumanista, ha dedicado su vida a estudiar las fronteras del envejecimiento. En la II Cumbre Internacional de Longevidad celebrada recientemente en Madrid, lanzó una afirmación que capturó titulares: “La persona que vivirá mil años ya ha nacido”.

Su afirmación no fue casual. Según él, la humanidad se encuentra a las puertas de un cambio radical en la manera en que envejecemos. En sus palabras, el envejecimiento es una enfermedad más, y por tanto, susceptible de ser tratada, detenida y eventualmente revertida. Lo compara con enfermedades que un día fueron incurables y hoy se tratan rutinariamente, como la tuberculosis o ciertas formas de cáncer.

Cordeiro no se limita a la teoría. Es coautor del libro La muerte de la muerte, donde detalla cómo la ingeniería genética, la inteligencia artificial y la regeneración celular podrían permitirnos alcanzar una vida indefinidamente larga, saludable y activa. Calcula que para el año 2045 existirá tecnología médica capaz de evitar el deterioro biológico, y que esta medicina será accesible para millones.

“Ya estamos rejuveneciendo ojos; pronto podremos regenerar otros órganos”, afirma con convicción. Según él, la muerte será opcional en un par de décadas.

¿Qué dice la ciencia sobre frenar el envejecimiento?

La idea de detener el envejecimiento no es nueva, pero sigue siendo muy controvertida en los círculos académicos. Mientras algunos científicos trabajan activamente en terapias antienvejecimiento, la mayoría se muestra cauta ante las afirmaciones extremas. La comunidad científica coincide en que hemos avanzado, pero no tanto como para hablar de inmortalidad práctica.

Algunos de los avances reales incluyen la reprogramación celular para rejuvenecer tejidos, la edición genética para eliminar genes asociados al deterioro, y terapias experimentales en animales que alargan su esperanza de vida. Empresas como Calico (de Google) y Altos Labs han invertido millones en investigación, pero sin resultados concluyentes en humanos.

Los biólogos del envejecimiento advierten que vivir más tiempo no siempre implica vivir mejor. Hay riesgos éticos, sociales y médicos asociados a la prolongación artificial de la vida. Una de las principales críticas es que los cuerpos, por complejos que sean, podrían no resistir miles de años sin colapsar en algún momento.

Sin embargo, la medicina regenerativa avanza. Algunos tratamientos ya se utilizan: por ejemplo, terapias para revertir la degeneración macular o reparar el cartílago de articulaciones dañadas. Pero de ahí a vivir mil años, hay un salto tan grande como incierto.

Críticas, dudas y polémicas en torno a Cordeiro

La figura de Cordeiro ha estado rodeada de controversia. Aunque su carisma y capacidad de divulgación le han ganado seguidores, sus detractores lo acusan de vender humo. Algunos medios han señalado que sus predicciones son exageradas y carecen de base científica sólida.

En publicaciones anteriores ha afirmado que la muerte será opcional en 2045, que el envejecimiento ya ha sido «curado» en animales, y que pronto las personas podrán rejuvenecer indefinidamente. Estas declaraciones lo han llevado a ser etiquetado como “pseudocientífico” por parte de académicos y periodistas.

También se ha cuestionado la manera en que presenta sus credenciales. En algunas ocasiones ha mencionado estar afiliado a instituciones de renombre que luego han negado tal relación. Estas inconsistencias han alimentado la desconfianza sobre sus planteamientos, especialmente entre científicos que exigen rigurosidad.

Sin embargo, Cordeiro insiste en que la historia ha probado muchas veces que los escépticos se equivocan. “La ciencia avanza gracias a quienes se atreven a pensar lo impensable”, suele decir. Para él, no se trata de fantasía, sino de una realidad inminente que solo necesita más tiempo y tecnología.

¿Utopía o futuro inevitable?

Hablar de vivir mil años puede sonar a ciencia-ficción, pero también plantea preguntas filosóficas profundas. ¿Qué haríamos con tanto tiempo? ¿Cómo cambiarían nuestras relaciones, trabajos, o la manera en que valoramos la vida? ¿Está el mundo preparado para una sociedad sin muerte?

Los optimistas creen que una vida más larga nos permitiría aprender más, amar más, construir más. Los escépticos temen el colapso de los recursos, las desigualdades aún más marcadas y una posible pérdida de sentido vital.

Mientras tanto, las declaraciones de Cordeiro continúan encendiendo debates. Entre seguidores fervientes y críticos implacables, su mensaje no pasa desapercibido.

¿Una vida de mil años?

¿Seremos la última generación mortal o la primera verdaderamente longeva?
La ciencia avanza, pero el tiempo, irónicamente, dirá si tenía razón.
¿Y tú, querrías vivir mil años? Comparte tu opinión.

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