Vicky Luengo está triunfando con la obra de teatro
Cuando leyó el guion por primera vez, dice que empezó a llorar. Le daba miedo porque no sabía si se atrevería a hacer el monólogo y si le saldría bien, pero sabía quería hacerlo: «Me ha hecho aprender como actriz y también como persona porque me ha cambiado la visión sobre el consentimiento y el feminismo». No todo es de color rosa, sin embargo, ya que confiesa que no disfruta encima del escenario cuando está trabajando: «Yo vivo todo esto como un tipo de sacrificio«.
¿A qué se refiere? Vicky deja claro que solo siente felicidad cinco minutos después de la función: «Después, vuelvo a pensar que al día siguiente lo tengo que volver a hacer y no me siento especialmente cómoda. Encima del escenario no me siento segura, aunque me encante y no pueda vivir sin este trabajo. Soy muy perfeccionista y autoexigente, creo que podría disfrutarlo más si lo fuera menos. La cosa es que no sé cómo me saldrá cada día y esto me asusta porque no lo controlo».
Por ejemplo, ha explicado que esta misma semana estaba haciendo la función y mientras tanto pensaba que quizás se desmayaba porque hacía mucho calor: «Tengo una mente muy pesada, soy muy hipocondríaca y fatalista. Estoy todo el rato pensando qué me pasará».

Vicky Luengo explica por qué ha querido cambiarse de nombre
Se habló mucho de ella hace unas semanas porque emitió un comunicado en el que pedía que, a partir de aquel momento, en el trabajo se refirieran a ella como Victoria y no Vicky. Ahora, ha explicado algo más por qué ha hecho este cambio: «Elegí decirme Vicky porque cuando hice mi función de teatro con 14 años, Victoria me parecía un nombre demasiado grande y de señora. Le tengo mucho cariño a este nombre porque me identifico con él, pero es verdad que creo que simbólicamente me parece extraño el hecho de quedarme con el diminutivo que usaba cuando creía que mi nombre me quedaba grande».
Ahora acaba de rodar un pequeño papel en una película de Pedro Almodóvar, un sueño hecho realidad.

Sobre su vida personal, Vicky Luengo ha reconocido que las cosas que más le han cambiado la vida han estado las rupturas sentimentales y la muerte de su padre. «No he tenido muchas relaciones serias, pero he tenido suerte que todos ellos han sido muy buenas personas. Ahora bien, también he estado en lugares tóxicos».