Cataluña es un país conocido, entre otras cosas, por su gran gastronomía. Lo es por su cocina tradicional, pero también por las experiencias gastronómicas de alta gama. Figuras como Ferran Adrià o los hermanos Roca han sido esenciales para situar a Cataluña a la vanguardia del mundo gastronómico, y aún conserva el podio con el Disfrutar, situado en pleno ensanche barcelonés.

En los premios que otorga anualmente la Guía Michelin, los restaurantes catalanes han vuelto a ser grandes protagonistas. Uno de ellos ha sido la Boscana, que ha conseguido su segunda estrella, que ha llegado nueve años después de ganar la primera. Para disfrutar de la cocina del chef Joel Castanyé es necesario viajar hasta Bellvís, un pequeño pueblo situado en la comarca del Pla d’Urgell.

Se trata de un municipio ubicado en la frontera con las comarcas del Segrià y la Noguera. De hecho, históricamente, esta pequeña villa formaba parte de la Noguera, pero en 1988 terminó adhiriéndose al Pla d’Urgell. Según los últimos datos censales del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), en Bellvís viven 2.269 personas, motivo por el cual no se considera municipio rural. El grueso de la población se concentra en el núcleo urbano del pueblo, aunque cerca de doscientas personas viven en las entidades de población agregadas al municipio de Poniente.

El equipo de la Boscana y el chef Joel Castanyé celebran la segunda estrella Michelin / Anna Berga (ACN)

Bellvís, como muchas otras villas de la zona, es de tradición agrícola, generalmente de fruta dulce. De hecho, el uso de estos productos locales ha sido una de las claves por las que la Boscana ha recibido la ansiada segunda estrella Michelin: «La fruta siempre había estado relegada a los postres o como guarnición, pero no como ingrediente principal de los menús y esto nos da un rasgo diferencial con un relato muy auténtico y coherente arraigado al territorio», destaca el chef Castanyé.

Más allá de la gastronomía

Bellvís es un pueblo conocido por su gastronomía, pero también es un pueblo bonito para recorrer sus callejuelas. Uno de los principales puntos de interés es su iglesia, dedicada a la Virgen de la Asunción, que data de 1848. Al lado de la iglesia se encuentra la calle Mayor de la villa, donde se hallan algunas de las casas más antiguas del municipio. De hecho, una de ellas es cal Bufalà, cuyo señor inspira la leyenda que se recrea anualmente en los Firals de Bellvís. Es decir, en las fiestas donde se recuerda, con un tono humorístico, la invasión militar castellana sobre Cataluña, que se celebran durante el último fin de semana de julio. Durante estos días de celebración, las calles que rodean la Iglesia se llenan de pequeños puestos donde la gente vende cualquier producto artesanal. Normalmente, la gente suele disfrazarse de la época.

Comparte

Icona de pantalla completa