Los equilibrios de la Moncloa con la nueva financiación singular de Cataluña amenazan el futuro de los presupuestos catalanes y españoles, que penden de un hilo mientras ERC considere que no hay “avances” reales en las negociaciones. En las últimas semanas, los republicanos han advertido que no se sentarán a hablar de nada hasta que se cumplan los acuerdos anteriores, pero el problema es que el gobierno español no tiene nada que ofrecer, ni siquiera buenas palabras. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, lo ha vuelto a demostrar este lunes por la mañana cuando ha asegurado que “ninguna comunidad perderá recursos” con el nuevo modelo de financiación singular de Cataluña, aunque no ha explicado cómo se reequilibrarán los ingresos y los gastos si cambia el sistema de reparto. “Tengan la seguridad de que cuando lo presentemos verán que el modelo cumple los compromisos, se basa en la solidaridad y respeta la vocación de más autogobierno de los territorios”.

En una atención a los medios en el foro World in Progress en Barcelona, Montero ha hecho uso de los malabarismos dialécticos habituales para intentar contentar a todos y ha dicho que el gobierno español trabaja “mucho para cumplir con las diferentes premisas” que hay sobre la mesa. La ministra ha evitado hablar expresamente del pacto PSC-ERC y ha puesto más énfasis en el acuerdo con el Gobierno de Salvador Illa, que también fue un ejercicio de funambulismo político. “Uno es el que se firmó en la reunión con la Generalitat de Cataluña, pero igualmente está el compromiso del presidente para que ninguna comunidad autónoma pierda recursos y, por otro lado, se garantizará la solidaridad en todo el territorio”. Ninguna mención a la cesión de impuestos a la Generalitat o del principio de ordinalidad que reclama ERC.

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, habla con el portavoz de ERC, Gabriel Rufián / Europa Press

Los presupuestos, en pañales

A pesar de las advertencias de ERC —y también de Junts, aunque la suya era más previsible—, la ministra de Hacienda confía en que al menos podrán iniciar conversaciones con los grupos parlamentarios para intentar aprobar presupuestos, ya que España aún funciona con los del año 2023, que se aprobaron a finales de 2022, cuando Pablo Iglesias aún era vicepresidente. Montero ha explicado que los diferentes ministerios trabajan en los “últimos flecos” de la propuesta interna de cada departamento para el proyecto de presupuestos y que ya han hecho las “primeras aproximaciones” con los grupos, aunque ha asumido que la tramitación será muy larga. 

El primer paso, que el año pasado ya fue un calvario para el gobierno español, es presentar el techo de gasto —el límite de gasto que pueden hacer las administraciones— al Consejo de Política Fiscal y Financiera, que espera hacer “muy pronto”. Después debe ir al Congreso, donde Junts lo hizo descarrilar, ya que sin un techo de gasto es muy difícil presentar unas cuentas nuevas y pocas veces se ha dado el paso porque se considera un trámite imprescindible. Si el gobierno español logra que pase el trámite de la cámara baja, entonces presentará el proyecto de presupuestos para 2026, una meta que se presenta complicada porque a las reticencias de ERC —en Calabria están muy enfadados con la actitud de Montero— y Junts se le debe sumar la oposición frontal de Podemos, que intentará condicionar las negociaciones para desmarcarse de Sumar en preparación de unas posibles elecciones anticipadas el año próximo.

Respecto a la postura de Junts, Montero ha explicado que confía en que se sentarán a negociar e intentar llegar a un acuerdo. “Ya conocen nuestra relación con Junts. A veces está más fluida y hay otras veces que necesita más diálogo y estamos en el más diálogo”, ha dicho. En cuanto a la amenaza del PP de llevar al gobierno español al Tribunal Constitucional (TC) si no presenta un proyecto de presupuestos, la ministra de Hacienda ha dicho que “en absoluto” está preocupada.

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