La independentismo de base se encuentra en la necesidad de tejer complicidades para aprovechar la oportunidad de la crisis que abierta en el régimen del 78 a raíz de los acuerdos del PSOE con ERC y Junts per Catalunya para la investidura de Pedro Sánchez. De hecho, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural, la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), el Consejo por la República, La Intersindical y otras entidades independentistas exhibieron unidad en septiembre cuando subscribieron en septiembre el Pacto Nacional por el Movimiento Civil por la Independencia, que los tiene que permitir intercambiar y organizar acciones y movilizaciones, pero desde entonces solo se ha organizado la manifestación unitaria de la Diada y la del sexto aniversario del referéndum del 1-O.

Esta semana, una de las múltiples ramas del independentismo de la sociedad civil, los impulsores de la segunda Conferencia Nacional para el Estado Propio –el colectivo Movimiento por la Independencia, de fundadores del ANC que discrepan de la actual línea estratégica de la entidad– han hecho en Sant Feliu de Guíxols un acto que hacía meses que preparaban, en el cual ha participado el expresidente de la Generalitat Artur Mas. Por todo ello, se abre una nueva fase en que el independentismo de base, y no solo los partidos, también explora si se tiene que repensar para encontrar un común denominador que los permita avanzar en el logro de su objetivo.

El expresidente de la Generalitat, Artur Mas es contundente al afirmar que el independentismo tiene deberes «a corto plazo» y lo primero que hace falta es rehacer las condiciones para que el movimiento «vuelva a ser creíble». Esto, que es una tarea interna de Cataluña, «no se está haciendo» y, en este sentido, avisa que «hasta que no se llegue a este punto no hay nada más a habla» porque el movimiento «no tendrá la fuerza que demostró en los momentos álgidos de los últimos años». Así mismo, recuerda que no hace tanto tiempo el independentismo fue capaz de avanzar desde polos ideológicos «opuestos»: «Tuvieron capacidad de fijar un rumbo y de andar juntos sin hacerse zancadillas y sin darse empujones», argumenta.

La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, admite que «la fractura del régimen del 78 es una oportunidad» y defiende que el pacto subscrito en septiembre por «entidades de todo tipo y manera» se hizo «con la idea de empezar a tejer con el punto común de la independencia». «Cada una de las entidades tiene sus posiciones sobre temas concretos, pero, respetando las hojas de ruta de cada entidad, hay la voluntad de buscar este punto común que es la finalidad de hacer efectiva la independencia», subraya Feliu.

Pere Pugès, uno de los fundadores de la ANC y de los impulsores de la segunda Conferencia Nacional por el Estado Propio, admite: «Es evidente que si no recuperemos la fuerza suficiente y el proyecto no nos saldremos». Después del acto de Sant Feliu de esta semana, apunta que el primero que hay que hacer desde el independentismo de base es saber «qué queremos y el que podemos hacer cada cual».

Simpatizantes del ANC se manifiestan en Barcelona para presionar los partidos independentistas / ACN

Pugès considera que la ANC «ha perdido el papel transversal y aglutinador» y reconoce que la división entre las entidades es porque «cada cual tiene su proyecto y son proyectos con visiones y ritmos diferentes». Además, critica que la entidad de Dolors Feliu invitara el resto de entidades al Pacto Nacional por el Movimiento Civil por la Independencia cuando «ya lo tenía estructurado». «Esto es no leer bien las cosas, porque no le puedes decir a Òmnium ‘yo marco las reglas del juego y tú tienes que jugar al que yo decido'», reflexiona.

Artur Mas subraya que las zancadillas y los empujones también existen entre las entidades independentistas y lamenta la «desconfianza, el revanchismo y la envidia» existente, puesto que «todo esto no lleva en ninguna parte». «Solo sirve para pasar los días, pero no para construir nada sólido». «Si los mismos rifirrafes entre los partidos también están en el mundo asociativo, e incluso alguna vez dentro de una misma entidad, hace perder legitimidad», sentencia.

Encontrarse en el objetivo compartido y repartir responsabilidades

Por todo esto, Pugès admite que el independentismo de base ha llegado a la conclusión que por la vía de sentarse y hablar «no nos saldremos». Un aspecto que también comparte Feliu, porque opina que «hablar de unidad sin habla de cuál es la unidad nos puede llevar a confusiones». «Cada cual tiene que hacer su papel para lograr la independencia y encontrarnos en un punto, que a veces no es fácil. Tenemos que ver cuál es el objetivo de todas nuestras políticas y aquí encontrarnos», subraya la presidenta de la ANC.

El miembro del Movimiento por la Independencia propone en este sentido crear una «hoja de ruta» que se trabaje por proyectos y se «repartan responsabilidades» entre los «liderazgos naturales» que surjan de las diferentes entidades independentistas. En cambio, la presidenta de la Asamblea cree que la unidad será una realidad «en el momento que todo el mundo se ponga a hacer la independencia efectiva». Así mismo, justifica que el ANC defienda «tan firmemente» la vía unilateral: «Si no lo hiciéramos, habría una voz menos discordante, pero tampoco tendríamos la independencia». Pero para Artur Mas, la vía de reactivar la DUI «sin más» es un error porque es como decir que «te quieres tirar por el precipicio y sabes que hay rocas».

