Se ha acabado más que una pesadilla, un quebradero profesional. Después de casi un año de instrucción, la jueza ha decidido archivar la causa contra cuatro mossos d’esquadra investigados por un delito de lesiones a un hombre que estaba agrediendo a su pareja en Cornellà. Ahora bien, la magistrada continúa el caso contra el hombre de la mujer agredida que fue detenido por los Mossos la misma noche de los hechos.
El auto notificado el pasado 25 de septiembre, de cinco páginas y al que ha tenido acceso El Món, la titular de la sección penal del Juzgado de Instrucción de Cornellà de Llobregat número 1, defiende la actuación de los policías que «utilizando la mínima fuerza imprescindible» pudieron detener al hombre «corpulento» y en estado «de agitación».
La defensa de los agentes, en manos de la abogada Sandra Melgar a través del Sindicat de Policia de Catalunya (SPC), destacan que con esta resolución la justicia ha confirmado que las «acusaciones no tenían fundamento y que los agentes actuaron correctamente». De hecho, el sindicato resalta que los agentes han vivido una situación «injusta» con una acusación que, a criterio de la resolución, no tenía ni pies ni cabeza.

Cuatro agentes para reducirlo
Según se desprende del auto, eran las diez de la noche del 30 de noviembre de 2024, cuando los Mossos d’Esquadra recibieron una llamada de una mujer asustada por la conducta agresiva de su pareja que iba «muy borracho». Dos agentes se personaron en el escenario de los hechos, en la plaza del Sol de Cornellà. Al constatar la envergadura del agresor y su actitud agresiva pidieron refuerzos. Inmediatamente, al lugar de los hechos llegaron dos policías más. Pero solo al bajar del coche patrulla, el agresor se abalanzó sobre uno de los agentes recién llegados con el puño cerrado para pegarle.
El agente pudo esquivar el golpe y sus compañeros comenzaron a reducirlo para detenerlo a pesar de la «resistencia activa y reiterada» de Juan, que acabaría detenido no sin lesionar a dos de los agentes. La policía pidió una ambulancia para atender al arrestado aunque este se negó a ser atendido. La resolución subraya que Juan había tomado medicación para la ansiedad que había mezclado con el alcohol, lo que lo hacía ir muy alterado.

Sin lógica
Estas condiciones y su corpulencia obligaron a los policías a activar un protocolo seguro de detención. Aunque la mujer se acogió a la dispensa de no declarar contra su pareja por razón de parentesco sí que aclaró a la jueza que «en ningún caso los agentes agredieron a su marido». Además, el informe forense del detenido destaca que sufrió «lesiones de escasa entidad que nunca podrían ser objeto de un delito de lesiones». «No tiene ninguna lógica pensar que si Juan hubiera mostrado una actitud colaborativa y no agresiva, fuera necesaria tanta presencia de agentes, dado que los primeros agentes que llegaron, requirieron la presencia de más compañeros para poder controlar la situación», sentencia la instructora.
«Se debe entender», concluye la instructora, que con las diligencias practicadas los «agentes utilizaron la fuerza mínima imprescindible para reducir a Juan teniendo presente el estado de agitación que presentaba y la negativa constante a acatar las órdenes y directrices que le daban los policías, así como sus características físicas, que era muy corpulento, y por eso fue necesaria la intervención de cuatro agentes, precisamente, para garantizar la seguridad del detenido en la maniobra de detención, y hacerlo de la manera más sencilla».