A pesar de las diferentes posturas que muestran las entidades independentistas, el expresidente cree que se tiene que volver al camino transitado en el pasado y crear una tabla de partidos y entidades para trabajar una hoja de ruta con un mínimo común denominador que permita el independentismo poder avanzar en su objetivo. «Es posible que haya unidad de acción, es posible que haya una hoja de ruta compartida entre partidos y principales entidades soberanistas, es posible el entendimiento entre entidades soberanistas como se demostró», asegura. «Haber caído en este pozo actual no quiere decir que no podamos salir. Se puede salir», concluye.

Barcelona reclama la independencia en el segundo cumpleaños del 1-O
Barcelona reclama la independencia en el segundo cumpleaños del 1-O

Enmendar errores y aprovechar los aciertos

La líder de la ANC admite que la gestión del post Primero de Octubre ha afectado «el país entero tanto para bien como para mal», porque desde la entidad independentista están convencidos que la independencia estuvo «muy cerca» y esto, según ella, ha reforzado «la idea de esta gran fuerza que se mostró por primera vez». «Hasta entonces –dice– nadie tenía idea de la cantidad de gente que estaban dispuestos a dar el sí a la independencia y a salir a la calle para defenderla». 

Pere Pugès insiste que «la unidad es indispensable para hacer la independencia» en el sentido que «tenemos que tener mucha fuerza social y política, y que ambas sigan el mismo hilo conductor», que es lograr la independencia. En este sentido, señala que los partidos no se pueden poner en el mismo nivel que el independentismo de base, puesto que «tienen muchas más limitaciones». Pone énfasis en el hecho que durante el Proceso se ha hecho mucho trabajo desde las instituciones y pone el ejemplo del Consejo Asesor para la Transición Nacional, que hizo el libro blanco, o la Ley de Transitoriedad que elaboró el Parlamento. «Enmendamos los errores, pero aprovechamos los aciertos», pide.

Artur Mas también es partidario de esta unidad del independentismo y de «hacer el camino juntos» sin que esto obligue todo el mundo a ir «por la misma acera». El que quiere decir el expresidente de la Generalitat es que los diferentes actores independentistas tienen que remar todos en la «misma dirección», pero respetando la «acera, las ideas, las obsesiones y las voluntades» de cada cual. «Esto es comprensible y puede ser positivo», destaca, y manifiesta que la unidad del independentismo de base ayudaría a ganar «legitimidad y autoridad moral» de un movimiento que desde la vertiente social y política en horas bajas. «El que permitía avanzar y aglutinar gente y el que permitía ir poco o mucho del bracet era esta capacidad de entenderse entre gente muy diferente y empatizar con el otro».

Pancartas a favor de la amnistía y la independencia a la manifestación de la Fiesta 2023 / Jordi Play

La desorientación de las fuerzas independentistas y el voto de la gente

Dolors Feliu critica que hay una «gran desorientación» de Esquerra y Junts per Catalunya, que ahora encaran el reto de hacer la independencia desde la negociación con el PSOE, una vía que, según dice, «genera desconcierto y frustración» y estas «prendas» son las que hacen «crecer de la abstención». Por eso, cree que todo sería «más fácil» si los partidos independentistas fueran capaces de articular un «proyecto claro», que establezca unos objetivos concretos. La tesis de Pugès es que hay que fijarse en los años del Proceso cuando los partidos «no salían del guion» porque dependían del voto de la gente: «Si nosotros volamos la independencia, los partidos tienen que querer la independencia». Aun así, cree que Esquerra, pero sobre todo Junts per Catalunya, tienen la posibilidad de «debilitar las estructuras del régimen del 78». Esto, dice, ha permitido que en este campo se haya «avanzado muy de golpe», pero recuerda que «hay muchas cosas que dependen de la sociedad civil y del Consejo de la República».

Artur Mas, por su parte, cree que Junts y Esquerra tienen que aprovechar el cisma que se ha abierto en el Estado español a raíz de la investidura de Sánchez y la amnistía que han pactado para permitirla. «Si ahora no aprovechamos esta circunstancia no la volveremos a tener», avisa, y lo equipara al hecho que te toque la lotería. A pesar de que opina que los partidos lo podrán aprovechar por separado, cree que la pregunta clave en este escenario es: «Se podría sacar más provecho si esta conjunción de fuerzas volviera a existir?». Él tiene muy clara la respuesta porque «no es el mismo para el PSOE tener dos interlocutores con siete diputados que tener un solo frente negociador donde todos van a la par».

Pugès apunta que la negociación de los partidos, en concreto en los términos que lo ha planteado de Junts, «ha ido al fondo del problema» porque pose de manifiesto «donde existe el conflicto nacional entre Cataluña y el Estado español». «El sol hecho que el PSOE acepte sentar a la mesa con alguien que dice que se tiene que negociar la autodeterminación es un cambio de posición que nos va muy bien como discurso internacional», sostiene, y subraya que «este es el gran activo» del acuerdo de Junts porque ha conseguido situar el independentismo «en el marco internacional en un relato mucho más favorable».

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